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Con el uso constante, las piezas de cualquier vehículo sufren un desgaste natural, generando señales claras que indican la necesidad de mantenimiento. Ante comportamientos inusuales en el funcionamiento del carro, la revisión no debe limitarse a frenos, nivel de aceite o estado de los neumáticos. Un aspecto importante que muchas veces se pasa por alto es la sincronización, procedimiento que influye directamente en el rendimiento, la eficiencia y la conservación del motor.
De acuerdo con Carlos Badillo, asesor experto de Renault, la sincronización permite coordinar de forma precisa el funcionamiento de los sistemas de encendido, distribución y suministro de energía, junto con la interacción entre el computador y el motor. “Gracias a esta operación, es posible optimizar el consumo de combustible y reducir la emisión de gases contaminantes”, destaca.
Es importante entender que la sincronización no está diseñada para corregir fallas ya existentes, sino que forma parte del mantenimiento preventivo. Su objetivo principal es garantizar que todos los componentes trabajen de manera armónica para obtener el máximo desempeño del motor.
Badillo recuerda que el concepto de sincronización surgió en los vehículos más antiguos, donde era necesario realizar ajustes periódicos como el reglaje de válvulas, para asegurar que se abrieran y cerraran en el momento exacto; regular la chispa en el punto muerto superior del pistón; y calibrar el carburador para lograr la mezcla adecuada de aire y combustible.
En la actualidad, muchos de estos procesos han evolucionado gracias a la tecnología. Según Badillo, existen vehículos con válvulas autorregulables y sistemas de inyección electrónica que ajustan de manera automática la mezcla aire-combustible, mientras que la chispa se controla electrónicamente por el computador del vehículo. Aunque ya no es necesario realizar estos ajustes con la misma frecuencia que en el pasado, el experto enfatiza que sigue siendo recomendable revisarlos de forma periódica.
Para los carros modernos, Badillo detalla que la sincronización se apoya en herramientas como el escáner automotriz, indispensable para verificar que los reglajes estén correctos. También se utilizan medidores de gases similares a los de la revisión tecnomecánica, con los que se evalúa la eficiencia de la combustión del motor. Dentro de este procedimiento, agrega, se revisan componentes como bujías, filtro de aire y, en los modelos que lo requieran, el ajuste manual de las válvulas.
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¿Cuándo y cómo saber si un carro necesita una sincronización?
La frecuencia con la que debe efectuarse la sincronización no es uniforme para todos los vehículos. Según el especialista de Renault, el intervalo recomendado depende principalmente de las especificaciones de cada fabricante, indicadas en el manual del vehículo. No obstante, estos tiempos pueden variar debido a diferentes factores externos.
Entre los elementos que influyen en la necesidad de adelantar o espaciar el procedimiento se encuentran la calidad del combustible, el uso de repuestos originales o genéricos —como el filtro de aire— y el nivel de exigencia al que se somete el motor. Un manejo más agresivo o en condiciones severas puede acortar los plazos, mientras que una conducción moderada y un mantenimiento con piezas de calidad pueden prolongarlos.
De manera general, muchos manuales recomiendan realizar la sincronización aproximadamente cada 30.000 kilómetros. Sin embargo, Badillo enfatiza que más allá de la cifra, es importante prestar atención a las señales que el motor puede emitir y síntomas claros que pueden indicar que un carro requiere una sincronización. Entre estas se destacan:
Aumento en el consumo de combustible: si el carro comienza a gastar más gasolina de lo habitual, puede ser una señal de que el motor no está trabajando con la mezcla aire–combustible adecuada.
Pérdida de potencia: se percibe especialmente al acelerar para realizar un sobrepaso o al enfrentar pendientes, cuando el vehículo no responde con la fuerza esperada.
Ruidos o cascabeleos en el motor:
- Golpeteos producidos por el pistón al rozar las paredes del cilindro, lo que indica una combustión deficiente.
- Sonidos provenientes de las válvulas, que pueden requerir ajuste como parte del proceso de sincronización.
Problemas en el sistema de suministro de combustible: obstrucciones en los ductos, filtros de combustible tapados, fallas en la bomba o acumulación de suciedad en el tanque pueden afectar el rendimiento del motor y generar la necesidad de una revisión completa.
Beneficios de realizar la sincronización a tiempo
Para Badillo, la sincronización es un procedimiento primordial que todo conductor debería conocer y programar de forma oportuna. Realizarla dentro de los plazos recomendados no solo optimiza el rendimiento del motor, sino que, como ocurre con cualquier mantenimiento preventivo, ayuda a evitar daños mayores que implicarían costos más altos, mayor tiempo del vehículo en el taller y, en consecuencia, mayores inconvenientes para el usuario.
El especialista resalta que cumplir con todos los mantenimientos (incluida la sincronización) en el momento adecuado es la mejor estrategia para prevenir reparaciones costosas a futuro. Entre los beneficios adicionales de este procedimiento se encuentran el ahorro de combustible, la prolongación de la vida útil del motor y la tranquilidad de contar con un vehículo que opera en condiciones óptimas.
En palabras de Badillo, una sincronización bien realizada no es solo una cuestión técnica, sino también una inversión en la confiabilidad y eficiencia del carro, lo que redunda en seguridad y en una experiencia de conducción más satisfactoria.
Posibles riesgos de no realizar la sincronización cuando es necesaria
Más allá de los beneficios, la otra cara es que no hacer la sincronización a tiempo puede poner en riesgo el vehículo. El experto señala que, uno de los problemas más frecuentes aparece cuando las válvulas no se calibran oportunamente. “Esto provoca un funcionamiento irregular que, con el tiempo, puede hacer que se deformen o doblen. Cuando esto sucede, el motor pierde su capacidad de encender y es necesario desarmarlo para realizar una reparación completa”, advierte.
Un riesgo aún más grave se presenta cuando la parte superior del motor —el árbol de levas, encargado de abrir y cerrar las válvulas— pierde la sincronización con la parte inferior —el cigüeñal, que controla el movimiento de los pistones—. Si ambas piezas dejan de coordinarse, es posible que un pistón ascienda mientras las válvulas aún están abiertas. “Este choque interno no solo daña las válvulas, sino que también puede afectar pistones, bielas y, en casos extremos, el propio cigüeñal debido a la fuerza generada por el motor”, agrega.
Badillo advierte que estos daños no solo implican reparaciones costosas y prolongadas, sino que, en algunos casos, pueden llevar a la sustitución completa del motor, afectando gravemente su funcionamiento y reduciendo su valor de forma considerable.
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