En tiempos en los que Bogotá está prácticamente en obra, atravesó incendios forestales de gran magnitud y se encuentra en medio del crecimiento de una infraestructura gris de fuertes impactos, medir los cambios en la estructura ecológica es una tarea cada vez más relevante. Un estudio de la Universidad Nacional encontró que, en los últimos años, en la capital se cumplió con el 70 % de las compensaciones por tala. Un 20 % no se compensó y un 8 % no se pudo verificar. Además, los retos para hacer veeduría ciudadana sobre estas compensaciones se hacen cada vez más complejos para el ciudadano del común.
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El interés por el estudio surgió a partir de una declaración de la entonces Alcaldía de Enrique Peñalosa sobre la tala de árboles en Bogotá, la cual mencionaba que por cada árbol talado se sembrarían ocho más. Esto llevó a Laurent Rojas Velandia, investigador, a preguntarse quién vigila el cumplimiento de esa compensación. “El objetivo del trabajo fue crear una metodología para que la ciudadanía evalúe la política de compensación de arborización de la ciudad”, señaló a El Espectador.
Arbolado en Bogotá
Los árboles cumplen múltiples funciones, incluyendo un aporte estético, cultural y simbólico, así como la regulación climática y el control de temperatura.
La ciudad cuenta con 1.540.000 árboles, de acuerdo con datos del Jardín Botánico. Eso quiere decir que por cada 100 habitantes hay 18 árboles en el perímetro urbano, la cifra más alta de los últimos años. Las localidades que tienen mayor número de individuos vegetales son Suba, Kennedy, Usaquén, Engativá y Usme.
El Jardín Botánico de Bogotá ha plantado cerca de 200.000 árboles en espacio público entre 2010 y 2024 y se estima que existen cerca de 800.000 árboles en espacio privado.
En 2018, la ciudad registraba 17,2 árboles por cada 100 habitantes, cifra que descendió en los dos años siguientes: 17,1 en 2019 y 17 en 2020, lo que representó el punto más bajo desde 2007. A partir de 2021 comenzó una recuperación sostenida: ese año el indicador subió a 17, en 2022 se mantuvo en 17, y en 2023 llegó a 18, la cifra más alta hasta el momento. Para 2024 el dato continuó al alza con 18,1 árboles por cada 100 habitantes, consolidando una tendencia de crecimiento en los últimos años.
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No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un mínimo de un árbol por cada tres habitantes (0,33 árboles por persona) o nueve metros cuadrados de zona verde por habitante. En Bogotá hay un árbol por cada siete habitantes.
Sumada a la necesidad de equilibrar el impacto de la tala en la capital, la Secretaría de Ambiente lidia cada año con más solicitudes. Cifras solicitadas por la concejala Diana Diago señalan que, entre 2019 y 2025, la entidad ha recibido 48.259 solicitudes relacionadas con silvicultura urbana y manejo de arbolado.
El número de solicitudes ha fluctuado, con un aumento notorio en los últimos años: 6.851 en 2019, 5.113 en 2020, 6.602 en 2021, 7.523 en 2022, 8.040 en 2023, 9.789 en 2024 y 4.341 en 2025 (corte parcial), según un derecho de petición.
Como resultado de las visitas, se autorizó la intervención de 5.815 árboles: 4.930 talas y 885 podas. De las visitas realizadas, 10.114 solicitudes correspondieron a espacio público, mientras que 2.965 fueron en espacio privado.
¿Fallas en la compensación?
Para dimensionar el impacto de las compensaciones, el estudio —que propone una metodología que permita a la ciudadanía evaluar las herramientas con las que se implementa la política pública ambiental— revisó 105.000 “tratamientos silviculturales”. De estos, 35.000 fueron talas.
“Se seleccionó una muestra de 305 árboles para la verificación de campo. La muestra fue ponderada por el peso de cada localidad, ya que algunas como Suba o Bosa tuvieron más de 1.000 talas, mientras que otras como La Candelaria solo tuvieron seis”, explicó Laurent Rojas Velandia, investigador.
