Tras el anuncio hecho por el gobierno de Bogotá de que ya está el modelo del Transmilenio que iría por la carrera Séptima, empezaron a oírse voces que cuestionan el proyecto.
El representante a la Cámara por Bogotá David Luna calificó la propuesta como un “adefesio. Una nueva mentira electoral”, ya que el costo de las obras comprometería un alto porcentaje de los recursos de la ciudad y, según Luna, se estaría perdiendo una oportunidad histórica de hacer una real transformación urbana.
Por otra parte, Luna considera que en términos técnicos la troncal de la Séptima sería el acta de defunción del Transmilenio, pues lo que se tendría es un “transligero”, es decir, los buses sólo transitarán por un carril y no existe la posibilidad de tomar expresos.
Para Luna, el modelo planteado entiende que el norte de Bogotá sólo llega hasta la calle 100, por lo que no se daría solución al problema de movilidad de la población que vive más allá de esa zona. Otra de las voces que cuestionó esta propuesta fue la del también representante Simón Gaviria, quien considera que el anuncio de esta obra será un futuro incumplimiento, ya que la Fase III del Transmilenio contemplaba las rutas por la carrera Décima, Séptima y por la calle 26; al anunciarse que el proyecto del Transmilenio por la Séptima era inviable, éste se desfinanció y los recursos que iban a ser invertidos fueron utilizados en las obras de la Décima y la 26, de manera que refinanciar este proyecto implicaría una improvisación económica. De esta manera, la idea de un Transmilenio por la Séptima por ahora es eso: una idea.