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La transformación digital en las empresas consiste en adoptar nuevas tecnologías para mejorar su funcionamiento. Sin embargo, sus beneficios también pueden destacarse en los pequeños negocios, como las tiendas de barrio. Según el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal, “el futuro de estos negocios depende de su modernización. De lo contrario, corren el riesgo de marchitarse o no salir de una condición de pobreza”.
Actualmente, en Colombia las tiendas de barrio todavía registran especial protagonismo en la venta de productos de la canasta familiar. Se estima que en las grandes ciudades capturan el 48 % del mercado, mientras que en las pequeñas alcanzan el 62 %. A pesar de esto, la advertencia de Cabal cobra peso al ver, por ejemplo, que las ventas de los grandes almacenes e hipermercados minoristas están registrando incrementos. Según la última Encuesta Mensual de Comercio al por Menor (EMCM) del DANE, las ventas de estos establecimientos crecieron 8,3 %, en el periodo de julio de 2018 a junio de 2019, al consolidar $59,1 billones.
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Luis Manuel Fabiani, gerente comercial de Servinformación, es un convencido del potencial que tienen las tiendas de barrio para seguir destacándose. Para él, que la atención sea tan “humana”, es decir, que la persona detrás del mostrador salude a sus clientes por su nombre, pregunte por sus hijos y que les fíe, hace que formatos como el de Éxito Express no crezcan como se esperaba. “Pero encontramos la amenaza de que estas empresas puedan acabarse, en la medida en que no se tecnifiquen”, menciona.
Ejemplo de lo anterior es que los colombianos están migrando hacia el comercio electrónico como mecanismo de compra, tecnología que no suele encontrarse en tiendas de barrio convencionales. Cifras entregadas a este medio por María Fernanda Quiñones, presidente ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico (CCCE), muestran que mientras el comercio tradicional creció 10 % entre 2012 y 2017, el electrónico lo hizo en 17 %.
Así las cosas, el panorama que muestran estos expertos pareciera no dejar otra alternativa: o las tiendas de barrio se modernizan, o se quedan con su administración convencional, mientras que otros, con más herramientas, atraen y se quedan con su clientela.
Rumbo a la transformación digital
Bogotá es la ciudad de Colombia con más potencial para adelantar esfuerzos que permitan consolidar la transformación digital en las tiendas de barrio. Cifras de Fenaltiendas detallan que la capital, con sus 45.794 tiendas tradicionales, concentra la mayoría de este tipo de establecimientos comerciales, seguida por Medellín (14.195), Cali (13.685) y Barranquilla (6.961).
Al hacer un acercamiento en la capital, resulta interesante saber que cinco de sus veinte localidades concentran más de la mitad de todas las tiendas de barrio. Estas son Kennedy (12 %), Bosa (11 %), Suba (11 %), Engativá (11 %) y Ciudad Bolívar (10 %). De estas, la que más vende es Kennedy, con el 12 % y la que más población tiene por establecimiento es Usaquén.
Los sistemas POS (Point of Sale) hacen parte de las tecnologías más populares en las tiendas de barrio. Estos son un conjunto de software (como programas de contabilidad) y hardware (computadores, escáner de productos, terminales bancarios), que le permiten al tendero, por ejemplo, conocer su inventario, saber qué productos están rotando, cómo y cuándo lo hacen.
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Para Fabiani, esta información resulta útil para que el administrador del negocio tome decisiones más inteligentes tales como invertir más en los productos que tienen mayor demanda o los que le representan una mayor utilidad. Si se conocen cuáles son las horas en las que más se mueve cierta mercancía, también podría lanzar promociones que impulsen las más quedadas, entre otras estrategias.
Otra herramienta que propone Servinformación, es una plataforma mediante la cual un comprador, desde la comodidad de su casa u oficina, pueda pedir a domicilio los productos de una tienda de barrio. Algo parecido a lo que Rappi hace con los supermercados.
La propuesta es integrar el sistema POS de cada tienda a un centro de datos que alimente la plataforma, para que en tiempo real se actualice con la disponibilidad de productos que hay en el comercio, así como los eventuales cupones o promociones que pueda lanzar.
La idea también es que las tiendas de barrio se sumen a la creciente tendencia del comercio electrónico y, por medio de dicha plataforma, puedan recibir pagos en línea. Fabiani asegura que esto podría poner a competir a los tenderos con los grandes minoristas, ya que el usuario busca rapidez y, al momento de pedir un domicilio, es más probable que llegue primero el de la tienda de barrio, por estar más cerca y mejor distribuida.
Para el vicepresidente de Siigo, Esteban Téllez, otro aspecto en esta transformación es el de la facturación electrónica, pasando de las facturas de papel a la digital. Esto significaría beneficios como mejoras en la contabilidad, rapidez en el cálculo de impuestos y posibilidades de financiamiento por medio de e-factoring. Téllez agrega que, antes de que el tendero de barrio dé el salto a la transformación digital, debe entender qué es lo que necesita y cómo una tecnología podría ayudarle. Es decir, no utilizar herramientas porque sí.
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Desde el gobierno se han adelantado programas para llevar a las tiendas por este camino, como el de “No desaparezcas, transfórmate en tendero digital”, adelantado por el MinTIC en mayo de 2018. No obstante, todos estos expertos concluyen en que en este tránsito todas las partes deben ser protagonistas. Desde Fenalco, por ejemplo, se tienen los Centros de Transformación Digital empresarial, espacios en los que se brinda asesoría y acompañamiento a las pequeñas y medianas empresas.
La labor de los tenderos, entonces, está en capacitarse, repensar su negocio y planificar cómo el uso de las nuevas tecnologías podría ayudarle a competir con los nuevos formatos, y los que podrían llegar en un futuro al país, como el de Amazon, con sus tiendas que funcionan sin cajeros.