El Cementerio Central de Bogotá, el más antiguo y emblemático, enfrenta una profunda crisis de abandono y deterioro. Allí reposan los restos de destacados personajes en la historia del país. No en vano, fue el lugar que eligió la familia Uribe Turbay como última morada del precandidato y senador, Miguel Uribe Turbay. Pero este camposanto, declarado Bien de Interés Cultural Nacional (Decreto Nacional 2390 de 1984) y Patrimonial Distrital (Decreto Distrital 606 de 2001), sufre las consecuencias de una administración compleja y la falta de regulación, poniendo en riesgo su invaluable patrimonio cultural.
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Sus estrechas calles están sucias; los mausoleos y bóvedas, deteriorados, y las zonas comunes, sin mantenimiento. Así lo encontró la Procuraduría, tras una reciente inspección, ratificando lo que ya se había denunciado en el Concejo. El Ministerio Público detalló “el preocupante estado” de las tumbas de expresidentes, próceres de la guerra de Independencia, personajes de Estado, connotados militares, escritores y artistas, entre otros; el descuido de los senderos circundantes, y las ruinas en jardines, pavimento y vegetación.
¿Qué ocurre con el Cementerio Central de Bogotá?
La administración de los cuatro cementerios distritales (Central, Norte, Sur y Serafín) han estado a cargo de operadores privados desde que la Empresa Distrital de Servicios Públicos (EDIS) fue liquidada en 1993. El último operador fue Jardines de Luz y Paz SAS, que firmó en 2021 un contrato de concesión por cinco años y un monto de $42 mil millones.
Sin embargo, la relación contractual entre la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) y el operador terminó antes de tiempo, por incumplimiento del contratista. Desde el 21 de enero, el Distrito asumió el control de los cuatro campos santos. La justificación del sancionado operador fue que, desde que asumió el manejo de los cementerios, los ingresos no eran suficientes para cumplir con las obligaciones.
En medio de este proceso, que incluso llegó a denuncias penales, no solo se vieron afectadas las familias, sino también la infraestructura de estos espacios. Uno de los más afectados fue el tradicional Cementerio Central de Bogotá, cuyo estado actual es reflejo del abandono, como lo verificó el Ministerio Público durante una inspección.
Pero, la situación es más compleja, ya que el mantenimiento del Cementerio Central de Bogotá tiene responsabilidades compartidas. Los dueños de lotes, panteones, mausoleos, cenízaros, osarios o cualquier monumento funerario privados tienen la obligación de mantenerlos en condiciones adecuadas de aseo y presentación (Decreto 367 de 1995). Pero muchos, no lo hacen.
Se estima que el 94% de las estructuras del cementerio son privadas y solo un 6% son públicas. De ahí que la directora de la UAESP, Consuelo Ordóñez, señale que las afectaciones que hoy se ven vienen de tiempo atrás y es por culpa de quienes incumplen la obligación de hacerle mantenimiento a sus mausoleos. “Estamos convocando a esas familias para que adelanten los procesos de restauración”, agregó. A pesar de ello, para el concejal Rubén Torrado, esto no debe ser excusa para no cuidar un bien de interés público.
Ahora bien, la UAESP sí tiene la responsabilidad de mantener en buen estado las zonas comunes, la limpieza y el aseo general, jardinería, mantenimiento de infraestructura y gestión de servicios funerarios. “En los últimos seis meses hemos realizado mantenimiento básico en las zonas comunes, que hoy presentan una recuperación significativa. Incluso, la Procuraduría, en su visita del pasado 5 de agosto, expresó su complacencia por los avances”, dijo Ordóñez.
Ya cuando se trata de restaurar fachadas históricas, como ocurrió con la intervención que entregó el 5 de junio el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC); reparar mausoleos históricos o modificaciones del subsuelo, debe contar con la autorización previa del Ministerio de Cultura, que, además, hace seguimiento a su cumplimiento y exige correctivos si hay afectaciones al patrimonio.
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“El pasado 10 de julio otorgamos a la UAESP la autorización para la ejecución del proyecto de intervención denominado ‘Reparaciones Locativas Cementerio Central’, que contempla obras de mantenimiento en la Capilla Panteón y galerías, que incluyen resanes y pintura. Intervenciones de mantenimiento en las áreas administrativas del Cementerio Central de Bogotá. Poda, tala y control de vegetación en las unidades arbóreas. Y limpieza general en áreas comunes y senderos peatonales”, detalló el Ministerio de Cultura a El Espectador.
¿Qué hacer con el Cementerio Central de Bogotá?
La directora de la UAESP indicó que para una recuperación integral del Cementerio Central de Bogotá se requieren de dos acciones principales: que los propietarios de mausoleos asuman su restauración y que el Distrito gestione una inversión pública importante, para las zonas comunes y bienes patrimoniales. “Ya presentamos el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) ante el Ministerio de Cultura. Y aunque no contamos aún con el presupuesto total, estamos explorando fuentes como el esquema de obras por impuestos, recién reglamentado por el Distrito”, acotó Consuelo Ordóñez.
Desde el Ministerio de Cultura, indicaron que, a la fecha, “dicho instrumento está surtiendo las etapas correspondientes, para su expedición. Entre las acciones proyectadas está la restauración de las galerías elipse y trapecio; la renovación y mejoramiento de la infraestructura vial y de servicios (redes eléctricas, hidrosanitarias); la recuperación del carácter paisajístico y de las condiciones ambientales; la ampliación de la calle 24, y el programa del Museo Central, entre otros. Esto último no significa que se declara como Cementerio Museo, en tanto se debe garantizar el funcionamiento normal del cementerio”.
Para el profesor Fabio Zambrano, director del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional, hay que aclarar jurídicamente la situación de “esos bienes que son privados, pero están en un espacio público, situación que, en parte, es la principal razón por la que se presenta esta situación. El tema es que “las mismas familias, luego de dos o tres generaciones, van olvidando sus responsabilidades”, explica.
Por su parte, para la autora Mónica Yanneth Marín, en su texto ‘El Cementerio Central De Bogotá: problemas de administración, conservación y protección’, de la Universidad Católica de Colombia (2020), dice que es pertinente que la UAESP explore la posibilidad de declarar, ante el Ministerio de Cultura, al Cementerio Central como ‘Cementerio Museo’, tal como ocurre en Medellín o Buenos Aires, por nombrar algunos ejemplos.
“Esto podría generar una fuente de financiación cimentada en el trabajo turístico y la explotación cultural, que dejan como saldo social la promoción de la historia del país y se evitaría el deterioro y la falta de garantías, para su rigurosa protección, causadas por la falta de adecuados recursos y de conocimientos técnicos”.
Tras casi un mes del fracaso de la primera licitación para adjudicar la administración de los cuatro cementerios distritales, la directora de la UAESP, anunció que rediseñaron los pliegos de condiciones; estructuraron el modelo de contratación, y la nueva licitación ya está en marcha. Con esto, la entidad busca poner fin a un semestre de administración directa de los cementerios. “Nuestro objetivo es contar con un operador privado, que garantice un servicio más ágil y de calidad para los ciudadanos”, concluyó.
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El cementerio central de Bogotá es más que un lugar que representa el epílogo de la muerte. Es un campo santo de memoria con 189 años de historia que enfrenta un deterioro acelerado en lo más íntimo de su estructura. Perderlo, por responsabilidades de distintos niveles, sería borrar la historia de este país.
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