“Estamos haciendo una ciudad como nunca se ha hecho en América”: Peñalosa

A un año de que concluya su gobierno, Enrique Peñalosa habla del avance de sus proyectos, sus frustraciones y la carrera que emprende en medio de un año electoral para consolidar su modelo de ciudad: cercana, compacta e igualitaria.

-Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com
06 de enero de 2019 - 02:00 a. m.
Según Peñalosa, aunque TM no es técnicamente lo mejor para la movilidad de Bogotá, es la única solución. / Cristian Garavito
Según Peñalosa, aunque TM no es técnicamente lo mejor para la movilidad de Bogotá, es la única solución. / Cristian Garavito
Foto: Cristian Garavito / El Espectador

La férrea oposición con la que ha tenido que lidiar el alcalde Enrique Peñalosa durante sus tres años de gobierno no deja de criticarle su visión de ciudad, por considerarla favorable a intereses y negocios particulares. Sin embargo, el mandatario le sigue apostando a hacer que Bogotá sea cercana y densa y que en ella prime la igualdad. Sueña con que el rico y el pobre se encuentren en las mismas condiciones y escenarios.

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A un año de que concluya su período en el Palacio Liévano, consciente de que es un año electoral, el alcalde sabe que debe poner acelerador a proyectos como Transmilenio (TM), el metro elevado, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y la construcción de hospitales y colegios.

En diálogo con El Espectador, Peñalosa sostiene que en apenas tres años ha logrado hacer mucho más que otros gobiernos por la capital, asegura que no pedirá más recursos en el Concejo y manifiesta que no insistirá en la venta de la ETB. Precisa que la mayor parte de las críticas contra su gobierno son políticas, más que técnicas.

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¿Cuáles son las prioridades para este último año de administración?

Ampliar la red de TM, siendo clave la troncal de la Séptima, grandes proyectos como el metro, el parque San Rafael, Ciudad Norte y Ciudad Río, y nuevos colegios, parques y hospitales.

A propósito de TM, ¿cómo convencer a la ciudadanía de seguir ampliando el sistema?

Difícilmente se encuentra algo más poderoso que TM. Aunque técnicamente no es lo mejor para la movilidad de una ciudad como Bogotá, es la única solución. No existe nada distinto ni ninguna otra posibilidad así se hagan tres líneas del metro. Pero, más allá de la parte técnica, es un símbolo de igualdad: el transporte público va más rápido que los carros y eso es democracia. Tal vez Bogotá es la única ciudad del mundo donde hay una conciencia política tan avanzada que nadie se atreve a cuestionar que se les quite un carril a los carros para dárselo al transporte público.

¿Por qué es clave la troncal de la Séptima?

La Séptima va a ser maravillosa. Una ciudad avanzada, en términos de movilidad, no es en la que algunos ciudadanos pobres se movilizan en carro. Es una en la que los ciudadanos de ingresos más altos se movilizan en transporte público. Lo que va a lograr esta troncal es que Bogotá sea la ciudad más avanzada del mundo en desarrollo, porque es la única en la que los ciudadanos de ingresos medios y altos se movilicen en transporte público. Les va a tocar escoger si se demoran una hora y media en carro o si se van en 15 minutos en TM. Se han inventado ridiculeces como los tranvías, que son juguetes muy lindos, que cuestan mucho y hacen menos que TM. Y ni hablar de capacidad: el tranvía de Medellín moviliza 3.000 pasajeros hora/sentido y solo el TM de la Caracas moviliza 52.000 pasajeros hora/sentido.

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Pero hay una férrea oposición a la troncal en la Séptima. ¿Qué harán?

Los que se oponen nunca dicen que no quieren que les quiten espacio a los carros. En lugar de eso empiezan a decir que algo es “emblemático”. Es una palabreja que se inventaron los estratos altos para que no les toquen sus predios.

¿Cómo van con el metro?

