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La capital, segura pero...

Secretaria de Gobierno anuncia centros de catarsis para evitar violencia de taxistas. Drogas y bandas criminales también preocupan.

Daniel Salgar
29 de enero de 2011 - 09:00 p. m.

Pese a que el misterioso asesinato de dos sacerdotes, el crimen de un guardia de la cárcel La Picota y el atentado contra una abogada que venía de cumplir una diligencia judicial en el mismo centro penitenciario prendieron las alarmas sobre la seguridad en Bogotá, la administración distrital asegura que no existe un incremento en las tasas de homicidio y que si bien trabaja para controlar dicho flagelo, existen otros que también impactan la ciudad.

Olga Lucía Velásquez, secretaria de Gobierno, sostiene que Bogotá es una de las ciudades más seguras de Colombia y pone la lupa sobre la prostitución, el narcotráfico y las bandas criminales. Además, anuncia centros de desahogo para mitigar la violencia de los taxistas.

¿Qué factores amenazan la seguridad en Bogotá?

La reinserción y la desmovilización implican riesgos y se requieren proyectos complementarios, como los que tiene Bogotá para este tipo de población. También las 79.000 familias desplazadas que hay en la ciudad y que son atendidas con recursos del Distrito. A los indígenas que viven en áreas donde hay explotación sexual y consumo de psicoactivos debemos protegerlos y preservar su cultura. Otro factor es la reubicación de personas involucradas en actividades ilícitas, que han comprado bienes y abierto negocios en Bogotá, trayendo consigo grupos delictivos. Para los habitantes de la calle no basta la atención en el interior (el censo de habitantes de las calles muestra que más del 50% no son de la ciudad, sino que llegan desde otros municipios). Y en la prostitución existe una red de quienes demandan el servicio, de los dueños de los establecimientos, los grupos de seguridad alrededor de estos lugares, el consumo de drogas y las ‘mamas’ que tienen el poder entre quienes la ejercen.

Pero da la impresión de que se desbordó el homicidio.

En 2010 hubo 1.724 en Bogotá, con una tasa de 23 por cada 100.000 habitantes. Comparando con otras ciudades, como Cali, Medellín y Cartagena, Bogotá tiene la menor tasa, lo que la convierte en una de las ciudades capitales más seguras del país. De la cantidad de homicidios del año pasado, el 35% fueron por ajuste de cuentas. El 18%, por riñas entre conocidos, vecinos y familiares, este es un problema de convivencia y tolerancia en el que estamos trabajando.

El sicariato ha hecho pensar que en Bogotá hay grupos criminales como la ‘Oficina de Envigado’.

No. Hay un proceso de bandas que, por los fenómenos que mencioné, están en tránsito por Bogotá. Se concentran en localidades como Ciudad Bolívar, Bosa, San Cristóbal, Kennedy y Suba. En estas cinco se da casi el 60% de los homicidios de la ciudad. De los 1.724 homicidios, sólo 79 fueron por sicariato en 2010. Según estas cifras, no se puede pensar que el sicariato tenga un impacto tan grande.

¿Cómo va a resolver el problema de homicidios y atracos?

Implementamos el Plan Cuadrantes en conjunto con los territorios sociales del Distrito. Identificamos problemas como el mal uso del tiempo libre de los jóvenes, sus bajas expectativas laborales y la carencia de equipamientos como parques y alumbrado público. Trabajamos con la Policía para responder a estas necesidades, porque necesitamos la presencia de la Fuerza Pública y una respuesta institucional para garantizar educación, recreación y prevención.

Eso en prevención. ¿Y en control?

Otra estrategia es el Centro de Operaciones de la Secretaría de Gobierno, ahí están el Ejército, la Policía, la Fiscalía, el CTI y la Sijín. Analizamos los problemas en cada una de las localidades, con la información que tenemos de inteligencia de la Policía y la que nos entrega la comunidad.

¿Qué medidas están tomando contra el fleteo y el microtráfico?

Tenemos campañas educativas, persuasivas y preventivas, así como se han reforzado puntos donde se tienen identificados estos fenómenos. El alcalde solicitó al general Óscar Naranjo (director de la Policía) incrementar el pie de fuerza. En diciembre hubo un incremento de policías y disminuyeron el fleteo y el microtráfico.

También preocupa la violencia que involucra a taxistas.

El año pasado reactivamos el pacto de 2006 que involucra la Red de Apoyo. En 2010 recibimos 8.000 llamadas de taxistas que determinaron 1.700 capturas. No se les ha dado poder para tomar la fuerza por su cuenta, sólo para servir como informantes.

¿Hay otra medida específica?

 Vamos a inaugurar, en las primeras semanas de febrero, áreas de catarsis y desahogo para taxistas. Ahí habrá sacos de boxeo para que desahoguen su estrés y procesos de seguimiento psicosocial. Ellos no sólo tienen sus problemas, sino que escuchan diariamente miles de problemas de los pasajeros y pasan el día inmersos en los problemas de la ciudad. Si a nosotros se nos genera un estrés por estar dos horas entre un carro, cómo será una persona que pasa diez o doce horas manejando en Bogotá. También buscamos definir un perfil del taxista, profesionalizar el oficio cualificándolo mediante capacitaciones.

Por Daniel Salgar

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