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Se dice que la inseguridad en Bogotá es el principal enemigo de los ciudadanos que caminan por los andenes, el tema es que no es el único porque hay un segundo enemigo que es silencioso y que está a la espera de adultos, adolescentes y niños.
Me refiero a las vigas de amarre que en ocasiones quedan levantadas en los andenes, especialmente en aquellos donde hay árboles sembrados en mitad del cemento que con el tiempo echaron gruesas raíces que levantaron parte de la construcción.
Estas vigas se han constituido en enemigos de grandes y pequeños en Bogotá, porque al caminar por donde están ubicadas se corre el riesgo de enredarse el pie y por supuesto caer y lesionarse alguna parte del cuerpo.
El día 10 de abril en horas de la mañana caminando por la carrera 15 con calle 76 sobre el andén del costado derecho sentido sur – norte, tropecé con uno de estos elementos, lastimándome uno de los dedos de mi pie izquierdo. El golpe fue tan duro que rompió el zapato y estuve a punto de caer al piso. Gracias a Dios logré el equilibrio porque de haber sucedido mi cara hubiese dado con el filo de una de las losas que están levantadas al lado de la viga.
Por supuesto no pude evitar la ira porque no es necesario ser adivino para saber que esta situación no es nueva y que viene de tiempo atrás.
Esto mismo hecho se repite una y otra vez en todas las localidades de Bogotá con excepción de Sumapaz por ser zona rural. Prueba de esto es la siguiente imagen de un andén en la localidad de Kennedy, en la calle 40 F Sur Transversal 74 D Bis, detrás del Hospital de Kennedy.
De inmediato me pregunté, ¿cuántas personas más habrán caído en este tipo de trampas urbanas que se encuentran a la vista de las autoridades de Bogotá, sin que ejecuten las acciones correspondientes para evitar que ciudadanos se conviertan en víctimas de estos. Cuando hablo de autoridades me refiero al IDU, a la Defensoría del Espacio Público y a las alcaldías locales.
No puede ser que ningún funcionario del Distrito se dé cuenta ¿o que algún concejal de Bogotá, especialmente aquellos que les gusta armar escándalo por cualquier situación que les ayude a ganar likes es sus redes sociales los haya visto?, que no me crea tan pendejo. Como tampoco creo que nadie en Bogotá se haya tropezado.
Puede que hasta el momento ningún hijo de…, sobrino de…, nieto de…, personaje de la alta alcurnia o algún político nacional se haya convertido en víctima de estas vigas, y que por eso no se ha producido un escándalo fuerte en el país que ponga en evidencia la pereza de la función pública en Bogotá, no de ahora sino de mucho tiempo atrás, porque esto no es nuevo.
De verdad que no entiendo por qué en Colombia es necesario que las cosas le sucedan a personas con cierto grado de privilegios para que se le preste atención a asuntos que están a la vista de todos y que afecta a miles de personas del común, pero que como no son miembro de familias con apellidos exquisitos, pasan desapercibidos y no son temas de discusión y debates que obliguen a la Administración a dar la cara.
Hago el llamado al IDU, a la Defensoría del Espacio Público y a las alcaldías locales de Chapinero y de Kennedy para que solucionen este asunto. Especialmente en Kennedy, porque si en esta localidad hay plata para hacer conciertos en frente de la casa donde vive la alcaldesa Karla Marín, también debería haber plata para corregir estos asuntos.
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