Aquí se ha hablado mucha carreta. La gente está aburrida de cuentos. No sé cuántos miles de millones de pesos se gastó Samuel Moreno en poner renders del metro en televisión y no hizo nada. La pasada alcaldía también lanzó un carretazo, que dizque ya estaba listo, y no, no estaba ni cerca, ni era posible. Los diseños de ese metro solo sirvieron para tener claro que no se podía hacer y que no había estructuración. Es que no había ningún avance en cuanto a acuerdos con el Gobierno. Ahora sí vamos a hacer un metro, que queda contratado.

¿En qué va el traslado de redes y la compra de los predios?

Se está avanzando. El traslado de redes se va a hacer este año. Los procesos van en que abrimos licitación en marzo y se debería adjudicar en septiembre, para que la obra comience en el primer semestre de 2020.

Es decir, no va a alcanzar a poner la primera piedra...

No alcanzamos, como en la mayoría de los casos.

Otro de sus planes controversiales es el que tiene en el norte de la ciudad...

Ciudad Norte es un tema fundamental. Mucha gente pelea por el tema de la Van der Hammen, y son mentiras baratas de que es algo que les sirve a los constructores. Pero, por el contrario, se reducirá el área urbanizable y es importante tener claro que la reserva hoy es solo un papel. Son predios privados y no hay árboles, así que proponemos hacerla de verdad y con muchas más hectáreas. Son cambios con los que se podrá pagar la tierra y poder cargársela a los dueños de la tierra. Así saldrá gratis y se podrá hacer una reserva de verdad. Será una ciudad como no existe en Colombia.

Su propuesta de intervenir la Van der Hammen le ha causado dolores de cabeza y un gran costo político. ¿No cree que insistir en eso retrasó la presentación del POT?

Sí, claro, pero yo tengo que hacer lo responsable y es dejar una reserva de verdad. Hubiera sido más fácil no hacer nada, pero yo estoy convencido —tan es así que asumí el costo político— de que nuestra propuesta es una maravilla y es la mejor que hay para el futuro. Si la dejamos como está y urbanizamos todo alrededor, ¿qué logramos? Le multiplico por cuatro o cinco veces el valor a la tierra a sus dueños.

Hay quienes dicen que como eso se declaró reserva entonces no tiene un valor económico alto. No hay ningún juez en este país que se coma ese cuento. Dentro de 20 años —cuando se acaben las pasiones, las personas y los nombres que tienen que ver con la discusión— los dueños de la tierra dirán “a mí me compran o me dejan urbanizar”, y como no va a haber con qué comprar, pues tienen que dejar urbanizar y se acabó la Van der Hammen.

¿Cómo va el trámite en el consejo directivo de la CAR?

Estamos esperando que la CAR decida y si no, pues ¿qué hacemos? Urbanizamos y ahí sí se murió para siempre la reserva, porque disparamos su precio hacia el futuro. Nuestra propuesta la respaldan organizaciones como Conservación Internacional o el Instituto Humboldt, aquellas que tienen una posición constructiva y que no tienen sus egos involucrados con la discusión.

¿Y si las proyecciones de población y vivienda están “infladas”, como sugieren algunos estudios?

Hay discusiones angustiosas de si el censo está bien o mal. No importa, con el nuevo o el viejo censo, igual Bogotá necesita 2,8 millones de viviendas nuevas para los próximos 40 años, es decir, más del doble de lo que hay hoy. Es un impacto que se deriva más de que los hogares serán más pequeños que el crecimiento de la población. Aun así, en Bogotá solamente caben 1,2 millones de viviendas, haciendo un esfuerzo monumental.

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Para evitar que se dispare el valor de la tierra, ¿no sería una alternativa aplicar el sistema de compensación que se hizo en Lagos de Torca?

Es exactamente lo que estamos tratando de hacer, aplicar el modelo de Lagos de Torca ahí.

¿Para cuándo esperan respuesta sobre la reserva?

