En el centro de la ciudad, en la carrera Décima con avenida Jiménez, un tubo madre se explotó y dejó afectados a 30 locales. Durante varias horas los comerciantes intentaron frenar el agua, pero la potencia era más poderosa que el esfuerzo de más de 40 personas que intentaban proteger sus productos.
Los plásticos no fueron suficientes para que los establecimientos se llenaran de agua. Algunos propietarios dicen que las pérdidas alcanzan los cinco millones de pesos.
El cuerpo oficial de bomberos intentó controlar la situación, pero no fue posible, sólo hasta que llegaron los operarios de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) pudieron parar el agua.
Por El Espectador
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