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Transición entre basuras

Recolectores comprometidos, basuras por doquier, ciudadanos indignados y poco solidarios, pronunciamientos de alto calibre de funcionarios públicos.

Redacción Bogotá
18 de diciembre de 2012 - 10:00 p. m.
En el centro de la ciudad éste era el panorama durante la mañana de ayer.  / Gabriel Aponte
En el centro de la ciudad éste era el panorama durante la mañana de ayer. / Gabriel Aponte

La recolección de basuras por la empresa Aguas de Bogotá, filial de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (EAAB), comenzó. Las primeras horas evidenciaron que el camino para que la apuesta de Basura Cero del gobierno de Gustavo Petro sea exitosa, no será fácil. El Espectador recorrió la ciudad cuando comenzaba la aplicación del nuevo modelo y encontró fallas en el sistema y en la cultura ciudadana.

Pasadas las 6:00 a.m., el alcalde llegó al parqueadero de las 364 volquetas de Aguas de Bogotá. Mil quinientos nuevos operadores, uniformados, lo esperaban. Muchos de ellos sin saber para qué zona iban. El mandatario dio un discurso en el que animó a los trabajadores y anunció el comienzo de una era en la ciudad. “Pa’lante, alcalde. Ni un paso atrás”, vitoreaban.

Sin embargo, tras bambalinas, lo que parecía ser una gesta de la administración progresista, era reconocido por los mismos funcionarios como un error. “Si a las doce de la noche dejaron de recoger basuras, debimos salir a la misma hora. En seis horas, cualquiera puede llenar la ciudad de basura”, dijo un funcionario de la Alcaldía que pidió no ser identificado.

Comenzó la operación. Una a una salieron las volquetas. Todo era alegría, hasta que los trabajadores vieron la cantidad de desechos que estaban apostados en las calles. Incluso, uno de los equipos de recolectores, que llegó sobre las 8:00 a.m. al barrio El Recuerdo, en las inmediaciones de Corferias y la EAAB, denunció que detrás de ellos venían carreteros dejando bolsas de basura en los lugares que ellos habían dejado limpios.

De la misma manera, propietarios de locales de la zona advirtieron que a las 8 de la noche, cuando cerraron sus negocios, había tan solo dos bolsas negras frente a sus tiendas. En la mañana, al abrir, encontraron más de 20, y muchas de ellas rotas.

En la misma escena, los recolectores pusieron a prueba lo poco aprendido. Mientras unos lanzaban a las volquetas (de más de 3 metros de altura) las bolsas, otros las recibían, y otros, sin escobas ni equipo adecuado, cogían con sus guantes los rezagos de desechos. De un equipo de cuatro, tres no usaban tapabocas.

Entre tanto, las redes sociales se ‘reventaban’ con mensajes y fotografías de bogotanos que encontraron sus calles con desechos. Los cibernautas sentenciaban el fracaso de la apuesta de Basura Cero sin darle mayor compás de espera.

En el barrio Santa Fe, mientras tanto, el reguero de basura obedeció a otras causas, según comentaron los vecinos. El carro de Aseo Capital (uno de los operadores privados), que pasaba los lunes hacia las ocho de la noche, nunca apareció. Cientos de bolsas quedaron en los postes y muchas fueron destruidas por recicladores informales durante la noche y aun en la mañana.

De acuerdo con las mismas versiones, en la comunidad del Santa Fe existe voluntad de reciclar, pero no saben cómo, ni nadie les ha dicho cómo debe ser la división entre bolsas blancas y negras.

El día corría y los pronunciamientos de organismos de control no se hicieron esperar. “Desde el 20 de noviembre le solicitamos al alcalde que nos entregara un plan de acción para el tema de las basuras. Sin embargo, no se dio nunca una respuesta concreta, por ello pedí al procurador Alejandro Ordóñez que investigue al alcalde”, dijo el personero Ricardo Cañón.

En el norte de la ciudad, en el Chicó, la situación no fue fácil para los trabajadores de dos spa de la calle 95 con 11. Como no pasó el carro recolector en la noche, los desechos que implican riesgos biológicos, como no podían ser abandonados en el mismo lugar de las demás basuras, estaban represados dentro de los locales. A las doce del mediodía no había pasado la volqueta de Aguas de Bogotá que, por cierto, no tiene compartimentos para discriminar entre colores de bolsa ni tipos de desechos.

En la misma localidad, un testimonio evidenció el desconocimiento frente a la cultura del reciclaje, o la mala voluntad frente a la política Basura Cero: “¿Yo para qué voy a reciclar? ¿Es que acaso no les pagan a los recicladores por lo que recolectan? Yo no me voy a tomar ese trabajo”.

A las 7 de la noche salió el nuevo turno de operarios. Exempleados de las empresas privadas, exdesempleados, personas en busca de oportunidades que tienen en sus manos el futuro de la más grande apuesta de la administración Petro y, de paso, el futuro político del alcalde.

Congestión en Doña Juana

A las 8:35 de la mañana, arribó al Relleno Sanitario Doña Juana la primera volqueta con el logo del programa distrital Basura Cero. Custodiado por 15 uniformados de la Policía Metropolitana de Bogotá y una tanqueta del ESMAD. El relleno recibió ayer aproximadamente 1.200 toneladas de basuras, cifra oficial hasta el cierre de esta edición.

El ingreso de vehículos al sitio de disposición final tuvo tropiezos. Los conductores de más 20 vehículos, entre volquetas, camiones y compactadores, esperaron más de una hora para entrar al relleno.

El represamiento vehicular a la entrada del Relleno Doña Juana empezó desde las 10:00 de la mañana y terminó casi al medio día, debido a que algunas volquetas arrendadas por el operador público del servicio de aseo, Aguas de Bogotá, no estaban registradas en un listado de vehículos autorizados por la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) para ingresar al sitio.