Pues tiene que ser en marzo, porque la magistrada dio una orden de que máximo en esa fecha. Lo cierto es que, con o sin modificación, estamos haciendo una ciudad bien hecha, igualitaria, con inversión social, con parques, una ciudad como nunca se ha hecho en América. Es una cosa del otro mundo.

Por ejemplo, ¿qué tiene Lagos de Torca?

Que a los dueños, sean 10 o 100, nosotros les hacemos el urbanismo y les cobramos todo. Ellos tienen que hacer todas las vías, poner todos los tubos, la tierra, pagarla. Ya, por ejemplo, nos entregaron un parque de 75 hectáreas, casi un Simón Bolívar, y gratis.

Hablemos de otros proyectos. ¿Cómo será el sendero de Las Mariposas?

En una buena ciudad, los ciudadanos de todos los niveles de ingresos se encuentran como iguales en ciertos espacios. Puede ser el espacio público o lugares tan maravillosos que ni aún los más ricos pueden dejar de ir. Un ejemplo es el Central Park en Nueva York o nuestro sendero de Las Mariposas. Este lugar tiene muchas implicaciones: será un cortafuegos, tendrá miles de especies de árboles y los ciudadanos serán felices viendo la ciudad allá abajo. Será una belleza de clase mundial pues la gente se conectará con la naturaleza. Hoy, los bogotanos no tienen cómo ir al verde: las montañas, en teoría, están ahí, pero es como si fuera una película, porque nadie puede ir, o si van los atracan.

¿Y Ciudad Río?

Es otra cosa revolucionaria que nunca se había pensado. Con el río Bogotá como eje de la ciudad, estamos convencidos de que pasará lo que no hizo nadie más: descontaminarlo y dejarlo limpio para nadar. Estamos avanzando en equipo con la CAR y vamos a dejar la segunda planta de Salitre. El total de las inversiones en tratamiento de aguas será de $6 billones. Más allá de eso, soñamos que el río Bogotá se vuelva un parque y que la gente quiera vivir allí y no irse a otros municipios. Además, será otro gran sitio de encuentro de ricos y pobres.

En cuanto a hospitales, ¿cuál es el balance? ¿Qué falta?

Dejaremos tres hospitales: el de Usme, el San Juan de Dios y el de Bosa. Ya conseguimos todos los recursos para eso.

Pero usted se había comprometido a hacer seis hospitales inicialmente...

Sí, pero fue lo que logramos: tres, que es más de lo que se ha hecho en muchas décadas, además de mejorar otros hospitales.

¿Y no ha pensado en pedir más recursos en el Concejo para completar esa meta de hospitales?

No, ya no vamos a pedir ni un solo peso más del Concejo para nada.

¿Qué proyectos tienen para el Concejo en 2019?

El POT es el principal, pero también hay que hacer unos ajustes de vigencias para el metro.

¿Qué tan difícil será trabajar con el Concejo en medio de un año electoral? ¿Cómo quedó la relación tras la valorización?

Todo lo han querido tumbar en los estrados. Es preocupante que la autoridad judicial, que cumple una función maravillosa, pueda comenzar a ejercer funciones de gobierno. Pero estoy tranquilo porque los jueces han sido responsables y no dejaron hacer el show de los que querían tumbar TM por la Séptima. El día en que un juez tumbe un impuesto o una valorización que ha sido aprobada por el Concejo, hasta ahí llegó la democracia. La realidad es que Bogotá se ha hecho con valorizaciones desde hace 60 años. La manera de seguir progresando hacia el futuro es que se tendrán que cobrar muchas más valorizaciones.

A propósito de estrados judiciales, se cayó la venta de la ETB. ¿Volverá a presentarla al Concejo?

