Lucero y Carmen han estado a cargo de la alimentación de los 250 camioneros que se concentran desde el pasado lunes en la avenida Las Américas con Ciudad de Cali.
Ellas ocupan uno de los lugares más importantes en la manifestación, son las consentidas de los transportadores y a quienes les toca "no por obligación sino por gusto" estar al tanto de la preparación de la comida.
La cocina improvisada está bajo una carpa hecha de plásticos negros que se sostienen de una tractomula y en donde permanece desde hace 72 horas una gran olla que no para de arder. Los camioneros no se pueden quejar de hambre, pues no solo desayunan, almuerzan y comen, sino que hasta medias nueves y onces tienen.
"Yo estoy colaborando porque mi esposo es camionero. Junto con doña Carmen estamos cocinando para 250 camioneros. No nos ha hecho falta la comida, estamos bien y si el Gobierno piensa que nosotros nos vamos a ir porque estamos aguantando hambre pues están equivocados porque no es así", contó Lucero indignada, pues le parece grave que el presidente Juan Manuel Santos no les ponga atención.
Doña Carmen, como la llaman los transportadores, es la otra mujer a cargo de la sazón en el paro. Es vendedora ambulante y siempre acompaña a los camioneros en sus largas travesías por el país.
"Hemos preparado caldo de costilla, sopa de pollo, consome, tamal y lechona", dijo doña Carmen mientras revolvía el sancocho que se comerán al amuerzo este jueves.
Por su parte, algunos camioneros que se encontraban vigilando la cocción de la comida manifestaron su agradecimiento con las cocineras y dijeron que gracias a ellas y a la comunidad han comido a la carta y como reyes.
"Nos han regalado gallinas, pollos, galletas, pan, jugos, gaseosas y hasta dulces. Nos han colaborado mucho y estamos muy agradecidos con la ciudadanía", señalo Luis Ernesto García, camionero desde hace 30 años.
En conclusión, y tal como lo dijo Rodolfo Páez, la comida ha sido con "todos los juguetes".