La incertidumbre de los familiares que buscan heridos por carrobomba en la General Santander

Entre quienes llegan a realizar sus diligencias médicas cotidianas, unos pocos que no quieren ser notados arriban cautelosos a preguntar por alguno de los 28 uniformados heridos a causa de la explosión del carrobomba en la Escuela de Cadetes General Santander que fueron trasladados a este lugar. Aunque el ataque dejó en total 11 muertos y 87 heridos, las víctimas han sido llevadas a diferentes centros asistenciales para ser atendidas. (Le puede interesar: Identifican autor material de ataque terrorista en Escuela General Santander)

Al costado izquierdo de la entrada del hospital, los intendentes Carlos Velandia, Jhonny Hincapie y al menos 20 uniformados más, controlan el ingreso y esperan atentos a quienes buscan noticias de sus familiares y amigos heridos en el atentado. Cada vez que llega alguno, intentan ingresarlo rápidamente con la mayor reserva posible. (Ver más: Once muertos y 87 heridos tras explosión de carro bomba en la Escuela General Santander)

Adriano Gutiérrez Triana, por ejemplo, llegó preguntando por su hija, una cadete de la institución que se encontraba allí en el momento de la detonación. Según contó a El Espectador, su niña está bien, solo sufrió algunas heridas leves con esquirlas y fue ella misma quien lo llamó a contarle que iba camino al Hospital de la Policía. A ella posiblemente le den de alta muy pronto, pero a él la voz se le corta solo con imaginar que su hija estuvo tan cerca de la tragedia.

Para otras personas, sin embargo, llegar a este hospital en busca de respuestas es el comienzo de la incertidumbre. Germán Rivera es de Pasto (Nariño), llegó a Bogotá para hacer unas diligencias personales y terminó caminando por las clínicas y los hospitales buscando a uno de los heridos.  Él escuchó la explosión pero no se imaginó que se trataba de un atentado. Minutos después un amigo lo llamó para pedirle que lo ayudara  a buscar a su hijo, un uniformado que lleva dos años en la institución y estaba en la Escuela en el momento de los hechos. Para empezar, Germán fue al complejo policial donde le dijeron que el uniformado no estaba allí, luego llegó hasta el hospital de la Policía, pero la respuesta fue la misma “no aparece en el listado”. Se fue con afán, otros tres hospitales, en los que se están atendiendo a las víctimas de la explosión, lo esperan.

Pero en medio del caso y la tristeza que se vive en el lugar, hay también espíritu de solidaridad. Un militar, un empleado de la ETB y por lo menos 30 personas más, han pasado por la portería del centro asistencial con el objetivo de donar sangre para ayudar a quien lo necesite. Sin embargo, uno a uno fueron devueltos pues desde muy temprano muchas personas atendieron al llamado de ayuda de las autoridades de salud y el hospital ya dispone del líquido vital necesario para atender la emergencia y mantener las reservas suficientes.

“Mi hermano trabaja en la General Santander, hace parte del Grupo de Armamento, y gracias a Dios resultó ileso. De inmediato yo y mi hermana nos dirigimos a este hospital y convocamos a amigos y familiares que tuvieran el tipo de sangre que estaban necesitando ( A-, B-, O-) para que vinieran a donar. Llevo dos horas aquí y sí alcanzamos a aportar nuestro granito de arena. Nos solidarizamos y apoyamos a los familiares de esta tragedia”, dijo a este diario Lizeth Avendaño.

De acuerdo con el veedor para los derechos humanos de la Policía Nacional, Armando Vergara, de los 28 heridos que permanecen en el Hospital de la Policía cinco se encuentran en grave estado de salud. Mientras tanto, las familias que acompañan a sus seres queridos se preparan para una noche larga, ningún uniformado será dado de alta hoy.