Nuevos articulados: un revolcón en Transmilenio

Ya está en marcha la licitación para seleccionar los nuevos concesionarios del sistema, que ahora se dividirán entre proveedores de la flota y encargados de la operación. Además, TM ampliará estaciones, eliminará rutas y creará otras, una vez lleguen los 1.400 buses nuevos .

Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar
09 de marzo de 2018 - 03:31 a. m.
Los nuevos buses usarán mínimo estándar Euro V y estarán rodando a finales de 2019. / Óscar Pérez - El Espectador.
Los nuevos buses usarán mínimo estándar Euro V y estarán rodando a finales de 2019. / Óscar Pérez - El Espectador.

Articulados de Transmilenio (TM) envueltos en llamas, destechados, partidos en dos, varados en la vía o perdiendo las llantas en plena marcha… Escenas como estas las han tenido que vivir los usuarios del sistema en los últimos años y todo por una razón: el 53 % de la flota tiene más de 10 años y han recorrido más de un millón de kilómetros. La renovación de los buses de las fases I y II, que se debió hacer en 2013, es una deuda pendiente que apenas se empezará a saldar a finales de este año, cuando empiecen a llegar los primeros buses nuevos. (LEA: Buses viejos de Transmilenio, una de las causas de la accidentalidad)

No obstante, la esperada licitación de entrada representa un cambio frente a la forma como se adjudicaron los primeros contratos de Transmilenio, hace 18 años. Ya no será un solo contratista el encargado de comprar y operar los buses sino que, según los prepliegos de la licitación que se publicaron esta semana, se buscará, por un lado, un proveedor de la nueva flota y, por el otro, operadores que prestarán el servicio durante 12 años.

La nueva licitación, diseñada por TM y la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), contempla una inversión de $1,6 billones para la compra de buses y $5,5 billones en las tareas de operación. La expectativa del sistema es que, al dividir los procesos, se minimicen los riesgos operativos. 

La idea es sacar de circulación 1.162 buses de los 2.005 que componen la flota del sistema, y reemplazarlos con 1.400 nuevos vehículos con una mayor capacidad de pasajeros, ya que de los nuevos automotores el 67 % serán biarticulados y el 33 % restante serán articulados tradicionales. Según la gerente de Transmilenio, María Consuelo Araújo, esto significa que habrá menos congestión en buses y estaciones. “Los biarticulados tienen una capacidad de 250 pasajeros y los articulados de 160 usuarios. Tendremos 200 buses adicionales y la gran mayoría tiene más capacidad. En cupos, estamos hablando de que se aumentarán casi 50.000 espacios en las fases I y II (AutoNorte, Calle 80, Av. Caracas, NQS, Av. de las Américas y Av. Suba)”, explicó.

>>> LEA: Los retos de María Consuelo Araújo al frente de Transmilenio

La tecnología de los buses también será otra de las transformaciones. Los buses viejos son de tecnología ambiental Euro II y Euro III, estándares europeos de emisiones de CO2 que se dejaron de usar en 1996 y 2000, respectivamente. La licitación contempla que los nuevos sean mínimo Euro V, tecnología que se implementó en 2008 y que es más amigable con la calidad del aire. “Puede haber oferentes que nos presenten incluso Euro VI u otras tecnologías. Pero, partiendo de la base, ya implica una reducción del 50 % de las emisiones particuladas de la flota actual”, agregó Araújo.

Pero no solo los buses tendrán un cambio. La llegada de más biarticulados no solo incide en el número de espacios para los usuarios, sino que también impacta en la infraestructura. Por eso, la llegada de 938 biarticulados obliga a Transmilenio a tener que ampliar las estaciones para que estos buses se puedan estacionar. Serán 44 estaciones las que necesitarán una ampliación, y según TM ya están los procesos contractuales para que se diseñen y adecúen las estaciones. Algunas necesitarán de uno o más vagones y a otras se les instalarán las taquillas afuera, con el objetivo reducir las congestiones que actualmente se generan en las entradas y salidas de las estaciones.

El cronograma para la llegada de los nuevos buses inició con la publicación de los prepliegos de la licitación y continuará el 5 de julio, cuando sean seleccionados los nuevos concesionarios. El sistema espera que todos los buses nuevos estén circulando a finales de 2019. Respecto a las intervenciones en las estaciones, en el segundo semestre del año se realizarán los diseños y empezarán las obras de ampliación en el primer semestre del mismo año.

El reemplazo de los buses será paulatino y el criterio será una relación entre el tiempo de operación y los kilómetros recorridos. Empezarán a ser reemplazados los que sobrepasen 1’500.000 de kilómetros y entrará uno de los nuevos.

En parte, esto explica la gran cantidad de cambios que se han hecho en el sistema, en cuanto a paradas y frecuencias. Y vendrán más cambios, pues con la nueva flota incluso podrían crear o eliminar rutas. “Estamos tratando de enfocar los cambios en la llegada de los nuevos buses. Vamos a obtener un diseño operacional que se adapte a la infraestructura, la flota que llega y la necesidad de nuestros usuarios. Hay algunas rutas que cambiarán totalmente su recorrido, otras cambiarán algunos puntos de parada y otras desaparecerán”, dijo Felipe Ramírez, subgerente técnico de TM.

Para los expertos en movilidad, es necesario que los buses nuevos sean, al menos, parcialmente eléctricos. “En el mediano plazo, el sistema debe implementar buses eléctricos, mientras se crea este ecosistema (electrolineras y servicio técnico)”, asegura José Stalin Rojas. Por su parte, Néstor Sáenz afirma que “es necesario avanzar desde lo institucional para dar ejemplo de un consumo energético eficiente. Por lo tanto, hay que aprovechar esta licitación para que los concesionarios aporten vehículos que vengan de fábrica con las nuevas tecnologías y no que sea algo adaptado”.

La renovación de la flota es una noticia que por muchos años esperaron los usuarios del sistema. Y si todo sale según lo previsto, a finales del próximo año habrá mejores frecuencias, más espacio en los buses y un aire menos contaminado.

Por Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar

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