Un día para acordarse del perro callejero, un amigo invisibilizado

Este 4 de abril se celebra el Día Internacional del Perro Callejero. Analizar la situación de la población de animales en condición de calle y los desafíos que representan para la sociedad, es el debate al que invita esta fecha, pues tan solo en Bogotá habrían 150.000 animales deambulando por las calles.

Kelly Rodríguez / krodriguezd@elespectador.com
04 de abril de 2019 - 12:46 p. m.
Solo en la localidad de Ciudad Bolívar, Bogotá, existen más de 7.000 perros abandonados, según la Universidad de La Salle. / Pixabay.
Solo en la localidad de Ciudad Bolívar, Bogotá, existen más de 7.000 perros abandonados, según la Universidad de La Salle. / Pixabay.

Sí, como dijo Mahatma Gandhi, “la grandeza y el progreso moral de una Nación se mide por como trata a los animales”. Se calcula que en Colombia hay alrededor de un millón de animales callejeros y pese a que muchos se convierten en vecinos y protectores, no dejan de presentarse casos de maltrato y abuso contra ellos. Muestra de ello son casos como el de un sujeto que iba en una motocicleta y asesinó con arma de fuego a un perro en Usme sin razón aparente o la de tantos que abandonan su mascota porque ya es muy grande y no les cabe en la casa. También están quienes le arrojan agua caliente a un perro porque se acerca a sus restaurantes.

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Ha sido muy complejo determinar con exactitud cuántos animales en condición de calle hay en el país. Los últimos años se ha dicho que la población de animales callejeros en Colombia es de un millón. Sin embargo, en 2017 el Departamento Nacional de Planeación (DNP) indicó que la población de perros y gatos deambulando por las calles de Bogotá, Cartagena, Medellín y Cali podría alcanzar los dos millones, sin contemplar los animales que se encontraban en lugares de paso.

Sobre este interrogante, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal todavía tiene en cuenta un censo realizado por la Secretaría Distrital de Salud en 2013, que arrojó que en toda la ciudad habría aproximadamente 150.000 animales en condición de calle. Y es que contabilizar estos animales ha resultado muy complejo para las autoridades debido a las dinámicas de desplazamiento de perros y gatos en las calles de la ciudad y porque constantemente hay un proceso sistemático de rescate-abandono.  

“Lo que sucede es que se censa hoy y mañana hay más. Eso va de la mano con el tema del abandono de animales y que no se ha adoptado un sistema de identificación obligatorio de animales en el país que nos permita llevar a cabo ese censo real. Estamos buscando contabilizar la población real de animales domésticos de toda Bogotá, a través del mecanismo de implantación de microchip. En cuanto a los que no tienen dueño ni hogar, pensamos censarlos a través de los programas de intervención de calle”, indicó Julián Tarquino, líder de Registro y Control del Instituto.

Entre los perros callejeros está el animal que toda su vida ha estado en la calle, se ha adaptado y es capaz de suplir sus necesidades básicas. Hay otros que han sido abandonados y suelen ser los casos más críticos, porque se trata de un animal acostumbrado a vivir en casa donde una familia le suple todas sus necesidades y, de un momento a otro, debe sustentarse por sí solo sin saber cómo hacerlo. Estos últimos están más propensos a sufrir atropellamientos y maltrato, pues buscan constantemente el contacto con las personas.

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Para Javier Rivas, médico de la clínica veterinaria de la Universidad de La Salle, son tres las principales causas que llevan al abandono animal: “La primera es falta de tiempo para cuidarlo. La segunda, poca planeación financiera, que lleva a los dueños de mascotas a ver cuánto dinero necesitan mensualmente solo cuando ya la tienen en el hogar, y, por último, problemas de crianza o espacio insuficiente”.

Según diferentes estudios, cuando una persona adquiere una mascota busca satisfacer alguna de estas cuatro opciones: compañía, aliviar la depresión, reducir el estrés o aumentar el sentido de la responsabilidad. Sin embargo, cuando esta necesidad se resuelve y surgen otros factores como el cambio de residencia, de ciudad, o el nacimiento de un hijo, los animales suelen ser abandonados.

Además del impacto emocional que pueden sufrir los perros ante el abandono repentino y la inexperticia de valerse por sí mismos en un contexto tan desafiante, hay que tener en cuenta que, la mayoría, llegan a las calles de la ciudad sin ser esterilizados. Día a día, la población callejera crece sin control alguno, convirtiéndose, para muchos, en un problema que hay que solucionar a la brevedad. 

“Los animales requieren alimentación y por ello se acercan a lugares como restaurantes, basuras y plazas de mercado, esto genera incomodidad en las personas y desencadena situaciones de maltrato como traumatismos o quemaduras. Otra situación es que hacen sus deposiciones y no hay quién las limpie, entonces la gente arremete contra ellos. Muchas veces, las personas han optado hasta por el envenenamiento, una forma rápida, pero nada ética de controlar la situación”, indicó Tarquino.