Al parecer esta entidad no entregó actualizado dicho listado al operador del Relleno, la empresa CGR, y por esta razón no permitieron la entrada, hasta el medio día, de las volquetas que no estuvieran registradas. Mientras los ingenieros de CGR y de la Uaesp verificaban si los vehículos tenían permiso, los llevaron a un parqueadero provisional, para evitar mayor represamiento.

La congestión vehicular y el pronunciamiento del alcalde Gustavo Petro, por medio de Twitter, en el que afirmaba que la Superintendencia de Servicios Públicos había llegado a sellar el relleno —pronunciamiento del que se retractó minutos después—, fueron los dos hechos más importantes de ayer en el Relleno Sanitario Doña Juana. El primero porque generó atrasos no sólo en la operación del prestador público, sino también por lo del listado de las dos empresas privadas. Y el segundo porque generó confusión entre los operarios y conductores.La operación de aseo por parte del Distrito se retrasó 12 horas. Según la administración de Gustavo Petro, esto sucedió porque los operadores privados, que tenían contratos hasta las 12 de la noche del lunes, dejaron de recoger, transportar y depositar 1.987 toneladas de basuras. “Aguas de Bogotá tuvo que asumir la recolección y el depósito de un 47% adicional de toneladas de lo que inicialmente había previsto”.

La tarea del reciclaje

Con sus manos dentro del contenedor de basuras del conjunto residencial Torres de Fenicia, en el centro de la ciudad, William Orduz, reciclador de 40 años, insiste en que en cuanto al reciclaje lo más difícil es concientizar a la gente. Lo dice a propósito de las hojas de periódico que deja junto a las basuras no aprovechables. “Esto uno no lo lleva, porque está contaminado con orines del perro y así no sirve”, explica.

Orduz arrancó su jornada en el nuevo esquema de aseo del alcalde Gustavo Petro a las 7:00 a.m., como lo hace desde hace año y medio en este punto de la ciudad. La diferencia la hicieron el overol de color azul con los logos de la Bogotá Humana y la Asociación de Recicladores de Bogotá (ARB) y las bolsas de basura en las calles, que no fueron recolectadas por Aseo Capital, la empresa que tenía a cargo esta zona.

María Teresa Orduz y su hijo William Orduz comenzaron después de las 7:00 a.m.

Alrededor del mediodía, Nohora Padilla, representante de la ARB, le dijo a El Espectador que la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) le entregó las planillas en las que en adelante se registrará el material recolectado en las calles. En ellas se escribe el peso, el nombre del reciclador y su firma. La instrucción es que se pagarán $85.000 por tonelada recogida.

El esquema de los recolectores no tiene cambios trascendentales, aparte del reconocimiento económico, con el nuevo esquema de aseo. Orduz cuenta que el material recolectado, en el caso de los agremiados a la ARB, se dispone en la sede de la calle 12 con carrera 3, mientras llega el camión recolector, al que se sube luego de haber sido pesado.

Dice que ahora la tarea más urgente es que los ciudadanos de verdad se comprometan con la separación de los residuos aprovechables en bolsas blancas. Lo hace mientras le explica a un vecino que le pregunta a qué hora van a recoger la basura. Al ver esta situación, el hombre agrega: “A la larga va a tocar hacer lo que hicimos con la Edis (empresa distrital de aseo liquidada en 1993), cuando nos tocó alquilar camiones para recoger las basuras y ayudar a la ciudad, que tenía desechos regados en cada esquina. Gente es lo que hay”.

¿Qué dicen en la calle?

 

Andrés Gama Estudiante 

En una bolsa negra ponemos los residuos orgánicos y en una blanca cartón y papeles. Ayer sacamos cuatro, pero el camión no ha pasado. 

Luz Marina Gil Comerciante 

No es fácil conseguir bolsas blancas, pero sí reciclamos. Usualmente ponemos el material reciclable en bolsas amarillas. Nadie ha recogido la basura.

Carmela Rincón Ama de casa 

Pues en Mirandela, sí pasó la basura. No sé lo de las bolsas blancas y negras, siempre meto todo en una negra. ¿no se supone que el Acueducto separa?

José Rivera Celador 

Nos tocó meter la basura, porque los perros abren las bolsas. No sabía lo del reciclaje. Acá todo va en una bolsa negra y la mayoría es comida. 

Gilber Floricultor 

Hoy me tocó recoger a mí, porque nadie ha pasado. Está acumulada la basura de por lo menos ocho floristerías. Algunas reciclan, otras no tienen las bolsas.

 

Continúa negociación con privados
Mientras que ayer los carros compactadores de Ciudad Limpia salían a las calles de Bosa y Kennedy, los representantes de las empresas Aseo Capital y Lime continuaban dialogando con el equipo negociador del Distrito para deter - minar si podían llegar a un acuerdo similar para seguir operando en la ciudad durante los meses que tarde la Administración Distrital en estructurar una nueva licitación para el aseo. El lunes en la noche, Ciudad Limpia logró finiquitar un contrato con el Distrito, que de inmediato desató la reacción de la Superintendencia de Industria y Comercio. Según una carta enviada a los operadores, el ente de control requirió todos los detalles del nuevo acuerdo —aún hoy se desconcen —. Fuentes de la entidad aseguran que podría abrirse una investigación a estas empresas por incurrir en prácticas monopólicas. Al cierre de esta edición, Lime y Aseo Capital seguían negociando con el Distrito el tamaño de las zonas y el valor de la remuneración para cada uno de ellos.

 
 

 

Por Redacción Bogotá

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