Con dos semanas de retraso y varios impedimentos a discutir por delante, el proyecto de acuerdo que radicó el Distrito para formular una serie de cambios en el esquema tributario de Bogotá se está enredando en su trámite por el Concejo de Bogotá.
Aunque el primer debate sobre la iniciativa debió comenzar el jueves 21 de agosto en la comisión de Hacienda, ha sido aplazado en varias oportunidades debido a la radicación de impedimentos en el cabildo, que deben ser votados en plenaria y terminan torpedeando el quorum, por lo cual la sesión se tiene aplazar. La última delación se produjo en la mañana de este lunes, por lo cual el debate se aplazó para el 3 de septiembre.
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Fuentes en el cabildo le contaron a El Espectador que, al parecer, la corporación se encuentra en algo así como una “operación tortuga” para ganar la mayor cantidad de tiempo posible. En efecto, al ser esta una discusión sobre impuestos, tema álgido de impacto directo al bolsillo, y sobre todo en víspera preelectoral, los concejales y demás actores implicados en la discusión se encuentran barajando minuciosamente todas las cartas de cara a lo que será la intervención.
En vista de lo anterior, uno de los tres ponentes asignados para el proyecto en el Recinto de los Comuneros, Julián Espinosa, solicitó formalmente a la Secretaría de Hacienda la suspensión temporal de la discusión en el Concejo, teniendo en cuenta la estrechez de los tiempos para brindar una discusión a la altura de la iniciativa tributaria.
“Ya entramos en septiembre y el plazo para aprobar esta reforma vence el 9. Apenas quedan unos días y seguimos enfrascados en impedimentos en plenaria, sin que se haya podido radicar ponencia, ni mucho menos iniciar el primer debate en la Comisión de Hacienda”, señaló.
Espinosa insistió en que una reforma tributaria no puede ser aprobada a las carreras ni sin deliberación. “Una reforma tributaria no puede ser una carrera contra el reloj ni un cheque en blanco aprobado a pupitrazo. Por eso reitero mi llamado: retiremos este proyecto y construyamos uno nuevo, con diálogo y consensos reales, que permita fortalecer las finanzas del Distrito sin golpear el bolsillo de los bogotanos”, concluyó.
De momento, el Distrito no se ha pronunciado sobre la solicitud, por lo cual se espera que la propuesta continúe en la agenda del cabildo, pese a que el reloj corra en contra, lo cual no ha sentado nada bien entre los cabildantes de la oposición.
Así se dará la discusión en el Concejo
Por el momento, las bazas parecen equilibradas respecto a los tres ponentes del proyecto de acuerdo para los incentivos tributarios que desea implementar el Distrito, aunque podrían decantarse para uno u otro bando —es decir, para quienes se oponen y apoyan el proyecto— dependiendo de la postura en la ponencia que tome la cabildante Diana Diago, del Centro Democrático, una de las tres concejales designadas para esta función.
Los otros dos, son el concejal Julián Espinosa, de la bancada Verde, que ya mostró su postura en contra, y la cabildante Cristina Calderón, del Nuevo Liberalismo, partidaria de la propuesta del Distrito. De momento, Diago ha manifestado que ella y su equipo se encuentran analizando la propuesta, con el fin de encontrar la solución más sensata para la ciudad.
Ya con el tablero definido, al menos en el primer debate, el proyecto pasaría a plenaria con más o menos ajustes, según el sentido de las ponencias. De momento, la postura de la concejal Diago funciona como bisagra para las condiciones en las cuales se discutirá la plenaria.
Por ejemplo, en caso de que su ponencia sea positiva al proyecto, pero con algunos ajustes en temas críticos como el del impuesto del alumbrado público o del ICA, el proyecto avanzaría, aunque con cambios importantes, a la plenaria. Sin embargo, —aunque dada la correlación de fuerzas, en la comisión compuesta por 13 cabildantes resulta improbable—, si la concejal se decanta por la ponencia negativa, al ser dos ponencias negativas, el proyecto se hundiría.
En cualquier caso, todos los escenarios parecen apuntar a que la propuesta del Distrito no pasará ilesa del primer debate, ya que en un tema de índole técnica como este, siempre se deben surtir ajustes al borrador original para llevarlo a plenaria, en donde usualmente los cambios a la propuesta discutida son mínimos. De hecho, en reformas tributarias pasadas (como el Estatuto Tributario de 2017 y 2021), la mayor parte de cambios en tarifas, plazos y exenciones se dieron en primer debate, no en plenaria.
Con este panorama, es necesario comprender cuáles son los aspectos clave de este plan de incentivos tributarios, como lo llama el Distrito, o reforma tributaria encubierta, como la adoptaron sus detractores, con el fin de divisar el vaivén de la discusión de los próximos días.
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