En medio de leyendas, premoniciones diabólicas, verdades a medias, mentiras y certezas se ha ido escribiendo la historia sísmica de Bogotá, una historia que, de acuerdo con estudios de expertos de la Dpae (Dirección de Atención y Prevención de Emergencias), puede repetirse en cualquier momento. Por ello, tanto el concejal Felipe Ríos como el Distrito han promovido la idea de realizar un simulacro de evacuación en la capital el próximo 9 de octubre en varios frentes, como manejo de materiales peligrosos, incendio estructural, rescate vehicular, rescate en alturas, accidente aéreo, atentado terrorista, entre otros.
Las primeras noticias sobre algún tipo de temblor datan de 1627, cuando Fray Pedro Simón describió en sus Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales los sismos de 1616 y 1625. El primero, sostenía Simón, había destruido por completo la población de Cajicá. El segundo fue considerado por pobladores del común y estudiosos del tema como el primero de la capital. Sin embargo, con los años, diversos historiadores concluyeron que si bien el primero fue realidad, el segundo jamás existió, y prefirieron centrarse en el más importante de los tiempos de la Colonia, el del 12 de julio de 1785.
“Este día se vio esta capital en la mayor consternación, dimanada del espantoso Terremoto que esperimentó como á las siete y tres quartos de la mañana, perciviendose el terrible movimiento del Sur al Norte en los primeros baibenes, quedando tan fuerte el movimiento de trepidación vertical que parecía deshacerse los Edificios”. Así comenzaba el texto de la primera noticia que se publicó en Bogotá, en el primer periódico que se imprimió, el “Aviso del Terremoto”. El escrito daba cuenta de innumerables pérdidas, de cientos de heridos y de la necesidad de construir, en adelante, edificaciones resistentes a posibles sismos.
Cuarenta y dos años más tarde, el 16 de noviembre de 1827, otro terremoto dejó en escombros a Bogotá. Según la leyenda, algunos días antes el sacerdote Francisco Margallo había escrito un verso premonitorio que decía: “El 31 de agosto de un año que no diré, Sucesivos terremotos destruirán a Santa Fe”. El padre Margallo había estallado en cólera porque algunos hombres a los que tachó de delincuentes habían profanado la Capilla del Sagrario. Noventa años después, precisamente el 31 de agosto, el sismo más fuerte de la historia bogotana sacudió la ciudad. Durante el día los temblores se repitieron cuatro veces, decreciendo en intensidad y duración. Hubo daños en casi todos los edificios de la ciudad, aunque leves, con excepción de algunas construcciones importantes, como la catedral, la iglesia de Chapinero, que perdió su torre principal, el claustro de Nuestra Señora del Rosario, algunos edificios gubernamentales y varias residencias privadas. El saldo de víctimas mortales fue de seis mujeres, quienes fueron aplastadas por la torre de la iglesia de Lourdes.
Recomendaciones para antes, durante y después
1. Revise los posibles riesgos que puedan existir en su hogar.
2. Aprenda cómo cortar la energía, el agua y el gas.
3. Asegure al suelo o paredes los objetos de gran tamaño y peso.
4. Tenga a mano una linterna y un transistor, así como pilas de repuesto, mantas y cascos.
5. Mantenga la calma.
6. Aléjese de ventanas, espejos, cuadros y chimeneas.
7. Protéjase debajo de una mesa, cama o bajo el dintel de las puertas.
8. Si está en la calle, manténgase alejado de los edificios altos y postes de energía.
9. No trate de mover a los heridos con fracturas, a no ser que haya peligro de incendio.
10. Si hay pérdidas de agua o gas, cierre las llaves de paso.
11.No encienda fósforos o mecheros.
12. Limpie urgentemente el derrame de medicinas, pinturas y otros materiales peligrosos.