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La política monetaria del Banco de la República tiene como objetivo reducir la inflación al 3 % anual. Como parte de esta estrategia, la tasa de intervención se ha mantenido en niveles altos, lo que ha incrementado el costo del crédito y reducido el acceso al financiamiento en sectores que dependen de este mecanismo, como el automotor.
Desde Aconauto, la Asociación Nacional de Concesionarios de Automotores, se ha manifestado preocupación por el impacto de esta situación en la industria. Según Pedro Nel Quijano, presidente ejecutivo de la organización, mantener la DTF en 9,5 %, más del doble de la inflación registrada en 4,5 %, ha restringido la financiación de vehículos, afectando directamente las ventas y el desempeño del sector.
El efecto más significativo de estas condiciones se traduce en la dificultad para adquirir o renovar vehículos, lo que limita el acceso al mercado y reduce las matrículas de nuevos automotores. “Este fenómeno podría representar al menos una quinta parte de las matrículas perdidas”, señala Quijano, quien también advierte que el problema se ve agravado por factores adicionales, como la devaluación del peso colombiano desde 2015 y el estancamiento del ingreso de los hogares. Como resultado, el índice de motorización en Colombia es uno de los más bajos de la región, solo por encima de Venezuela.
Según Aconauto, las proyecciones para 2025 plantean un escenario desafiante si las tasas de interés se mantienen en sus niveles actuales. “Colombia tiene el potencial de matricular 500 mil vehículos al año, siempre que las condiciones del mercado lo permitan. Sin embargo, este año no alcanzaremos ni la mitad de esa cifra, lo que pone en riesgo 250 mil empleos en la cadena automotriz”, advierte Quijano.
La desaceleración en la venta de vehículos nuevos, donde el 70 % de las unidades se adquiere a crédito, se convierte en un obstáculo para la estabilidad del sector.
Ante esta situación, las entidades financieras han implementado estrategias para flexibilizar las condiciones de los créditos vehiculares, como reducir la cuota inicial o fraccionarla en varios pagos, ofrecer cuotas mensuales bajas con un pago final elevado, y fomentar esquemas como el leasing y el renting.
No obstante, Aconauto considera que estas medidas han sido insuficientes para mitigar el impacto de las altas tasas de interés, lo que ha frenado la inversión y reducido el dinamismo del sector.
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Propuesta de Aconauto
Aconauto destaca la gestión monetaria del Banco de la República y su compromiso con la estabilidad de la moneda. Sin embargo, para mitigar los efectos adversos en la economía, plantea las siguientes recomendaciones:
- Mantener el objetivo de inflación del 3 % para 2025, pero con una reducción progresiva de un punto porcentual mensual, de modo que la meta se alcance en un plazo de 6 a 7 meses. Paralelamente, se sugiere que la banca comercial adopte medidas en la misma dirección.
- Durante los 18 meses restantes del actual gobierno, impulsar la inversión social en infraestructura, un sector clave para dinamizar la economía y el empleo.
- Fortalecer la confianza de empresarios y consumidores a través de proyectos y estrategias que fomenten la inversión privada y el gasto de los hogares.
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Para reactivar el mercado automotor en el corto y mediano plazo, es fundamental la implementación de estrategias coordinadas entre el sector público y privado. Según Quijano, se requiere un acuerdo nacional que permita destrabar los factores que afectan la compra de vehículos. Entre las medidas propuestas se encuentran:
- Reducción de impuestos: El Gobierno Nacional podría disminuir los aranceles, el IVA y eliminar el Impoconsumo. “A cambio, el incremento en las ventas generaría un mayor recaudo tributario y, como beneficio adicional, se reducirían las emisiones contaminantes y mejoraría la calidad del aire”, sostiene Quijano.
- Intervención del Banco de la República: La reducción de la DTF y del encaje bancario facilitaría el acceso al crédito, permitiendo que más consumidores puedan financiar la compra de un vehículo.
- Impulso a la movilidad eléctrica: Desde el Ministerio de Minas y Energía, se debería fortalecer la normativa para fomentar la inversión en redes de carga pública, incentivando así la adopción de tecnologías más limpias.
- Renovación del parque automotor: El Ministerio de Transporte podría desarrollar políticas que hagan más atractiva la reposición de vehículos obsoletos, contribuyendo a la modernización del sector.
- Flexibilización del crédito: La banca comercial podría ofrecer tasas preferenciales para la adquisición de vehículos híbridos y eléctricos, facilitando el acceso a alternativas más sostenibles.
- Ajuste en la estructura de precios: Las marcas de carros presentes en el país podrían optar por reducir los márgenes de ganancia, priorizando el volumen de ventas como estrategia de recuperación.
El encarecimiento del crédito no solo afecta la comercialización de vehículos, sino que también tiene consecuencias para otros actores del sector. Según Quijano, la reducción en las ventas impacta directamente los ingresos de los asesores comerciales en las salas de exhibición, quienes han visto una drástica disminución en sus comisiones en comparación con 2021. “Muchos se han visto obligados a buscar otras alternativas para el sustento de sus familias”, señala.
Además, el estancamiento del mercado de vehículos nuevos repercute en los talleres y en el sector de repuestos. “Los operarios de servicio técnico y los funcionarios de áreas de repuestos enfrentan la amenaza del despido, mientras que el mercado de vehículos usados, especialmente aquellos fuera de garantía, migra hacia redes de servicio secundarias”, concluye Quijano.
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