La mitigación de ruido que no les suena a los vecinos del aeropuerto El Dorado

Mientras la Aerocivil afirma que El Dorado ha disminuido su impacto sonoro, una universidad evidencia lo contrario.

Kelly Rodríguez / krodriguezd@elespectador.com
29 de enero de 2020 - 03:00 a. m.
Residentes de Fontibón y Engativá exigen la insonorización de sus viviendas.  / Cristian Garavito
Residentes de Fontibón y Engativá exigen la insonorización de sus viviendas. / Cristian Garavito

A tres meses de terminar el plan piloto en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, que puso a prueba cambios en la actividad nocturna para optimizar la operación (con el compromiso de no generar mayores niveles ruido), la Aeronáutica Civil afirma que se está cumpliendo el objetivo. Sin embargo, un estudio de la Universidad Manuela Beltrán apunta en otra dirección: los vecinos de la terminal están recibiendo un impacto de ruido que supera los 90 decibeles (dB), muy superior a la máxima permitida por las normas ambientales, que es de 65 dB.

El estudio consistió en ubicar un sonómetro en un conjunto residencial del barrio Cofradía, en Fontibón, para medir el sonido de los aviones a su paso. La prueba se hizo en la noche del viernes 13 de diciembre y el sábado en la mañana. Los resultados arrojaron que las aeronaves pasaban cada tres minutos, aumentando la percepción del ruido. Según el informe, cuando los niveles alcanzaban los 90 dB, las alarmas de los carros se disparaban y los vidrios vibraban.

La universidad aclaró que se trató de un ejercicio simple, para obtener un registro de la periodicidad de los sobrevuelos y del impacto auditivo que generaban los aviones a las poblaciones aledañas. En respuesta, la Aerocivil afirmó que este muestreo entregó un dato aislado con el que no se puede trazar ningún tipo de variabilidad con respecto a las actividades aéreas y su incidencia en términos de ruido.

“Tenemos una red de 25 sonómetros conectados que hacen parte del Sistema de Vigilancia y Control Ambiental (SVCA), los cuales proporcionan la información de las operaciones 24 horas. Nuestros aparatos segregan la información de ruido general y miden el ruido aeronáutico, entregando datos precisos, en tiempo real, de todos los aviones que pasan por El Dorado”, indicó la entidad que está encargada del control y la regulación de la aviación civil en el país.

Según la Aerocivil, las Estaciones de Monitoreo de Ruido Inteligente (EMRI) fueron instaladas entre 2015 y 2016, en puntos estratégicos de Fontibón, Engativá y Funza (áreas aledañas al aeropuerto), para ejercer un control de ruido de las aeronaves. En ese sentido, los dispositivos permiten la captura y el manejo de la información por medio de un software especializado. La idea era orientar el diseño y la operación de la terminal para alinearlos con los principios de sostenibilidad y reducir los impactos acústicos .

Pues bien, los resultados de la medición de la curva de ruido, revelados por la entidad para sustentar que sí vienen trabajando para disminuir el ruido, indican que entre 2015 y 2018 el área de influencia del aeropuerto en donde se percibían 65 o más decibeles se redujo, al pasar de 37 kilómetros cuadrados a 23. La mayor disminución se presentó en el sureste del aeropuerto, es decir, hacia donde se despliega Bogotá.

No obstante, vale aclarar que los datos corresponden a un periodo donde la restricción en la operación nocturna era rigurosa, que es justo la que pretenden modificar con el plan piloto. Además, es preciso recordar que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) abrió en 2017 un proceso sancionatorio en contra de la Aerocivil por violar la prohibición de usar la pista sur del aeropuerto en las noches.

Entre las precisiones que hizo la Aeronáutica están que los indicadores son monitoreados rigurosamente por la ANLA, que tiene acceso a los sistemas; que la mayoría de las aeronaves que operan en El Dorado tienen motor etapa 4 (salvo unas empresas de carga que no han logrado hacer la transición, pero que trabajan en ello) y que desde que se presentó el plan piloto se está haciendo un trabajo constante de socialización con los vecinos.

