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Puede que la estrategia de instalar contenedores de basura en los andenes de calles y avenidas funcionen en las ciudades europeas, donde le encanta vivir al exalcalde Enrique Peñalosa, promotor de la idea y quien la implementó durante su segunda alcaldía. Sin embargo, hay que ver que lo que sirve en Londres, París, Roma o Madrid no necesariamente debe o tiene que dar buenos resultados en Bogotá.
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Estos contenedores se convirtieron en nidos de rata, focos de contaminación, refugio de habitantes de calle y escondederos de uno que otro delincuente que los utiliza para ocultarse y esperar a que su víctima se acerque para, con arma en mano, robarle.
Es por esto por lo que el alcalde Carlos Fernando Galán no debe pensar mucho y retirar estos elementos de la ciudad, entre otras, porque la ciudadanía los satura de basura y los dejan a la espera de que llegue el habitante de calle o el mal reciclador a romper las bolsas y esparcir el contenido en el piso.
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Esto, sumado a la falta de mantenimiento de los contenedores hacen que la ciudad luzca sucia y abandonada, y que los andenes se conviertan en nido de roedores y focos de contaminación. Es aquí donde insisto, el alcalde de Bogotá debe buscar victorias tempranas, acostumbrando de nuevo a la ciudadanía a sacar la bolsa de basura el día y la hora en la que pasa el carro recolector.
Bogotá había ganado mucho en este sentido y la instalación de estos artefactos lo único que provocó es un retroceso en la educación de la ciudadanía en el manejo de basuras, y es por esto por lo que la actual administración debe quitar estos artefactos e iniciar campañas de enseñanza a la población para que retome los buenos hábitos.
Es lamentable que la capital del país retroceda en estos aspectos por cuenta de copiar modelos de ciudades lejanas en donde la cultura de sus habitantes es muy diferente a la nuestra. Puedo decir sin ningún titubeo que la implementación de los contenedores de basura en andenes y calles de la ciudad resultó ser un verdadero fiasco.
