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“En Bogotá también hay mafias electorales”: MOE

La MOE advierte que es equivocado pensar que en la ciudad predomina el voto de opinión. Dos de cada 10 puestos de votación presentan riesgos.

Carlos Hernández Osorio
30 de septiembre de 2015 - 03:13 a. m.

Bogotá, por su ya conocida inclinación hacia alcaldes alejados de los partidos tradicionales, ha sido identificada como una ciudad con tendencia al llamado “voto de opinión”. Es decir, supuestamente la mayoría de ciudadanos se fijan más en las propuestas, sin importar mucho el color político de quien las formule, que en la procedencia partidista de los candidatos. La Misión de Observación Electoral (MOE), sin embargo, advierte que esa percepción no es del todo cierta y que en la capital se mantienen vivas las maquinarias que son muestra de las prácticas más burdas de la política electoral.

“Hemos comprobado que en Bogotá, como en el resto del país, también hay mafias electorales”, afirma Aura Rodríguez, coordinadora de la MOE en la ciudad. Al preguntarle cómo operan y por qué no parecen tan visibles, responde: “Como es un territorio tan grande, habría que hacer una investigación muy detallada para describir lo que realmente ocurre. Nuestros observadores dan cuenta de que aquí sí funcionan las maquinarias y hay irregularidades, a pesar de que el nivel de reportes es bajo si se compara con el de otros lugares del país. El imaginario de la gente es que en Bogotá hay voto de opinión, pero no es verdad, sobre todo cuando se analizan las campañas a Concejo y Juntas Administradoras Locales (JAL)”.

Muestra de los peligros que se corren es el mapa de riesgos que esa organización dio a conocer ayer, en el que se muestra que en 128 de los 611 puestos de votación ubicados en la ciudad pueden estar relacionados con posibles anomalías. Es decir, dos de cada diez, algo que, aunque se trata de una minoría, Rodríguez califica de “altísimo” y “alarmante”.

Para llegar a esas conclusiones se fijaron en que tanto en las elecciones locales de 2007 como en las de 2011 confluyeron en los puestos afectados fenómenos, como la posible manipulación de tarjetones no marcados, muchos votos nulos, dominio muy marcado de un candidato y participación electoral anormal.

El caso que más preocupa es el de Ciudad Bolívar, donde 31 de los 48 puestos están en algún nivel de riesgo. Nueve están en riesgo extremo. La ONG pide también que las autoridades se fijen en Sumapaz, Usme y Rafael Uribe Uribe.

Es la primera vez que la MOE hace este ejercicio, puesto por puesto, en Bogotá. Hace cuatro años también dio luces sobre los riesgos que se corrían en las elecciones de entonces, y comparando el diagnóstico de ese momento con el actual (a pesar de que se trató de metodologías diferentes) el común denominador es la concentración de los riesgos en las localidades del sur.

Rodríguez comenta que eso se puede explicar en función de factores socioeconómicos, pues los bajos ingresos o menores niveles educativos pueden hacer a la población más vulnerable a incurrir en los delitos electorales. Es más: hace cuatro años, en una encuesta practicada a concejales, les preguntaron cuáles eran las tres localidades de Bogotá más propensas a prácticas electorales indebidas, y los primeros lugares los ocuparon Ciudad Bolívar (28%), Bosa (15%), Kennedy (12%) y Usme (12%), todas ubicadas en el sur.

Los cabildantes también respondieron en esa ocasión sobre las prácticas indebidas que, según ellos, representaban mayor amenaza, y respondieron, en su orden, que eran la compra de líderes, la compra de votos y la financiación ilegal de las campañas. Una encuesta similar se está haciendo para este año y los resultados estarán listos en los próximos días, anunció la coordinadora de la MOE en Bogotá.

Las localidades sin puestos de votación en riesgo son Tunjuelito, Barrios Unidos, Antonio Nariño, Mártires y La Candelaria. Sobre estas dos últimas, sin embargo, hay que tener en cuenta que en agosto la propia MOE lanzó una alerta por las altas inscripciones de cédulas allí, lo que representaba “serias posibilidades de fraude”. Por ese motivo se les sumaba Teusaquillo.

El panorama no es alentador y el llamado de la organización es a que las autoridades se fijen desde ya en estas alertas, no sólo durante y después de las elecciones.

Por Carlos Hernández Osorio

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