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Ayer, en la Universidad Nacional, Andrés Escobar, gerente de la Empresa Nacional de Renovación Urbana Virgilio Barco, presentó el nuevo Centro Administrativo Nacional (CAN), una idea que durante un año fue discutida con la administración distrital, pero que, según las comunidades de los barrios La Esmeralda y Salitre El Greco, no fue consultada con la población que se verá afectada por un proyecto que reorganizará todo el aparato administrativo del gobierno nacional en la capital.
La propuesta del Gobierno, según Escobar, está sustentada en un modelo de ciudad que parte de “una mezcla de usos del suelo, que genera distancias cortas para los desplazamientos de los ciudadanos; una ciudad con altura, que libera espacios verdes y peatonales; y densificada, que atrae servicios especializados y empleo formal”. En ese sentido, el Gobierno quiere que el CAN “deje de morirse a las seis de la tarde, cuando todos los funcionarios salen de sus oficinas, o en fines de semana, cuando nadie tiene que pasar por allí. El propósito es revitalizar el sector con áreas comerciales, vivienda y espacios públicos, además de concentrar los servicios administrativos que están dispersos por toda la ciudad”.
Ese diseño incluye la conexión del Parque Distrital Simón Bolívar con la Avenida El Dorado a través del humedal Salitre El Greco, que tiene cerca de treinta hectáreas y limita al sur con la Avenida El Dorado y el centro comercial Gran Estación, al oriente con la carrera 60 y el Centro Administrativo Nacional, al norte con el Parque Simón Bolívar y al occidente con el barrio Salitre El Greco. Sin embargo, por su extensión y por las intervenciones que ha sufrido, muchas ilegales o sin planificación, aún no es considerado como humedal.
La comunidad de los barrios colindantes (La Esmeralda y Salitre El Greco) denuncia que no ha sido consultada sobre el futuro de este “cuerpo de agua”. Martha Triana, edil de la localidad de Teusaquillo, asegura que, pese a que los vecinos no se oponen a una renovación urbana en el sector, la Junta Administradora Local (JAL) nunca recibió el preproyecto del gobierno nacional, ni fue consultada sobre ninguna de las modificaciones que sufrió la idea inicial de la Empresa Nacional de Renovación, además de que, según lo que conoce, sí se afectarán de forma negativa los espacios verdes de los barrios.
Asimismo, Triana afirma que con la modernización del CAN las viviendas del sector sufrirán daños y los vecinos se tendrán que someter a expropiaciones o desplazamientos “voluntarios”. “La historia del CAN es una historia de despojo. Primero, una vez recibió en 1936 la hacienda El Salitre, la Beneficencia de Cundinamarca enajenó el propósito de los predios y los comercializó indiscriminadamente. Ese predio era de todos los bogotanos. Hoy, lo único que le hace falta al proyecto es la mirada de la gente, sus preocupaciones y propuestas”, sostuvo en el encuentro en la Universidad Nacional.
Durante más de un año las comunidades de esos barrios fueron el centro de la discusión entre el Gobierno y el Distrito. La administración de Gustavo Petro pedía que ninguna vivienda se afectara. Finalmente, a comienzos de este año, el Gobierno cedió.
Sin embargo, más allá del malestar que ha producido el tema en la comunidad, otro escollo que aún no tiene pronta respuesta es si la Universidad Nacional va a ceder tres predios que serán intervenidos y que, según el Gobierno, serán motivo de una compensación que abarca el mejoramiento de aulas e instalaciones. La comunidad educativa no está convencida de que esa sea la manera más apropiada de obtener un mejor equipamiento, ni de que esto no sea una limitante para el crecimiento físico y académico de la universidad.
@CamiloSeguraA