Yo estuve en ... la marcha por el clima con Greta Thunberg

El 20 de septiembre, adolescentes de todo el mundo se unieron desde 4.500 ciudades para exigirles a los líderes mundiales reducir las emisiones de carbono y frenar la emergencia climática que amenaza el futuro de esta generación.

Maria Paula Rubiano
29 de diciembre de 2019 - 02:00 p. m.
Greta Thunberg, activista ambiental durante la marcha mundial del 20 de septiembre.  / AFP
Greta Thunberg, activista ambiental durante la marcha mundial del 20 de septiembre. / AFP

Cuatro días antes de las marchas globales por el clima, el metro de la ciudad de Nueva York se había convertido en escenario de esta lucha. Los vagones, usualmente repletos de trabajadores, padres y niños, millennials y hipsters, de repente empezaron a llenarse de adolescentes con pancartas en vivos colores bajo el brazo. Los jóvenes invitaban a los pasajeros a acompañarlos en la protesta juvenil por el clima más importante del año, y tal vez de la década.

“Realmente sentimos que en esta manifestación las generaciones más viejas del activismo ambiental nos están pasando la antorcha de esta lucha”, me dijo por esos días Katie Eder, una adolescente de 19 años que forma parte del movimiento Fridays for Future, en Estados Unidos. Los jóvenes sabían que el respaldo en las calles era clave para legitimar sus reclamos.

El viernes 20 de septiembre, adolescentes de todo el mundo –pero principalmente de Europa y Estados Unidos– se unieron desde 4.500 ciudades y pueblos para exigirles a los líderes mundiales reducir las emisiones de carbono y frenar la emergencia climática que amenaza el futuro de esta generación.

Al frente de la Alcaldía de Nueva York, los jóvenes empezaron a llegar a eso de las 10 de la mañana. Aunque nadie la mencionaba, se sentía en el aire que todos estaban esperando a Greta Thunberg, la adolescente de 16 años que empezó una solitaria protesta en su natal Suecia, que encabezó el río de gente que se metió por las calles de Manhattan exigiendo ser escuchada.

“No quiero tu esperanza, quiero que entres en pánico, quiero que sientas que el mundo está en llamas, porque realmente lo está”, “No quemes mi futuro”, “No hay un planeta B”, entre otras pancartas, revelaban la ansiedad y rabia de toda una generación. Horas más tarde, al sur de la isla, Greta Thunberg recogería esa rabia y la convertiría en palabras frente a los 60.000 marchantes.

“Hoy no fuimos a la escuela”, dijo Thunberg sobre la tarima que compartió con jóvenes líderes de todo el mundo, y a los cuales agradeció y enalteció. “No somos un montón de gente joven faltando a clase. Somos una ola de cambio. Unidos, somos imparables. Estaremos a la altura de este reto, haremos que los responsables de esta crisis nos rindan cuentas y haremos que los líderes actúen. Podemos, y lo haremos (...) Y si perteneces a ese pequeño grupo que se siente amenazado por nosotros, te tenemos muy malas noticias: este es solo el comienzo”. Sus palabras levantaron ovaciones y gritos que se alargaron hasta las seis de la tarde.

Gracias al respaldo masivo que tuvieron las marchas por el clima, el nombre de Greta Thunberg se coló en todos los noticieros y las conversaciones. En tan solo un año, la adolescente pasó de protestar sola frente al Parlamento sueco a encabezar un naciente pero poderoso movimiento ambiental que convocó a millones. Su hazaña la convirtió en la persona más influyente del año según la revista Time. Ese día de verano, caminando con un vestido rosa y el pelo recogido en una trenza baja, Greta Thunberg alcanzó proporciones de mito..

Por Maria Paula Rubiano

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