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Para muchos conductores, quedarse sin gasolina puede parecer solo un inconveniente menor, pero las consecuencias van más allá de una simple detención en la vía. Además de interrumpir el funcionamiento del carro, este problema puede comprometer la seguridad vial y afectar componentes importantes del sistema de combustión.
El correcto suministro de combustible es clave para el desempeño del motor de combustión interna, y para ello intervienen varios elementos esenciales: el tanque, la bomba, el filtro, las líneas de conducción, el riel de combustible y los inyectores.
El proceso comienza cuando la gasolina ingresa al tanque a través de la boca de llenado. Dentro del tanque, una bomba sumergida extrae el combustible desde una zona diseñada para estabilizar el flujo, evitando interrupciones en la succión. Junto a ella, el sensor de nivel monitorea la cantidad de gasolina y envía esta información al tablero.
Desde el tanque, el combustible pasa por un filtro que elimina impurezas antes de llegar al motor. Luego, el riel de combustible lo distribuye a los inyectores, donde se mezcla con el aire y se quema en la cámara de combustión. Algunos sistemas incluyen una línea de retorno que devuelve el exceso de gasolina al tanque para optimizar el consumo.
Cuando el combustible se acaba, el flujo se debilita y comienza a ingresar aire en el sistema, lo que puede causar fallos intermitentes en el motor. Sin embargo, el vehículo no se detiene de inmediato, sino hasta que el tanque queda completamente vacío y la combustión se interrumpe por completo.
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Los daños mecánicos de quedarse sin gasolina y cómo afecta al motor
Más allá del inconveniente de quedar varado en la vía, agotar el tanque de combustible puede ocasionar daños mecánicos en el vehículo. De acuerdo con los voceros de Primax Colombia, uno de los principales riesgos es que el sistema de inyección succione aire en lugar de gasolina, lo que provoca una mezcla inadecuada que afecta el encendido del motor, reduce el rendimiento y acelera el desgaste de componentes como los inyectores y la bomba de combustible.
Este último elemento es particularmente vulnerable, ya que está diseñado para operar sumergido en gasolina, lo que le permite mantenerse lubricado y refrigerado. Si el nivel del tanque es demasiado bajo, la bomba puede sobrecalentarse y dañarse, derivando en reparaciones costosas. Además, cuando intenta succionar combustible y, en su lugar, absorbe aire, se genera un fenómeno conocido como cavitación. “En este proceso, las burbujas de vapor colapsan dentro del sistema, generando pequeñas ondas de choque que pueden deteriorar las partes internas de la bomba y afectar su funcionamiento”, señalan los voceros de Primax.
Otro problema común es la acumulación de sedimentos en el fondo del tanque, con el paso del tiempo, pequeñas partículas y residuos se depositan en esta zona, y cuando el nivel de combustible es demasiado bajo, estos sedimentos pueden ser arrastrados hacia el sistema de alimentación.
Como resultado, los filtros pueden obstruirse, los inyectores pueden sufrir daños y la eficiencia del motor se ve comprometida. En situaciones de alta exigencia, como viajes largos, temperaturas extremas o conducción a altas revoluciones, la falta de un suministro estable de combustible agrava estas fallas, afectando el desempeño del carro.
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En los motores diésel, la situación es aún más delicada, ya que estos sistemas dependen de un flujo constante de combustible para mantener la presión adecuada en la inyección. Si el tanque se vacía, la entrada de aire en los conductos puede generar burbujas que impiden el arranque, incluso después de volver a llenar el tanque. “En muchos casos, será necesario purgar el sistema de inyección manualmente para eliminar el aire atrapado. Además, los motores diésel son más sensibles a la contaminación por impurezas, lo que significa que la presencia de sedimentos puede causar obstrucciones graves en los inyectores y en la bomba de alta presión”, destacan los voceros.
Según Primax Colombia, cuando un vehículo se queda sin combustible, el sistema de gestión electrónica del motor (ECM) puede detectar anomalías y registrar códigos de falla. En motores a gasolina, la ECU (unidad de control electrónico) puede identificar una caída en la presión del combustible y almacenar códigos como el P0087, indicando una presión insuficiente en el sistema de inyección.
“En estos casos, es recomendable revisar el manual del vehículo o la documentación técnica del fabricante, ya que algunos modelos requieren procedimientos específicos para restablecer la presión del combustible o realizar una purga del sistema”, concluyen los voceros de Primax.
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