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Opinión: Demografía de La Violencia y la urbanización

En los primeros días del mes de mayo será presentado el tercer tomo de la colección de ensayos Construyendo Civilidad, de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, cuyo objeto de estudio son los cambios demográficos que experimentó el país durante el llamado periodo de La Violencia (1950-1964).

Carlos Roberto Pombo Urdaneta
11 de abril de 2025 - 01:13 a. m.
Opinión: Demografía de La Violencia y la urbanización
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Como lo ha señalado el demógrafo colombiano Álvaro Pachón, en países con conflictos armados de larga duración los indicadores relacionados con la mortalidad se incrementaron fatalmente. Sin embargo, de acuerdo con estimaciones recientemente publicadas por la ONU, en Colombia, durante el período 1950-1964 que se ha llamado de La Violencia, la esperanza de vida pasó de 45,9 a 57,4 años para los hombres, y de 50,6 a 61,4 años para las mujeres. Es decir, incrementos de 11,5 y 10,8 años respectivamente.

En conflictos como la revolución mexicana, la tasa de natalidad disminuyó por efecto de la ruptura de las relaciones conyugales y por la disminución de la nupcialidad. En Colombia, en el período señalado, la tasa de natalidad incrementó levemente. Adicionalmente, durante un conflicto de larga duración y alta intensidad, es corriente que aumente la emigración internacional, fenómeno que no ocurrió en Colombia durante este periodo.

Álvaro Pachón concluye que los componentes del cambio demográfico -nacimientos, defunciones y migraciones-, durante el período 1950-1964, tuvieron una trayectoria muy diferente a la registrada en otros países latinoamericanos que pasaron por períodos violentos. Con una cifra aún más sorprendente: en Colombia, la población, según las estimaciones recientes de la ONU, aumentó en 5,9 millones de personas, es decir, experimentó la tasa de crecimiento más alta de toda su historia, llegando en 1961 al 3,11 por ciento anual.

De las consideraciones anteriores surge entonces la pregunta: ¿cómo es posible que durante el período 1950-1964, llamado de La Violencia, en Colombia haya habido 300 mil muertos, como han señalado durante décadas muchísimos autores sin que nadie lo cuestione, cuando los indicadores demográficos demuestran lo contrario?

Álvaro Pachón y una nueva generación de demógrafos e historiadores, ha postulado la siguiente respuesta: las cifras que se han dado por ciertas durante décadas, son exageradas y habrían sido obtenidas con metodologías claramente inapropiadas y faltas de rigor.

Este asunto es precisamente el objeto de estudio del tercer tomo de la colección de ensayos Construyendo Civilidad, de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá. Será presentado a la ciudadanía en los primeros días del mes de mayo, en nuestra casona del Museo El Chicó, y llevará por título: Demografía: violencia y urbanización.

El libro busca contribuir de manera objetiva a la destrucción de mitos acerca de la intensidad de la violencia colombiana de mediados del siglo pasado. Con el paso del tiempo, tales mitos se fueron convirtiendo en “verdades absolutas” que han distorsionado de manera grave la historiografía colombiana. Uno de los asuntos que peor se ha entendido y estudiado, es el de la relación de la violencia política con los procesos de urbanización de las ciudades colombianas.

Este fenómeno no puede atribuirse, exclusiva ni preponderantemente, a la llamada Violencia. Es imprescindible analizar las profundas trasformaciones por las que estaba atravesando el país: el proceso de industrialización, la desarticulación en las estructuras tradicionales de poder, las enormes inversiones en educación y salud, la secularización de las costumbres, la explosión demográfica mencionada al comienzo, y el éxodo de campesinos que buscaban una vida más llevadera en las cabeceras municipales y en las grandes ciudades. Es notable que la llamada Violencia, cuyas causas y consecuencias se han analizado ampliamente desde el punto de vista histórico y político, haya recibido tan poca atención en el campo demográfico.

Es necesario, entonces, elaborar un análisis que permita conocer cabalmente la intensidad de la violencia bipartidista colombiana, el año en que se inicia y diversos aspectos como el periodo que abarca y el número de víctimas fatales producto del conflicto. Y por supuesto, establecer con rigor y precisión cuáles son las causas reales de la migración campesina a las áreas urbanas.

Colombia vivió un proceso de urbanización similar en su tipología, velocidad y magnitud, al de otros países de la región que tenían un nivel de desarrollo parecido. Hoy en día, hay información y argumentos suficientes para afirmar que la migración a las ciudades obedeció principalmente a la diferencia de ingresos que percibían los trabajadores del campo y los de la ciudad. Por ello resulta equivocado atribuirle solamente a la violencia la causa del traumático proceso de urbanización de Colombia. Y por ello, así mismo, las mayores tasas de migración campesina, aquellas que describen el cambio de un país rural a uno urbano, se encuentran en las primeras décadas del siglo XX, antes del período de La Violencia.

Más que desplazados por La Violencia, los migrantes eran personas que, en medio de inmensas dificultades, de pobreza y angustias, propias de un abandono casi total por parte del Estado colombiano, venían en busca de una vida mejor y de un porvenir más promisorio y halagüeño para sus hijos, y que, con enormes esfuerzos, tenacidad y solidaridad, logaron incorporarse a la vida urbana.

Carlos Roberto Pombo Urdaneta

Por Carlos Roberto Pombo Urdaneta

Presidente de la SMOB. Arquitecto y urbanista experto en el desarrollo histórico, físico y demográfico de Bogotá. carlospombourdaneta@gmail.com
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