El estudio encontró que se cumplió con un 70 % de las compensaciones por tala; en 20 % no se compensó y en un 8 % no se pudo verificar. El investigador señala que, aunque el 70 % de cumplimiento parece un buen dato, el análisis cualitativo revela problemas.
“El modelo de compensación uno a uno (‘se taló uno, se sembró uno’) no es adecuado. Por ejemplo, un árbol que daba sombra a una casa con 4 personas fue reemplazado por un edificio de 20 personas, lo que muestra que no se está realizando la compensación de forma adecuada en términos de servicios ecosistémicos”.
Y añade el investigador: “Es por esta razón que la ciudadanía debe ejercer una vigilancia sobre la actividad de la administración que permita la protección del recurso arbóreo y así evitar que la actividad productiva de algunos particulares afecte el medio ambiente urbano”.
No obstante, para poder llegar a realizar esta veeduría, Rojas se topó con impedimentos, como coordenadas sin sentido y documentos ilegibles, lo que le permitió a su equipo concluir que “una persona del común no podría realizar este tipo de verificación debido a los obstáculos formales y la falta de transparencia. La transparencia no es solo entregar la información, sino que esta sea comprensible y accesible”.
Lina Prieto, líder ambiental, coincide en la necesidad de hacer veeduría y señala que ha iniciado ella misma procesos de petición de información sobre las talas proyectadas en la Séptima y otros corredores que serán epicentro de obras. “Estamos muy preocupados porque no hay una buena compensación y tampoco un buen manejo de los árboles trasladados. Hemos preguntado por el declive en la Caracas con 72 y no hemos obtenido respuesta”.
¿Qué dice la Secretaría de Ambiente?
En respuesta a El Espectador, cartera señaló que, en el periodo de 2022 a 2024, se autorizó la tala de un total de 22.245 árboles en el marco de obras de infraestructura. En respuesta, se ordenó una compensación de 118.014 árboles, lo que resulta en una proporción de 5,31 árboles plantados por cada uno talado.
El documento resalta que esta proporción ha ido en aumento desde 2022, cuando la cifra era de 4,19, hasta alcanzar un pico de 5,79 en 2023, y luego ubicarse en 5,71 en 2024.
Adicional, la Secretaría de Ambiente aseguró que está enfocada en actualizar el marco regulatorio sobre el arbolado urbano, especialmente la Resolución 3158 de 2021. Su objetivo principal es crear un portafolio de 1.400 sitios potenciales para plantar árboles y garantizar el cumplimiento de las compensaciones mediante un seguimiento ambiental a los permisos otorgados.
Gestión del arbolado en la ciudad
La gestión del arbolado en Bogotá se rige por un Manual de Silvicultura Urbana. La responsabilidad de su manejo y mantenimiento recae en el Jardín Botánico de Bogotá. Este manual sirve como guía para la arborización de la ciudad.
Entre otras cosas, busca un plan de silvicultura urbana que optimice los beneficios ambientales y minimice los costos. Este enfoque es clave porque la silvicultura urbana contribuye a mejorar la calidad ambiental y el bienestar de los habitantes de la ciudad.
El año pasado, el Jardín Botánico plantó 13.072 árboles en diferentes localidades. Adicional, han realizado mantenimiento a 406.628 individuos, de estos, 213.847 son árboles jóvenes, y 192.787 son a árboles que necesitan poda y tratamientos para su conservación.
La tala de árboles en una ciudad como Bogotá, recuerda el reto de equilibrar la expansión urbana con la protección ambiental. Si bien los datos muestran avances en las compensaciones y en el aumento reciente del arbolado, la dificultad de ejercer veeduría ciudadana revela que la política aún debe plantar raíces. El verdadero desafío no está solo en sembrar más árboles cuando lo importante será garantizar que estos cumplan las funciones ecosistémicas.
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Por Juan Camilo Parra
