Serán tres años cuesta arriba para recuperar la economía de la capital

Expertos aseguran que el fin de la cuarentena no se traduce en una recuperación inmediata. Esta dependerá, en gran medida, de si hay o no rebrotes que obliguen, de nuevo, al cierre de ciertos sectores.

Diego Ojeda
30 de agosto de 2020 - 02:00 a. m.
Como parte de la nueva realidad, el Distrito fijó reglas de juego, incluso, para los vendedores informales.
Como parte de la nueva realidad, el Distrito fijó reglas de juego, incluso, para los vendedores informales.
Foto: Óscar Pérez

Con el plan de la “nueva realidad” propuesto por el Distrito, que consiste en levantar la cuarentena y la ampliación del abanico de sectores económicos que pueden funcionar, surge la esperanza del comienzo de una recuperación económica para la capital. Desde que arrancó la reactivación de la economía, la administración ha emitido 101.400 aprobaciones para que las empresas puedan retornar a su operación. El grueso se concentra en el sector comercio, con más de 97.400 empresas reactivadas. A este le siguen servicios (con 26.400) y manufactura (17.700). Los esfuerzos han permitido el regreso de 784.000 personas a sus trabajos, concentrándose, principalmente, en los sectores de servicios (252.400), comercio (216.400) y manufactura (178.700).

Se espera que estas cifras sigan creciendo, pues Bogotá avanza con la reapertura de hoteles, moteles, restaurantes, gastrobares y, eventualmente, teatros y otras actividades que puedan realizarse al aire libre. Ante esta “nueva realidad” surge la pregunta: ¿cuánto tardará la capital en recuperarse de este golpe económico, para retomar los indicadores de crecimiento que se tenían en 2019?

El secretario de Hacienda, Juan Mauricio Ramírez, considera que este es un panorama incierto, razón por la cual maneja varias proyecciones para intentar resolver la interrogante. Al comienzo de la emergencia, la proyección era que en 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) de la capital caería -4,2 % por el impacto de la pandemia, pero que en 2021 se iba a registrar un rebote, que daría como resultado una recuperación rápida del 5 %.

No obstante, con la ampliación de la cuarentena, el pronóstico cambió y ahora se habla de una caída del -6,3 % e, incluso, se comenzaron a barajar escenarios más pesimistas, en los que se podría caer a -8,1 %. Obviamente estas cifras disminuyen la esperanza de una recuperación rápida en 2021. Ahora, en el escenario más conservador, la administración estima que el proceso tomará tres años, con un crecimiento escalonado que comenzará con 2,2 % el próximo año, 3,5 % para 2022 y 4 % para 2023.

Eso sí, Ramírez no descarta que el próximo año, si todo sale como está planeado y la gente acata las reglas, se pueda registrar una mayor aceleración, que le permita a la ciudad alcanzar un incremento del PIB del 4 % o superior. Todo dependerá, asegura, de un conjunto de factores que siguen siendo inciertos, como eventuales rebrotes del virus que obliguen el cierre de sectores de la economía (en los que la disciplina de la gente será clave) y el crecimiento de la economía mundial.

Como Colombia (y por consiguiente Bogotá) depende de factores como el turismo, la exportación de petróleo, carbón, materias primas y bienes básicos, es claro que si al resto del mundo le va bien, el país saldrá beneficiado. “El Fondo Monetario Internacional prevé que en 2021 el crecimiento de la economía mundial será del 5,4 %. Si ese es el caso, aumentan las opciones de un rebote para Colombia y para Bogotá”, dice el secretario.

Pero el impacto del COVID-19 no se puede describir solo con la cantidad de empresas que han tenido que cerrar por la cuarentena. Va más allá, pues cada cierre representa, por lo menos, una afectación en dos vías. La primera es la del empleo (que perjudica el consumo y aumenta la demanda de asistencias humanitarias por parte del Distrito), y la otra es el recaudo de impuestos, ya que a menores ingresos menor tributación.

