Tras dos días de la muerte de Sergio Luis Blanco Quintero, de 30 años, su familia sigue esperando que Medicina Legal entregue el cuerpo, para darle cristiana sepultura. Pero es que el tiempo no ha estado a su favor: hasta este viernes, luego de un día festivo, la Policía de Tránsito retomó labores, que es la inicial responsable de investigar el caso y, de paso, identificar quién iba al volante de la camioneta blanca que, según la sobrina de la víctima, Laura Valentina Chaparro, fue el responsable del fatal accidente.
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La muerte de Blanco, quien deja a una niña de ocho años y el vacío en su familia, fue producto de una noche de violencia en el Movistar Arena, que también dejó otras 24 personas heridas. Los videos de la noche del 6 de agosto son de público conocimiento: fanáticos ingresando a la fuerza al Movistar Arena; una mujer armada con un cuchillo atacando a otras personas, y asistentes tomando sillas y palos para enfrentarse en una batalla campal.
También, registran la llegada de uniformados de la UNDMO (antiguo Esmad) y patrulleros de la Policía en motos, para atender el altercado. Su arribo, para algunos, fue tarde. Luis Guillermo Quintero, gerente general del Movistar Arena, estima que sobre las 8:50 ocurrió el episodio del ingreso a la fuerza “y cuando entran, se generan todos los disturbios”, aseguró a El Espectador.
Con el Puesto de Mando Unificado (PMU) instalado, hicieron una llamada para pedir refuerzos. Según Quintero, la primera comunicación fue pasadas las 8:00 p.m. y el pie de fuerza adicional arribó a las 9:15 p. m., casi una hora después. “A las 10:00 p.m. entran las unidades de policía al recinto, para terminar de evacuar a las personas que estaban adentro resguardadas”, detalló el gerente del escenario.
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Aunque este diario intentó entrevistar al general Wharlinton Gualdrón, jefe Nacional del Servicio de Policía, al término de esta publicación no se pudo establecer contacto.
¿Poca seguridad?
La banda argentina de cumbia villera, Damas Gratis, nació hace 25 años en los barrios populares. Su sonido de ritmos bailables y letras de la vida cotidiana, acercan a los que se sienten excluidos y alientan a quienes ven en el fútbol una pasión. Por ello, sus canciones han sido adaptadas por barras de equipos como Millonarios. Por ejemplo, su versión de ‘Mira Como está la Vagancia’ sirvió de inspiración en el cántico ‘No le falles a tu hinchada’.
Bajo este contexto, barras de otros equipos, como la Albi-Roja Sur de Independiente Santa Fe, cuestionaron la planificación del evento donde barras populares de distintos equipos se iban a encontrar en un mismo lugar. “No habitamos un mundo ideal donde la sociedad asume con tolerancia la diferencia. No entendemos por qué la productora Rafael Pedraza Producciones y el Movistar Arena no tomaron medidas preventivas”, reclamaron a través de un comunicado.
En otro punto, controvierten a la Alcaldía de Bogotá, asegurando que el pasado 15 de julio les entregaron alertas y recomendaciones de cómo acomodar por secciones a las hinchadas y controlar el valor de la boletería. “Sería bueno saber como el SUGA catalogó este evento; cuál fue su análisis de riesgo y plan de mitigación”, concluyen.
Ellos se refieren al Sistema Único de Gestión para el Registro, Evaluación y Autorización de Actividades de Aglomeración de Público (SUGA), uno de los marcos normativos para tramitar requisitos, evaluar y expedir la autorización para actividades con amplio público, como conciertos, en Bogotá. Con la modificación al Decreto 599, se resolvió, por ejemplo, recibir las quejas y/o denuncias de la ciudadanía, que se puedan generar por la realización de la actividad, y la clasificación de las aglomeraciones según su complejidad en alto, medio o bajo, entre otros.