El Instituto ha documentando entre cuatro y cinco llamados por envenenamiento masivo de perros y palomas en Bogotá. Funcionarios de la entidad y el equipo forense de la Fiscalía General de la Nación se han encargado de la respectiva investigación y recopilación del material probatorio de estos hechos, pero los procesos han quedado nulos.

“No hay indiciados. No sabemos quién fue. Después de entrevistas y de verificar cámaras de seguridad (cuando hay), no se pudo conocer al responsable. No hay a quién culpar y la comunidad tiende a ser muy resistente a dar datos para no meterse en problemas. Entonces, nos enfocamos en fortalecer la parte educativa en los lugares donde se presentan estos hechos”, afirmó el funcionario del Instituto.

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Pero hay otro lado de la historia, uno mucho más amable. Según Tarquino, la comunidad proteccionista de Bogotá es muy grande y ha logrado muchísimas cosas en favor de los animales a lo largo del tiempo. Estas personas voluntariamente les administran alimento, organizan jornadas de esterilización y les proporcionan resguardo cuando está lloviendo o hace mucho frío en la ciudad. Por tanto, el Distrito está buscando coordinar labores con los líderes de estas iniciativas en pro de fomentar la tolerancia y la solidaridad de los bogotanos frente a los perros callejeros.

La población callejera de Bogotá es el principal frente de atención del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, no solo porque reconocen que son su público más vulnerable, sino porque al día reciben entre 10 y 15 reportes de situaciones que involucran perros callejeros.

La atención se hace desde tres programas establecidos:

* Urgencias Veterinarias: está enfocado solo para animales sin propietario que se encuentren en estado de urgencia crítica o riesgo vital. Este programa ha atendido a más de 1.000 animales desde que el Instituto está en operación (2017).

* Brigadas Médicas: es un complemento al programa de urgencias y entra en juego cuando el animal requiere atención, pero no es de vida o muerte. En estos casos, se programa una intervención por parte del equipo encargado de valorar al animal, emitir un concepto y buscar la forma de tratarlo. Este frente trabaja con animales de calle y con animales que tienen propietarios (pertenecientes a los estratos 1, 2 y 3). Más de 15.000 aminales han sido atendidos por las brigadas del Instituto.

* CES: capturar, esterilizar y soltar. Consiste en identificar poblaciones de animales callejeros (perros y gatos) diagnosticadas por los consejos locales y solicitudes ciudadanas. Se programan capturas, valoraciones (para determinar si el animal es apto para esterilización), la esterilización y, posteriormente, liberación en el espacio donde permanecían, pero ahora en condiciones óptimas de salud (vacunados y desparasitados).

“Estamos creando un nuevo programa que se llama ‘el perro de cuadra’. Este tiene como propósito que la comunidad se apropie de los perros y gatos callejeros de su cuadra y puedan, con la colaboración del Instituto (esterilización, vacunación y desparasitación), asumir la manutención de los animales que deseen”, explicó Julián Tarquino.

Jornadas de adopción:

Muchos de los animales que son atendidos por el Instituto reciben una nueva oportunidad. Luego de ser valorados y considerados óptimos, entran un proceso de adopción. Es el caso de Torcido, Jacobo y Boogle, tres perros que llegaron a la entidad luego de ser víctimas de circunstancias adversas en la calle y que hoy, esperan que una familia les abra su corazón.

* Jacobo:

* Torcido:

* Boogle:

Tenga en cuenta: Cualquiera de estos animales puede ser adoptado en la Unidad de Cuidado Animal ubicada en la Cra. 106 A No. 67-02, barrio El Muelle de la localidad Engativá, de lunes a viernes de 9:30 a.m. a 3:00 p.m. Fines de semana y festivo de 10:00 a.m. a 12:00 m. Los interesados en adoptar pueden conocer los requisitos en la página web: www.proteccionanimalbogota.gov.co  o descargar gratis la aplicación Distrito Appnimal, en donde podrán conocer fotos de los perros disponibles y comenzar el proceso en línea.

“Creo que lo más importante es el respeto y la tolerancia. El respeto que merece un animal cuando tiene alguna reacción agresiva, hace sus deposiciones en espacio público o busca comida, porque son conductas naturales que utiliza para para sobrevivir y el mecanismo de defensa de las personas no debe ser atacarlo, sino organizarse como comunidad y brindarle un ayuda. Tolerancia, porque todos tenemos derecho a que no nos gusten los animales, pero eso no justifica la agresión o afectación en su contra”, concluyó Tarquino.

Por Kelly Rodríguez / krodriguezd@elespectador.com

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