Colombia atraviesa un momento histórico en materia de movilidad eléctrica. De acuerdo con la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (ANDEMOS), entre enero y agosto de 2025 se matricularon 13.129 vehículos eléctricos e híbridos enchufables, frente a 4.958 unidades en el mismo periodo de 2024, lo que representa un crecimiento del 164,8 %.
Este avance confirma la aceleración del mercado, pero también abre una pregunta clave: ¿está el país preparado para responder a la demanda proyectada en 2026?
Según el portal especializado Mobility Portal, en Colombia existe aproximadamente un cargador público por cada 33 vehículos eléctricos. Por su parte, el Ministerio de Minas y Energía ha identificado escenarios técnicos en los que el indicador llega a 19 vehículos por cargador de acceso público, dependiendo de la metodología de conteo.
En opinión de Vicente Lanza, CEO y cofundador de Ergenia, existen barreras que dificultan el inicio de una masificación real de la movilidad eléctrica, entre ellas los altos costos de instalación, la falta de interoperabilidad entre redes de carga, la concentración de infraestructura en grandes ciudades como Bogotá y Medellín, y la ausencia de corredores interurbanos que faciliten los trayectos de larga distancia.
Para el directivo, la expansión de la movilidad eléctrica no debe limitarse a las capitales: “tenemos que pensar en corredores interurbanos y en regiones intermedias donde también hay necesidades de transporte”, enfatiza.
Lanza sostiene que la clave está en la colaboración público-privada, a través de alianzas que impulsen la infraestructura en terminales, corredores logísticos y centros empresariales. También propone modelos de negocio flexibles, donde aliados privados -como parqueaderos o centros comerciales- se conviertan en hubs de carga sin asumir los costos iniciales, además de incentivos que fomenten estaciones en zonas menos rentables.
“La movilidad eléctrica no puede depender solo del entusiasmo de los usuarios. Colombia necesita un ecosistema integral que combine infraestructura inteligente, incentivos y colaboración multisectorial. 2026 puede ser el año en que pasemos de la adopción inicial a la masificación de los vehículos eléctricos”, afirma.
Finalmente, Lanza subraya que el precio también continúa siendo una de las mayores barreras, tanto por el costo del vehículo como por el valor de la carga. En su opinión, es necesario ampliar los incentivos fiscales y financieros para reducir la inversión inicial y, al mismo tiempo, promover modelos de financiación más accesibles.
“Desde el lado de la infraestructura, nuestra apuesta es aprovechar la tecnología para ofrecer tarifas competitivas, con la ayuda de la inteligencia artificial podemos optimizar tiempos de carga, disponibilidad de equipos y eficiencia energética, lo que se traduce en menores costos para los usuarios. La masificación solo será posible si los beneficios llegan a todos los segmentos de la población”, puntualiza.
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Proyecciones de puntos de carga en Colombia y lo que implican para la transición
Las proyecciones oficiales sitúan a 2030 como un año clave para la infraestructura de recarga en las principales ciudades del país. El Ministerio de Minas y Energía estima que las seis ciudades estudiadas (Bogotá, Medellín, Cali, Pereira, Ibagué y Tunja) requerirán, como mínimo, 1.888 puntos de recarga públicos si todos los cargadores consideran una potencia de 11 kW. La mayor parte se concentraría en Bogotá, con 56,94% del total, seguida por Medellín con 20,50% y Cali con 16,26%. El resto se distribuiría entre Pereira, Ibagué y Tunja.
Los datos también muestran una dinámica de despliegue. Entre 2019 y 2023 la entrada anual de cargadores públicos fue baja, pero el 2023 marcó un ritmo de incorporación de entre 200 y 300 nuevos puntos públicos cada año para atender el crecimiento del parque eléctrico.
En el ámbito privado la cifra proyectada es mucho mayor. Para 2030 se calcula que habrá cerca de 441.797 puntos de recarga privados en las ciudades analizadas. El Ministerio señala que esta estimación parte del supuesto de que el 90% de los vehículos eléctricos livianos realizarán sus recargas en sistemas privados, principalmente en hogares y empresas.
Mirando más lejos, el Ministerio plantea un escenario de transición energética para 2050 donde la electricidad abarcaría 42 % del consumo en el sector transporte. El resto de la matriz incluiría 15 % jet fuel, 11 % diésel, 12 % gasolina, 10 % gas natural vehicular, 5% biocombustibles, 3 % SAF, y alrededor de 1 % cada uno para hidrógeno y GLP.
¿Cómo impulsar su adopción?
De acuerdo con Ergenia, startup colombiana especializada en infraestructura de carga inteligente para vehículos eléctricos, la aceleración de la movilidad eléctrica en el país depende de cuatro frentes estratégicos:
- Fortalecer las alianzas público-privadas, con el fin de desplegar estaciones en puntos clave como corredores logísticos, terminales y centros empresariales.
- Ampliar los incentivos regulatorios y financieros que estimulen la inversión en infraestructura y reduzcan los costos asociados a la adopción.
- Incorporar tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, para anticipar la demanda de carga, optimizar el consumo energético y ofrecer experiencias personalizadas a los usuarios.
- Fomentar nuevos modelos de negocio, donde aliados empresariales -parqueaderos, centros comerciales o bodegas- se conviertan en hubs de electromovilidad sin asumir los costos iniciales.
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