Este panorama ha llevado a que el Distrito, en las últimas semanas, acuda al Concejo de Bogotá para que le apruebe el denominado “Plan Marshall”, por medio del cual se busca apoyar a las empresas afectadas e incentivar la reactivación económica, el cual, de paso, demanda la ampliación del cupo de endeudamiento a $11 billones. Esta deuda también genera en muchos la incertidumbre de si verdaderamente la ciudad podría recuperarse en un plazo no superior a los cinco años, ya que, según Claudia López, tardaría casi 10 años en pagar este dinero.

Ramírez explica que no sería así, pues con la reactivación y el trabajo que hará el Distrito para incentivar la formalidad y combatir la evasión, la idea es ampliar la base de contribuyentes, es decir, que más gente pague impuestos, y no que los mismos resulten aportando más. No obstante el daño para 2020 es irreparable, por lo que desde ya se estima que de los $10,2 billones que esperaba recibir la administración por pago de impuestos, solo se recaudarán $9,02 billones, cifra que no solo es inferior a la proyección, sino a lo que se recaudó en 2019, cuando a las arcas distritales llegaron a $9,6 billones.

Para resolver la interrogante también están las aproximaciones que se hacen desde el comercio y empresariado. Rosmery Quintero, quien es la presidenta de Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), se suma a la opinión de varios expertos que consideran que una tasa de crecimiento cercana al 5 % no se daría antes de 2023.

“Poner fin a la cuarentena no significa una reactivación inmediata del sector empresarial, ya que hay que tener en cuenta que sectores como el artístico, hoteles y restaurantes estuvieron más de cuatro meses cerrados, algunos sin opción de desarrollar actividades de manera remota, y otros, como el manufacturero y la construcción (pese a que recibieron permiso de reapertura el 27 de abril), no han tenido una reactivación total por diferentes factores, como cumplimiento de protocolos de bioseguridad, contagio o sospecha de contagio de empleados, falta de demanda, falta de recursos, entre otros”, menciona.

El director de Fenalco Bogotá Cundinamarca, Juan Esteban Orrego, asegura que dar una fecha para la recuperación económica de la ciudad es especular, puesto que aún no se sabe cómo va a funcionar la nueva realidad. “Si nos va bien la recuperación del tejido empresarial demoraría tres años. Es complejo, porque ya han cerrado de forma definitiva el 31 % de los comercios. Esa gente hoy está en la informalidad y les tomará tiempo volver a la formalidad”.

Para Quintero es importante que el Gobierno Nacional y el Distrito actúen de forma coordinada para seguir adelantando acciones que mitiguen el impacto económico de la pandemia y evitar nuevos cierres, por cuenta de rebrotes del virus. Para reactivar la economía, la Asociación propone que gobernaciones y alcaldías creen empleos transitorios mediante la priorización de recursos para obras y compras públicas presupuestados en los planes de desarrollo. A esto se suma “que garanticen la asignación de compras públicas a las Mipymes, iniciando con una base e incremento gradual del 5 % anual hasta llegar alcanzar mínimo un 30 %”.

Hay quienes proponen que en Colombia se formalice el trabajo por horas, para así crear más alternativas de empleo, un debate que se remonta meses atrás, cuando la cartera de empleo estaba bajo la dirección de Alicia Arango, y que parece revivir con la aprobación en la Cámara de Representantes de una iniciativa que pone reglas a personas que trabajan de esta forma, pero de manera remota.

El trabajo por horas ha tenido contradictores, como las agremiaciones sindicales, que consideran que mediante este mecanismo se afectarían las condiciones favorables del trabajo en el país. Para el abogado laboralista Víctor Julio Díaz, esta es una propuesta válida, pues “es mejor tener un trabajo por horas que no tener un trabajo”.

Así comienzan las propuestas que buscan acelerar la recuperación de la economía. Lo cierto es que nadie tiene certeza de lo que pueda suceder en los próximos meses, pues apenas ahora comienzan a probarse los resultados que buscan los gobiernos con las estrategias que han implementado en esta materia. No obstante, todos coinciden en que el esfuerzo debe ser mancomunado, pues también depende de la ciudadanía la implementación de una buena cultura del autocuidado, que frene la propagación del virus.

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