“Hay un aumento progresivo de la operación desde 2015 y se vigila a la par con la disminución de ruido. Tenemos cuatro trabajadores sociales recogiendo quejas y recomendaciones de la ciudadanía (en Funza, Fontibón, Engativá y uno encargado de entregar detalles sobre el plan piloto). El aeropuerto y la comunidad están ahí. Eso significará un impacto sonoro que estamos tratando de mitigar, pero que es algo con lo que se debe convivir”, reiteró Aerocivil.

Una comunidad que no da el brazo a torcer

Residentes de la localidad de Fontibón, Engativá y la zona rural de Funza se muestran en completo desacuerdo con la gestión de la Aeronáutica Civil. Algunos llevan años liderando una lucha que apunta a que la entidad reconozca que existe una afectación a la comunidad y ejecute acciones urgentes de mitigación. Se trata de un largo debate y una discusión de vieja data, que volvió a tomar fuerza a causa de la luz verde que recibió el aeropuerto por parte de la ANLA para modificar el uso nocturno de las dos pistas.

Aquí hay que aclarar que desde hace varios años El Dorado opera las 24 horas, aunque con restricciones entre las 10:00 p.m. y las 6:00 a.m. En ese horario solo podía operar la pista norte (adyacente a Engativá), los aviones no podían sobrevolar la ciudad y toda la operación debía apuntar hacia la Sabana. Pero con la puesta en marcha del plan piloto, esa restricción se redujo entre la medianoche y 5:00 a.m. Además, se habilitó la pista sur (adyacente a Fontibón) para aterrizajes y despegues de aviones motor tipo 4, que son los menos ruidosos.

Gloria Molina, vocera de Comunidades Unidas y quien ha estado al frente de este proceso comunitario desde hace ocho años, asegura que desde la Aerocivil no se ha hecho nada para mitigar el impacto del ruido y subsanar las afectaciones de salud física y mental que han sufrido los residentes de estas zonas.

“Las directrices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) establecen que cuando una empresa causa un impacto adverso en los derechos humanos, debe tomar las medidas necesarias para cesar o prevenir el impacto, pero ¿cómo es posible que no destinan ni un solo peso para que las comunidades tengan un sistema de insonorización actualizado y se priorice la salud?”, preguntó.

En cuanto a la red de sonómetros de la Aerocivil hay escepticismo entre la comunidad, que asegura no tener acceso a la información que arrojan estos equipos porque, a su juicio, son manipulados para mostrar resultados optimistas y positivos sobre mitigación del ruido. “La comunidad de Fontibón conoce la importancia del desarrollo del aeropuerto. Solo queremos que reconozcan que hay una afectación y tomen medidas, que protejan nuestras casas y cumplan un plan de mitigación que controle y sancione las aeronaves infractoras. No será perfecto, pero de lo que tenemos ahora a lo que ellos deberían hacer hay un abismo universal”, dijo Molina.

En medio de su gestión, la comunidad logró la firma del decreto 824 de 2019, que pretende conectar y coordinar acciones entre el Distrito, la Aerocivil y la comunidad. Entre ellas, se contempla mejorar el control del ruido y la calidad del aire, con miras a crear una política pública que priorice el impacto en la salud de los residentes de la zona. Además, crea una “gerencia de operaciones”, figura que debe conseguir los recursos para sacar este plan adelante.

El 13 de abril finalizará el plan piloto. Ese día la Aerocivil tendrá que presentar los resultados, que servirán para conocer si es posible mantener la actividad nocturna en El Dorado o si definitivamente se debe pensar en otro tipo de medidas para conciliar la necesidad que tiene la terminal de mejorar su operación y el sueño de los vecinos.

Por Kelly Rodríguez / krodriguezd@elespectador.com

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