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Una segunda línea se extendería hasta Engativá al noroccidente. Según el estudio, será totalmente subterráneo, eléctrico y de 40 vagones. Y sin los sobrecostos acostumbrados en este tipo de megaobras, se calcula que costará $15 billones.
Y allí es donde surgen las preguntas. Porque los recursos hasta ahora comprometidos sólo llegan a las $5,6 billones. La Nación, mediante acuerdo con el Distrito en 2010, destinó $300 mil millones de vigencias futuras de transferencias para movilidad entre 2016 y 2032, una vez terminen sus compromisos con las actuales fases del Transmilenio. Tendríamos asegurados por esta fuente $4,8 billones, sumados a los $800 mil millones que el Concejo autorizó en 2011 como cupo de endeudamiento para tal fin, a pesar de que el Alcalde Petro quiso sin éxito usarlo para su propuesta de tranvía por la Séptima. Es decir, que en materia de financiamiento el Metro está a menos de mitad de camino.
Todos queremos el Metro para Bogotá. Sería una de las columnas vertebrales del Sistema Integrado de Transporte Público que con dificultades se encuentra en implementación. Pero la pregunta obligada es de donde saldrán los recursos faltantes.
El Gobierno Nacional tendrá que "meterse la mano al dril" si quiere contribuir a garantizar el derecho a la movilidad de ocho millones de colombianos, como lo hizo en su momento con el Metro de Medellín. Porque con la cifras conocidas el 70% prometido recientemente por Santos y Vargas Lleras es insuficiente. Sobre todo porque la ciudad se revela como fiscalmente incapaz para cumplir con el 30% que le correspondería como cofinanciacion. Quizás, los 230 mil millones de pesos que hoy recibimos anualmente por regalías sean una nueva fuente de recursos. Sin la Nación, el Metro de Bogotá seguirá siendo una quimera.
*Concejal de la Alianza Verde