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Murió universitario, que resultó herido en choque con el ESMAD

Se trata de Miguel Ángel Barbosa, de la Universidad Distrital, quien estaba en coma inducido desde el pasado 21 de abril.

Redacción Bogotá
03 de junio de 2016 - 04:08 p. m.
Miguel Ángel Barbosa.
Miguel Ángel Barbosa.

La historia de Miguel Ángel Barbosa terminó en tragedia: falleció a la 1:50 de la madrugada a causa de un paro cardiorespiratorio, como consecuencia de su deterioro clínico, luego de permanecer casi mes y medio en coma en la unidad de cuidados intensivos del Hospital El Tunal. El joven, estudiante de tecnología mecánica, se encontraba hospitalizado desde el 21 de abril por un trauma craneoencefálico severo, luego de resultar herido en medio de los choques que se registraron entre los estudiantes de la Universidad con el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de la Policía. (Lea: Miguel Ángel Barbosa: el caso que agudiza la tensión en la U. Distrital)

Barbosa participó ese día en una manifestación que hicieron los estudiantes alrededor de la sede de la Facultad Tecnológica, ubicada en Ciudad Bolívar. Aquella tarde, los estudiantes se movilizaron por un carril de la avenida Villavicencio para protestar, entre otras, contra la decisión del Consejo Superior (CS) de convocar la elección de rector en propiedad (el actual, Carlos Javier Mosquera, está como encargado desde febrero de 2015).

Las versiones sobre la trifulca que se presentó después no coinciden del todo. Una estudiante que participó en la marcha, que pidió la reserva de su nombre, contó: “El choque comenzó cuando salimos a la avenida. La Policía llegó, trató de dialogar con los líderes estudiantiles e incluso con el delegado de derechos humanos de la universidad. Otros estudiantes trataron de acercarse a los policías para contarles la finalidad de la marcha, pero contados cinco minutos llegó el Esmad y disparó balas marcadoras a diferentes estudiantes, corriéndolos a todos del carril de la avenida”.

En un comunicado del 30 de abril, los representantes de los estudiantes aseguraron: “Un gas lacrimógeno llegó directo a la cabeza de nuestro compañero Miguel (…) el proyectil salió en línea recta hacia la cabeza”. Hasta ahora, sin embargo, ninguna versión oficial lo confirma.

La alumna que habló con El Espectador admite no haber visto qué produjo el golpe, aunque sí vio sus efectos. “Me encontraba dentro de la universidad”, relata. “En cierto momento, el Esmad manda esos artefactos de gas en gran cantidad y los manifestantes tienen que salir corriendo para ventilarse. Cuando se dispersan y pasa el efecto del gas, nos damos cuenta de que un compañero se había quedado allá. Pensamos que se había asfixiado por el gas. Salgo corriendo a verlo, está herido y tiene la cara, la cabeza y el cuello llenos de sangre. Llamamos a los médicos de la universidad”. Llegó al Hospital El Tunal con trauma craneoencefálico severo.

Alexánder Rodríguez, hermano medio de Miguel Ángel, dice que, hasta ahora, le han dicho que un grupo de desconocidos llegó “de un momento a otro a provocar al Esmad, que respondió con gases”, pero no se atreve a señalar un autor del golpe. La madre, María Eva Vanegas, agrega: “Un profe me dijo que en esa manifestación había infiltrados”. La estudiante acepta que “en la universidad hay personas que siempre están dispuestas a generar violencia”, pero teme que hayan sido infiltrados por personajes ajenos al movimiento estudiantil para distorsionar el sentido de la marcha.

El coronel William Sánchez, subdirector de la Policía de Bogotá, reporta que actuaron “frente a unos disturbios”, pero no entrega detalles porque, dice, debe esperar a que el CTI de la Fiscalía culmine la investigación. En el ente investigador tampoco dan declaraciones con el argumento de que siguen recogiendo pruebas.

Miguel Ángel vivía en Madrid (Cundinamarca), desde donde hacía a diario un recorrido de hora y media para poder estudiar. Era un pilo. Así lo recuerda su hermano, Alexánder, quien cuenta que el puntaje en las pruebas del Icfes le permitía participar por una beca del programa Ser Pilo Paga, pero no clasificaba por su clasificación en un nivel del Sisbén más alto del permitido para tener un cupo universitario. Insistió por sus propios medios y logró un espacio en la Distrital, donde estudiaba desde comienzos de 2015.

Por Redacción Bogotá

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