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Las vías periféricas y en los accesos a Bogotá son una deuda de décadas. Uno de los corredores llamados a cumplir esa doble función es la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), con la que se pretende descongestionar el borde occidental de la capital y abrir una nueva conexión hacia el sur de la capital. Sin embargo, medio siglo después de ser planteada y tras más de una docena de administraciones, la obra sigue en el papel. (LEA: Accesos a Bogotá: deuda histórica por falta de articulación)
Desde su regreso al Palacio Liévano, el alcalde Enrique Peñalosa se propuso sacar adelante el proyecto, y afirmó que a finales de 2018 empezaría su construcción. Sin embargo, sus planes también contaron con tropiezos que derivan en que hoy la ALO siga como hace 50 años. Sin embargo, el Distrito afirma que antes del cambio de administración avanzará en una parte importante de la obra: el inicio de la construcción del tramo sur de la avenida, comprendido entre la calle 13 y la intersección del Muña, en Chusacá, Soacha.
La ALO, tramo sur, se trata de un proyecto de iniciativa privada que se ejecutará mediante Asociación Público Privada (APP). Las entidades que adelantan el proceso son la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el Distrito, a través del Instituto de Desarrollo Urbano, que asegura que el proyecto está en la última fase de aprobación y, aunque ya cuenta con la aprobación del Departamento Nacional de Planeación (DNP), aún debe ser aprobado por el Consejo de Ministros para así obtener el Conpes que permita abrir el proceso de licitación.
El tramo sur de la ALO será una doble calzada que tendrá una longitud de 23,5 kilómetros. Su construcción está planteada en dos tramos: el primero, de 14,4 kilómetros, entre la intersección del Muña y el río Bogotá, a la altura de Canoas. El segundo tendrá 9,45 kilómetros e irá desde el río Bogotá hasta la intersección de la ALO con la calle 13. El proyecto también contempla la creación de ciclorrutas, andenes y otros espacios públicos.
En la mitad de los tramos se construirá un nuevo peaje, con el que se recaudará el dinero para retribuirle al privado su inversión inicial, pues, debido a la figura de APP, quien se quede con el contrato deberá hacer con sus recursos las obras que tendrían una inversión estimada de unos $975.000 millones. Según la ANI, la idea es que la primera calzada esté operando en el tercer año del proyecto, contado desde que se firme el contrato de concesión.
Y mientras el tramo sur avanza, los tramos del centro y del norte de la ALO están en pausa. De acuerdo con el IDU, en este momento se están adelantando los estudios y diseño a través de un contrato de consultoría que también incluye la renovación de la calle 13.
Entre tanto, para agilizar los trámites, la Secretaría de Movilidad (SDM) gestiona la devolución de predios que que hacen parte del trazado central de la ALO, y que eran utilizados por la SDM como patios para la custodia de unos 1.000 vehículos remanentes, es decir, aquellos vehículos inmovilizados por que nunca fueron retirados por sus dueños.
Desde 2014, Movilidad hizo uso de algunos predios del IDU para custodiar los vehículos, pero desde 2018, haciendo cumplimiento de la Ley 1730 de 2014 que permite la subasta de vehículos declarados en abandono, pudo descongestionar esos espacios.
Este año, la SDM ha devuelto al al IDU tres predios necesarios para la construcción de ese tramo, y en total ha devuelto cinco desde que empezó a trasladar los vehículos remanentes a un predio ubicado en la localidad de Fontibón. Allí se han trasladado unos 17.869 vehículos con estas características.