¿Qué factores aumentan el riesgo de que una mujer sea víctima de violencia intrafamiliar? Esa fue la pregunta base del estudio del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEG) del Distrito. Para 2024 las denuncias por este delito se dispararon 79,8 % y este año el panorama no pinta bien: en el primer trimestre se denunciaron 8.038 casos, un aumento del 27,9 % frente al mismo periodo del año pasado. En promedio, cada día se denunciaron 89 casos, siendo enero el más complejo (76%) y las mujeres, las mayores víctimas (73 %).
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La violencia intrafamiliar, ese fenómeno social bajo el manto del abuso de poder y que se presenta de múltiples maneras, tiene raíz en factores individuales, relacionales y sociales. Así lo explica Cristian Camilo Sáenz, magíster en psicología clínica y de la salud de la U. de los Andes. “Estos factores interactúan y comprenderlos es esencial para desarrollar estrategias efectivas de prevención e intervención”. Sus consecuencias tienen un impacto en la vida de la víctima, que muchas veces termina por obligarla a aislarse de sus redes de apoyo.
Pero también hay condiciones estructurales e interpersonales, que aumentan la posibilidad de no saber como identificar, prevenir o gestionar la violencia intrafamiliar. Y es ahí el punto de partida del equipo investigador de la OMEG, que tomó las variables de educación, salud, trabajo y participación, así como entorno y condiciones de vida, para establecer como influyen en la persistencia de esta problemática en la ciudad.
Autonomía económica
En Bogotá, solo dos de cada 10 mujeres mayores de 18 años acceden a educación de pregrado y posgrado. El proveer un título universitario no solo abre las puertas a un empleo y una red de contactos, “sino que dota a las personas de competencias para el pensamiento crítico e independiente, lo que a su vez fortalece los procesos de toma de decisiones”, asevera el investigador, Joseph Lasong.
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En este sentido, un nivel de estudio brinda también una autonomía económica, en tanto las mujeres cuenten con algún tipo de vinculación laboral formal (prestaciones sociales) que pueda proveer estabilidad y aumentar la percepción de seguridad integral, para que en el caso de ser víctimas, puedan “gestionar los riesgos de forma más oportuna”, agregan. No obstante, según el Observatorio de Desarrollo Económico, para 2024, la brecha de género en la tasa de desempleo aumentó 0,3 puntos porcentuales, sintiéndose aún los rezagos de desempleo, por la pandemia.
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Adicionalmente, las tareas de cuidado han empujado a que el 22 % de las mujeres renuncien a su trabajo o actividad económica, encontrando que el estado civil es la característica que más se asocia a estas renuncias. Las mujeres casadas o separadas, entre 18 y 28 años, fueron las que renunciaron en mayor proporción para ejercer esa labor, respecto a las solteras.
Y es ahí donde está un mayor riesgo de violencia intrafamiliar. Una investigación en Zimbabwe (África) encontró que las mujeres de 40 a 49 años tenían 54 % menos de probabilidades de experimentar violencia doméstica en comparación con mujeres, de 15 a 19 años, “debido a que es menos probable que las jóvenes comprendan las complejidades de la violencia doméstica en las relaciones amorosas que las adultas”, dicen.
Entretenimiento y salud mental
Las aplicaciones de streaming llegaron para quedarse. Según el informe ejecutivo del 2021 sobre el rol de los servicios OTT de la Comisión de Regulación de Comunicaciones, 1 de cada 3 hogares del país tienen acceso a por lo menos una aplicación para consumir contenidos audiovisuales. Esto representa el alto valor que tiene para las personas en su ocio y estilo de vida. Pero, ¿qué conexión tiene con la violencia intrafamiliar?
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En el 2015, un estudio en la comunidad rural de Tierra Baja, Cartagena, encontró una relación entre el estado civil, la falta de recreación de la familia y el consumo de alcohol, con la violencia doméstica. La variable novedosa en este estudio es que las mujeres encuestadas, donde la mayoría se dedicaban a labores del hogar, asumían una carga pesada que las agotaba y generaba consecuencias para su salud física y mental. Por lo tanto, los espacios de ocio, entretenimiento y diversión pasaron a segundos o últimos planos en las familias, predisponiendo situaciones de conflictos que desencadenan en violencias. “En ese sentido, contar con una aplicación streaming, es un aporte a la disminución de la violencia intrafamiliar. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que según Mintic, el nivel socioeconómico igualmente marca una diferencia en el consumo, a medida que este incrementa, también aumenta el consumo en los canales premium y OTT pagas”, resalta el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEG).
