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Que la compra de regalos no termine en tragedia

Las aglomeraciones han sido las protagonistas en esta época del año. Para los expertos, ninguna medida será suficiente para evitar la propagación del COVID-19 si no se usa correctamente el tapabocas y si no hay distancia física.

Manuela Valencia Gómez
20 de diciembre de 2020 - 02:00 a. m.
La recomendación principal es optar por las compras virtuales.
La recomendación principal es optar por las compras virtuales.
Foto: Gustavo Torrijos

Si usted es de los que deja todo para última hora, como la compra de los regalos de Navidad y la ropa de Año Nuevo, recuerde que ya no solo es molesto gastar horas en las zonas comerciales con miles de personas, sino peligroso. Esta es la conclusión a la que llegan los expertos a la hora de analizar el impacto que tienen las aglomeraciones en la propagación del coronavirus, que cada día cobra más vidas y que esta semana superó en dos ocasiones los 4 mil casos diarios confirmados en la capital.

Y es que aunque los sectores populares de comercio formal aseguran que han preparado sus protocolos para llevar a cabo una reactivación económica sin riesgos, ha sido la falta de conciencia ciudadana la que ha demostrado que, al menos en Bogotá, no hemos aprendido mucho de esta pandemia. Solo hace falta echar un vistazo a lo ocurrido en San Victorino esta semana durante la jornada de madrugón, en la que las personas llenaron las calles (muchas de ellas sin tapabocas) para hacer las compras navideñas en el comercio informal asentado en los andenes y las vías del sector.

Un caso similar ocurrió durante el piloto de Bogotá 24 horas que, aunque para el Distrito fue un éxito total, hubo descontrol de aforo en varios establecimientos. La tranquilidad de los ciudadanos puede responder al argumento de algunos epidemiólogos como Luis Jorge Hernández, que dice que en ocasiones las personas tienen falsas percepciones de seguridad sobrecargándose de medidas poco útiles como el uso de trajes antifluido o que creen que optando por acatar solo una medida está cuidando su salud. Por ejemplo, con el uso del tapabocas.

“Las medidas deben ser combinadas y simultáneas. El virus se transmite por gotas, contacto y por el aire mediante aerosoles. Cuando una persona lleva tapabocas y se aglomera, los demás están respirando el mismo aire exhalado, ya que el tapabocas convencional filtra del 50 al 70 %.Si la persona grita o canta, el tapabocas es menos eficiente”, explicó Hernández.

Por su parte, la epidemióloga Claudia Vaca comenta que la importancia de evitar aglomeraciones radica en que tal vez esta es la medida más efectiva para mitigar los contagios de COVID-19. “El riesgo de contagiarse aumenta a medida que crecen las interacciones entre personas, incluso con medidas de protección. Entre más número de personas estén en un lugar y entren en contacto, la posibilidad de contagio crece exponencialmente, así haya uso de tapabocas, limpieza de manos y la preferencia por espacios ventilados. La invitación entonces es a que nos sigamos protegiendo en estos días de diciembre y así no terminar saturando el sistema de salud como en meses atrás”, concluyó Vaca.

El experto en epidemiología de la Universidad Nacional Fernando de la Hoz está de acuerdo con los argumentos de Vaca y Hernández, al considerar que así se use tapabocas, las aglomeraciones siguen siendo peligrosas. Pero agrega que el distanciamiento, aunque es útil, no es 100 % seguro en un lugar público con mucha gente alrededor. “Los centros comerciales son, con frecuencia, áreas cerradas, donde esas partículas infectantes pueden permanecer más tiempo en el aire. El riesgo es menor si las aglomeraciones son al aire libre, pero no desaparece completamente. Los compromisos de los comerciantes entonces son extender el horario de compras y el de los compradores es no demorarse más de lo necesario en los almacenes: llegar con una idea clara de qué van a comprar”.

Las medidas

Líderes de sectores comerciales populares como Yansen Estupiñán, gerente del Gran San, ubicado en el centro, aseguran que en lo corrido del año se han alistado para esta época tras estar 156 días sin operar. Específicamente, allí cuentan con un software para controlar el aforo del 35 %, que son alrededor de 5 mil personas, e incluso algunos vendedores han adoptado nuevas medidas, además los protocolos de desinfección ya establecidos, como usar bolas de plástico gigantes para garantizar el distanciamiento. Asimismo, le han apostado al comercio electrónico para reducir el número de visitantes a los establecimientos que, en el caso del Gran San, ha reducido de 25 mil personas por hora a solo 5 mil.

Por su parte, el gerente general del centro comercial Santafé, Andrés Hernández, explicó que para esta temporada optaron por ofrecer las tradicionales Novenas de Aguinaldos de manera virtual y ampliar la capacitación de su personal para sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de respetar las normas establecidas. “Hasta que deje de existir riesgo de contagio, evitaremos realizar actividades, eventos o conciertos que contribuyan a generar multitudes”, puntualizó.

Los comerciantes dijeron estar dispuestos a cumplir, pero para nadie es un secreto que las aglomeraciones son casi que una tradición en esta época. El desafío real es que el cuidado voluntario se convierta en un estilo de vida. Por su lado, el Distrito, en articulación con la Policía, se encargará de velar por el cumplimiento de las medidas a través de operativos de control, el incremento de los gestores de convivencia en estos sectores y realizando campañas pedagógicas para sensibilizar a comerciantes y compradores de la importancia de evitar las multitudes.

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