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Con el lema #NoMásVecinosRuidosos, algunos residentes de la ciudad reiteran su petición a la alcaldía de Bogotá de respuestas serias y estructurales, ante el ruido, el cual deteriora la salud, el descanso y la convivencia.
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Por medio de un comunicado, las comunidades denunciaron la situación. “El ruido es una forma de violencia ambiental y urbana. No es solo una molestia: afecta el sistema cardiovascular, inmunológico, neurológico y emocional de quienes lo padecen”.
Según la OMS, la recomendación es que durante el día no se superen los 55 decibeles, y 45 dB en la noche. Sin embargo, en Bogotá se toleran niveles muy superiores y sin control.
Alertan que, mientras se impulsa una ciudad 24/7 y la rumba hasta las 5:00 a.m., no se ha garantizado el cumplimiento de los horarios actuales ni se ha protegido a los ciudadanos más afectados: quienes viven cerca de bares, restaurantes, terrazas o zonas de alta circulación vehicular.
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“La falta de control policial y vigilancia ambiental ha generado un ecosistema de impunidad sonora, donde los derechos básicos quedan subordinados al entretenimiento comercial”, señalaron en el comunicado.
La normativa nacional, como el Decreto 1076 de 2015 y la Resolución 0627 de 2006, prohíbe expresamente la operación de establecimientos ruidosos en sectores residenciales y hospitalarios, exigiendo niveles de sonido estrictos. Sin embargo, según las comunidades, la alcaldía promueve decretos que los ignoran, generando zonas mixtas sin regulación efectiva.
Por lo cual, las comunidades exigen:
- Prohibir establecimientos ruidosos en zonas residenciales.
- No extender horarios a locales sin insonorización adecuada ni cumplimiento normativo.
- Responsabilidad empresarial: operar máximo hasta las 3:00 a.m. fines de semana y 1:00 a.m. entre semana.
- Control efectivo al expendio de licor en tiendas de barrio.
- Fortalecer personerías como canales de denuncia con líneas especiales para el ruido.
- Audiencia pública y participación en mesas de trabajo con la Alcaldía.
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Se espera una respuesta por parte del Distrito. El costo en salud, ausentismo laboral, desvalorización inmobiliaria y desplazamientos internos supera ampliamente cualquier beneficio económico.
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Por Redacción Bogotá