Otro factor que mejor explica un aporte al aumento de violencia intrafamiliar hacia las mujeres, son los hogares que no cuentan con varios cuartos por hogar, pues demanda una interacción permanente entre la persona agresora y la víctima de violencia. Este factor, también se relaciona con otras variables como problemas de seguridad en el entorno, hogares de estratos 1, 2 y 3, vivir en arriendo y percepción de las condiciones de vida regulares o malas.
Finalmente, en cuánto a las afectaciones de salud mental, las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar son quienes reportan en mayor medida posibles afectaciones, con una diferencia de 8 puntos porcentuales en el reporte de quienes se reconocen como víctimas de violencias y quienes no. Sobre esto, la línea base señaló que el principal motivo para no denunciar fue la falta de confianza en la justicia o en las instituciones, seguida de la creencia de que es un asunto que cada mujer puede resolver sola.
¿En qué trabajar?
El Observatorio recomienda fortalecer las becas y la permanencia en la universidad de las mujeres mayores de 28 años, pues hacen parte de la población que mayoritariamente se dedica a labores de cuidado, luego de abandonar su trabajo. Lo anterior, señalan, sin olvidar la redistribución de las labores con guarderías en universidades o las mismas Manzanas del Cuidado.
Frente a la dimensión de salud, instan a fortalecer el equipo de la Secretaría de la Mujer en hospitales. Actualmente, están presentes en ocho IPS, siete públicas y una privada, donde aseguran han hecho 225 capacitaciones a los equipos de salud, figura vital en el inicio de una denuncia por violencia intrafamiliar, como en México, donde el 70 % de los casos fueron identificados gracias a que el médico inicio el diálogo sobre esa violencia.
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Del lado de las dimensiones de trabajo y participación, instan a continuar con los esfuerzos para la formalización laboral de las mujeres y su permanencia a través de estrategias que permitan la redistribución y reducción de las labores de cuidado (guarderías en sitios de trabajo); ascensos laborales y promover la creación de emprendimientos colectivos.
Por último, para la dimensión de entorno y condiciones de vida, recomiendan construir y fortalecer espacios recreativos, culturales y deportivos cercanos, así como aumentar la oferta de subsidios y créditos de vivienda específicamente diseñados para las mujeres.
Cada uno de los factores analizados por el OMEG, son la evidencia de evaluar y fortalecer la articulación institucional priorizando las apuestas con un enfoque de género, para así responder a la obligación de garantizar el derecho a una vida libre de violencias a las mujeres, quienes siguen siendo las mayores víctimas de este delito.
Las localidades con mayor índice de violencia intrafamiliar
Con corte a octubre de 2024, las 38 Comisarías de Familia atendieron a 120.980 personas en todos los roles, de las cuales 33.383 son víctimas de violencia intrafamiliar. De este total, Integración Social reportó que el 70 % corresponde a mujeres (23.506), 29 % hombres (9.789) y el 1 % hace parte de la población LGBTI (88 casos). En una mirada distrital, las mujeres, entre los 27 y 59 años, representaron el 34 % de las víctimas, seguidas por el grupo, entre los 18 y 26 años, con el 12 % de las víctimas.
Entre los tipos de violencia más frecuentes en la ciudad, predomina la violencia psicológica, con 78 % (25.944 casos); seguida por la violencia física, con el 50 % de los casos (16.767); la violencia sexual, en el 2 % (809 casos), y la violencia económica, 8 % de las víctimas. Las localidades con más víctimas de violencia de género y otros tipos de violencias en el contexto familiar fueron Kennedy (12,9 %), Ciudad Bolívar (12,6 %), Suba (11,1 %), Bosa (10,7 %) y Engativá (8,8 %).
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