Durante el año pasado la Alcaldía de Bogotá, en compañía del Fondo de Prevención y Atención de Emergencias (FOPAE), realizó un estudio para determinar la calidad de los suelos en la capital y así definir las zonas de respuesta sísmica en la ciudad y los parámetros que deben emplearse para adelantar diseños estructurales de las edificaciones.
Esta herramienta servirá para los ingenieros estructurales que diseñan edificaciones en las ciudades para de esta forma obtener las respectivas licencias urbanísticas. Así mismo, para realizar construcciones, ampliaciones, adecuaciones o modificaciones.
“Entre algunos de los beneficios que significa contar con una microzonificación sísmica en la ciudad está el de avanzar en el conocimiento de la amenaza sísmica, de la información geotécnica de los terrenos y su respuesta ante un movimiento sísmico; contar con parámetros técnicos ajustados a las condiciones particulares de la ciudad para el diseño estructural de edificaciones consistentes con las características propias de los terrenos de la ciudad y mejorar las normas de diseño sismo resistencia de las edificaciones de la ciudad”, explicó Guillermo Escobar, director de la Fopae.
El nuevo estudio tuvo en cuenta el avance científico e información actualizada sobre amenaza sísmica, geología, geotécnica, respuesta sísmica y los datos registrados por la red de acelerógrafos, incluidos los del sismo del 24 de mayo de 2008.
“La microzonificación no es un mapa de amenaza sísmica ni un mapa de riesgo sísmico con fines de diseño estructural, es una herramienta técnica para el ordenamiento de la ciudad, para la construcción segura de edificaciones que propende en la reducción de la vulnerabilidad estructural de la capital frente a eventos sísmicos”, agregó Escobar.