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Opinión: Portal Américas o ¿cómo entregar una zona urbana a la delincuencia?

La retoma del control criminal de esta zona urbana no es un asunto fortuito o efecto del descontento popular, es evidencia de un gobierno que desconoce la ciudad y sus dinámicas.

César Andrés Restrepo F.
29 de noviembre de 2021 - 05:39 p. m.
El esfuerzo criminar por controlar zonas de microtráfico dejó de ser exclusivo sobre María Paz, Patio Bonito y El Amparo, extendiéndose a la Avenida Ciudad de Cali y áreas contiguas al Portal de las Américas.
El esfuerzo criminar por controlar zonas de microtráfico dejó de ser exclusivo sobre María Paz, Patio Bonito y El Amparo, extendiéndose a la Avenida Ciudad de Cali y áreas contiguas al Portal de las Américas.

En agosto de 2017 la Alcaldía de Bogotá, con el liderazgo de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, intervenía la zona general de Corabastos, en cumplimiento de una Acción Popular, que exigía la recuperación del sector de María Paz, para la vida segura de sus ciudadanos.

Lo que se encontró en las zonas de María Paz, el Amparo y Patio Bonito fue un pequeño infierno incrustado en el tejido urbano de la capital. Bodegas de reciclaje y locales comerciales arrebatados a sus propietarios para almacenar, distribuir y vender narcóticos, armas de fuego y explosivos, así como para esclavizar inmigrantes y menores de edad, como obreros del crimen o trabajadores sexuales.

La intervención interinstitucional se enfocó durante dos años en el desmantelamiento de las bandas delincuenciales, la ampliación de la oferta de servicios distritales y la transformación de algunos bienes urbanos. Este esfuerzo sostenido dio lugar a la regeneración de la confianza ciudadana, sumando a la comunidad a la prevención del regreso del yugo criminal.

Mientras que se desarrollaban iniciativas para fortalecer el esfuerzo institucional, la comunidad del sector siempre expresó el temor de volver a quedar a la suerte de los criminales. Lastimosamente no estaban equivocados.

Al inicio de 2020 los temores se hicieron realidad. Mientras que la nueva administración reflexionaba sobre sus intereses estratégicos y descubría los desafíos urgentes que enfrentaba la ciudad, la delincuencia se reposicionaba desde territorios contiguos. La ruptura en la continuidad de la estrategia integrada de estabilización y control institucional de la zona les devolvió el espacio físico y la iniciativa a los criminales.

No acababa de sentarse el nuevo gobierno a entender la ciudad, cuando llegó la pandemia. Con esta un catastrófico freno en la gestión de lo cotidiano, con lo cual la ciudad y las zonas recuperadas en la localidad se quedaron sin estrategia, sin planes y sin acción institucional.

Aunque la comunidad impuso alguna resistencia a la retoma criminal, su capacidad siempre será insuficiente. El asedio dejó de ser exclusivo sobre María Paz, Patio Bonito y El Amparo, extendiéndose a la Avenida Ciudad de Cali y áreas contiguas al Portal de las Américas, zonas en las que creció exponencialmente. El deterioro de la situación se evidencia en el aumento de los homicidios en Kennedy durante 2020 -una de las localidades más confinadas-, siendo este el peor resultado en al menos 4 años.

En el marco de la retoma criminal es convocado el paro nacional, convirtiendo una jornada de reivindicación social para los ciudadanos en el escenario perfecto para la consolidación del poder criminal. El desconocimiento de la bomba de tiempo que estaba activada en esa zona condujo al Distrito a ver en protestas violentas y destructivas un ejercicio inofensivo de descontento.

Lo que ha pasado desde ese momento es conocido: restricción criminal a la circulación ciudadana, extorsión desbordada y destrucción de bienes públicos como telón de fondo de fronteras invisibles que protegen el reordenamiento del crimen en ese entorno.

Hoy el entorno del Portal de las Américas está definido por la perdida del valor de los bienes privados y del derecho al usufructo de los públicos. Es origen de alertas de reclutamiento forzado, violencia sexual y trata de migrantes. También es escenario de violencia extrema: en 2021 se han registrado 95 homicidios, 70% de los ocurridos en Kennedy y 8% de los de Bogotá.

¿Qué hacer para recuperar lo perdido en esta zona de la ciudad? Lo primero es abandonar la trampa discursiva que llevó a la alcaldía a validar la apropiación criminal del territorio y la creación de símbolos como el denominado portal resistencia, expresión precisa del objetivo delincuencial de no abandonar un espacio recuperado. También superar el estado de negación que no permite actuar con urgencia.

La Policía Metropolitana debe robustecer su trabajo de inteligencia y contrainteligencia. Un espacio retomado por los criminales exige un control extremo de quienes aplican la ley, para que los esfuerzos operativos lleven a un resultado exitoso de contención y desmantelamiento. Los resultados recientes en Suba son un ejemplo elocuente.

Recuperar el entorno también es determinante. Control del espacio público, intervención de la Diagonal 38 y la reedición del plan integral de intervención son tres acciones obligatorias para recuperar tanto al territorio como a la ciudadanía, abandonados a merced de las reglas criminales.

Las lecciones aprendidas en la última intervención en la zona ofrecen las bases para que la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia lidere la desarticulación de este furtivo mercado de bienes y servicios criminales. Sin el control absoluto del entorno del Portal de las Américas no será posible construir seguridad en la capital.

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