Para cumplir con una operación y atacar apenas a uno de los eslabones que componen el contrabando, la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) en Bogotá tiene que movilizar por lo menos a 40 de sus hombres y mujeres. Junto a ellos va el personal de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), que se encarga de acompañar la labor y confirmar que la mercancía aprehendida pertenece a las organizaciones señaladas de evadir impuestos.
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“Aprehenden mercancía con un valor comercial de $390 millones”. “Cruzada contra el contrabando da golpe contundente a organizaciones criminales”. “Extinción de dominio a bienes que funcionaban como centro de acopio para la distribución de mercancía de contrabando”. Esos son apenas algunos de los titulares que por esta época se suman a las noticias del país, pero ante la información surge la duda de cómo está la capital en temas de contrabando y qué hacer para combatir.
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Durante los últimos dos años, la seccional de Bogotá de la Polfa, en conjunto con la DIAN, han centrado sus acciones en llegar a la raíz de este delito. Pero mientras incursionan en desmantelar las redes, cada día surge una nueva forma de burlar los controles, evadir los impuestos y comercializar los artículos.
“Si hay un control en determinada vía, ellos se van por otra. Si estamos impactando un sitio en Bogotá, en ese mismo momento está entrando mercancía a otra zona. Incluso, ahora venden estos artículos por medios virtuales, entonces así es más difícil su identificación”, dice uno de los uniformados que ha participado en recientes golpes.
La evidencia en el aumento de los operativos, al igual que el incremento de las organizaciones que transportan la mercancía, queda registrado en las cifras de la DIAN. Durante enero y octubre de 2020 se realizaron 2.560 aprehensiones por un valor cercano a los $47 mil millones, mientras que, durante el mismo período de este año, se llevaron a cabo 3.644 operaciones, lo que permitió sacar del comercio cerca de $91 mil millones en elementos de contrabando.
En ese mismo balance quedó en evidencia que Bogotá está en el primer puesto entre 10 ciudades con más casos de contrabando, seguida por Cali (3.070 aprehensiones), Medellín (2.884 aprehensiones) y Cartagena (722 aprehensiones). Lo que resulta curioso es que Buenaventura, uno de los cuatro puertos más importantes del país, está en el cuarto lugar con apenas 310 casos.
“Cada una es una labor contundente, que es resultado de un análisis de información, de trabajo de campo, de trabajo mancomunado, que nos permite llegar a los centros de almacenamiento. Desde la DIAN, y con apoyo de las autoridades, seguimos en nuestra lucha frontal contra el contrabando en todo el territorio nacional”, comenta Luis Carlos Quevedo Cerpa, director de Fiscalización de la DIAN.
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Para las autoridades que enfrentan este delito, la capital del país es el principal corredor vial que utilizan las organizaciones, porque al estar en el corazón de Colombia, de alguna u otra forma la mercancía tiene que cruzar, bien sea porque acá es recibida por sus propietarios o porque desde acá es despachada hacia otras ciudades.
El caso más reciente de aprehensión de mercancía de contrabando ocurrió durante este fin de semana, en donde quedaron en poder de la Policía Fiscal y Aduanera 1.800 unidades de confecciones, 4.800 pares de calzado y 8.000 unidades de otras mercancías, avaluadas comercialmente en $390 millones.
Si bien la DIAN realiza de manera permanente acciones de control del contrabando (sin centrar sus acciones en épocas o períodos determinados), basada en los criterios analíticos y de estrategia operacional, sí está claro que determinadas temporadas del año traen consigo elementos especiales. Por ejemplo, en Navidad se registra un alto índice de juguetería o ropa.
Las estadísticas de las autoridades también reflejan que los celulares, los textiles, las joyas y el calzado son algunos de los elementos que más se contrabandean en la capital. En cuanto a las zonas de comercialización, estas han sido identificadas incluso por los mismos ciudadanos, pero, dicen las autoridades, que para impactar estos espacios se requiere una investigación minuciosa, que permita ingresar para retener la mercancía hasta que sus dueños demuestren su legalidad.
¿Qué dicen los comerciantes?
Tienen pleno conocimiento de los delitos en los que incurren al distribuir mercancía de contrabando, pero, dicen, que al pagar los altos costos de los impuestos las ganancias terminan quedándose ahí y el negocio no sería rentable. Por lo tanto, no hay más que asumir las consecuencias legales.
“Cierta mercancía nos puede costar, por ejemplo, $10 millones pagando impuestos, transportes y poniéndola acá en Bogotá. Pero evadiendo algunos costos nos sale incluso a la mitad de precio y así mismo podemos venderla un poco más barata que en almacenes de cadena o puntos de distribución autorizados”, cuenta un comerciante que por seguridad pide no ser identificado.
La situación del contrabando no solo es la puerta de la comisión de delitos y la evasión de impuestos. También resulta ser un arma de doble filo para el comprador, pues, explican las autoridades, apoyar este mercado permite que se adquieran réplicas, que terminan pagando casi por el valor de los artículos originales, y ni qué decir de su calidad o de la garantía.
“Quien va a comprar de contrabando tiene que asumir consecuencias como la falta de garantías o que los elementos no sean genuinos y aun así lo pueden engañar. Por ejemplo, quien compra en un almacén de cadena sabe que tiene una factura con la cual le garantizan el producto, pero en los lugares donde se distribuye el contrabando, por lo mismo que son locales flotantes y no permanentes, seguramente no tendrá posibilidad de reclamar en caso de imperfecciones o daños”, indica un investigador.
Por ahora, las autoridades intentan atacar todos los flancos que abarcan las prácticas del contrabando, pero saben que asumir este reto los hará enfrentarse a grandes organizaciones delictivas que operan en todo el país y fuera de este, y a compradores incautos que por ahorrarse algún dinero terminan convirtiéndose en un eslabón más de la cadena de este delito que no da el brazo a torcer en la puja por la legalidad.