Es entonces que, con base en la totalidad de los conceptos definitivos emitidos por las entidades competentes, la Secretaría de Gobierno expide el acto administrativo reconociendo o negando la habilitación de un escenario. En entrevista con este diario, el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero, aseveró que, en efecto, recibieron las preocupaciones de la barra, a la que, dice, se suma una que había generado el Distrito.
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“El primero de agosto hicimos una reunión con todas las partes involucradas con la organización, para poner de presente el posible riesgo y pedir que se reforzarán las medidas. Adicionalmente, la Policía hizo unas peticiones y emitió un concepto favorable. Ya revisaremos con ellos si se dio o no cumplimiento a lo que se estableció como propuesta del organizador”.
Por su parte, Luis Guillermo Quintero, gerente del Movistar Arena, señaló que para ese 6 de agosto, incluyeron 80 personas más de seguridad que en un evento común (280 en total), “por la lectura que hicimos al tipo de evento”, argumentó. Sin embargo, respondió que no hubo refuerzo de logística y había cerca de 98 trabajadores. “No recibimos recomendaciones del Distrito”, agregó.
Mientras tanto, el secretario Quintero dijo que dispusieron de 30 gestores de convivencia, quienes, de hecho, fueron “quienes salieron a controlar y a evacuar, junto con los organizadores”, en un escenario donde había armas blancas, portando como escudo solo una chaqueta roja. Esto, sin tener en cuenta los contados policías que estaban en el lugar. Un despliegue que podría no verse suficiente para atender a casi 14.000 personas, teniendo en cuenta que habían habilitado el tercer piso y sin contar las que ingresaron de forma irregular.
Cabe recordar que según la Sentencia C-128 de 2018 de la Corte Constitucional, la Policía está facultada, en casos excepcionales por aglomeraciones de público complejas, prestar servicios de vigilancia y seguridad dentro y fuera e, incluso, intervenir para garantizar que los asistentes ingresen con boleta. Esas aglomeraciones complejas, las define la sentencia como variables donde hay características del público, de la reunión, etc, que den lugar a riesgos de afectación a la comunidad o a los bienes.
“El Distrito hizo las recomendaciones de Ley, pero se confió. Pensó que era un concierto igual y no escuchó a los procesos organizados para implementar mecanismos más agudos y evitar riñas”, sentenció la concejala del Pacto Histórico, Heidy Sánchez.
Lo que viene
Ante esta coyuntura, la Procuraduría requirió a la Alcaldía de Bogotá y la Policía Metropolitana de Bogotá un informe sobre las acciones desplegadas ante los actos violentos en el Movistar Arena y las medidas para prevenir a corto y largo plazo este tipo de hechos. Por su parte, la Policía aperturó una noticia criminal para judicializar a las personas involucradas en los desmanes, quienes podrían enfrentar procesos penales por lesiones personales, intento de homicidio y daño en bien ajeno. De igual manera, el gerente del Movistar Arena ya presentó una denuncia por afectaciones materiales (grafitis, gabinetes de extintores rotos, puertas rotas, entre otros). Los videos de testigos y cámaras de seguridad serán claves en la identificación.
Desde la Secretaría de Gobierno informaron que para próximos eventos de aglomeración de público reforzarán los sistemas de monitoreo y vigilancia en tiempo real, mediante cámaras y reportes ciudadanos; incrementarán los equipos de verificación en campo; revisarán y actualizarán los planes de contingencia exigidos a los organizadores de eventos privados; priorizarán la seguridad, la movilidad y la convivencia; coordinarán anticipadamente con autoridades y organizadores, para garantizar la presencia y actuación rápida, y realizarán campañas pedagógicas y preventivas, dirigidas al público asistente.
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Este es un claro ejemplo de lo mucho que falta por trabajar con y en las mismas hinchadas para que esas diferencias no sean excusa de violencia, mucho menos en un escenario dispuesto para la música. Eso sí, las alarmas que ya se habían prendido hubieran evitado, al menos, controlar mejor los desmanes que puso en riesgo a asistentes que nada tenían que ver. Una lección en vigilar mejor los protocolos para evitar más casos como este.
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Por María Angélica García Puerto