Hace 18 años el avalúo de la ETB era de US$1.400 millones, hoy es de US$600. Lo que hace que tenga valor son unas redes de fibra óptica, pero cuando los privados comiencen a enterrar sus redes, valdrá menos y su ventaja se habrá perdido. Ya asumí los costos políticos de la venta y estoy convencido de que es lo que hay que hacer, pero no vamos a dar la papaya política para que hagan un show y que le vuelvan a poner otra acción judicial.

Pero la visión que tienen en el POT es aprovechar la red de fibra óptica...

Hay mucha fibra que no es de la ETB y la ley permite que cualquiera la ponga. Pienso que con la ETB —ojalá no sea así— tendrá que hacerse algo hacia el futuro con inversión privada, una fusión o venderse, si no va a pasar lo mismo que con Telecom.

¿Cuál será su legado para Bogotá?

Me comencé a obsesionar con el tema urbano porque estoy convencido de la urbanización para construir felicidad e igualdad. Las ciudades pueden hacer mucho para construir igualdad en dos grandes temas: calidad de vida (que todos tengan las mismas oportunidades de acceso) y democracia (que se cumpla la Constitución, especialmente donde dice que todos los ciudadanos son iguales). Es decir, el interés general prevalece sobre el particular y eso es muy potente, porque es lo que he tratado de hacer siempre.

¿Qué diferencia su alcaldía de otras administraciones?

Transmilenio, las ciclorrutas, quitar los carros de las aceras, hacer colegios de lujo en los sectores populares... Son temas de igualdad que me costaron sangre y que ningún otro alcalde hubiera hecho porque no se les había ocurrido o no se han atrevido. Es el caso del TM de la Séptima: una troncal unida con la Décima a la que los gobiernos de izquierda les dio susto enfrentarse, porque pasa por el corazón del sector más rico de Colombia. Hemos hecho cosas que ningún otro se atrevería a hacer.

¿Qué le quedará por cumplir del Plan de Desarrollo?

Uno de los grandes fracasos es la relación con algunos municipios. Por ejemplo, Sopó y Guasca no dejaron hacer la continuación de la ciclorruta por el río Teusacá, pero lo más grave es Mosquera, que es un sitio óptimo para que crezca Bogotá, pero no dejaron llevar el metro. Hubiera querido hacer más colegios, Centros Felicidad, troncales, vías y haber hecho algo más complejo con los municipios aledaños. No hay nada más importante para la calidad de vida de los millones que van a vivir aquí en los próximos 300 o 400 años, que la ciudad crezca como y donde debe ser.

¿Cómo se imagina este último año de administración?

De correría para dejar todo contratado, porque hay mil trabas todavía. Hay algunas cosas, como el POT ante el Concejo, y muchas dificultades, por ejemplo, con el SITP que recibimos quebrado y con el que intentamos hacer esfuerzos infinitos, con ayuda del procurador, para que no muera.

Lo lógico a futuro es que el SITP desaparezca, a medida que todo se reemplace por troncales, porque a la larga deberían existir solo rutas alimentadoras, pero todavía le falta. Ese ha sido el peor sufrimiento.

 

 

Administración Peñalosa en cifras

0 de los seis hospitales proyectados en el Plan de Desarrollo se han entregado. El Distrito consiguió recursos para tres que espera dejar adjudicados este año.

30 de los 40 Centros de Atención Prioritaria en Salud (CAPS) prometidos se encuentran en funcionamiento en la ciudad.

500 de los 583 kilómetros de ciclovías que se espera dejar en la ciudad se han construido y habilitado.

0 muertes por desnutrición se reportaron en los últimos dos años en Bogotá.

80 de las 100 canchas sintéticas que se tiene previsto construir ya están habilitadas en la ciudad.

3 de 30 colegios nuevos que prometió Peñalosa se han entregado: La Felicidad, Soledad Acosta de Samper y Filarmónico Jorge Mario Bergoglio.

12 por cada 100.000 habitantes es la tasa de homicidios en Bogotá, casi la mitad de la tasa nacional, que se encuentra en 23 por cada 100.000 habitantes.

Por -Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com

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