La calle no es solo un lugar de paso. Para cientos de niñas, niños y adolescentes en Bogotá, es escenario de cuidado, riesgo, subsistencia y, en muchos casos, de permanencia. Por primera vez, la ciudad decidió mirarla con lupa, mapa y datos en mano.
La Alcaldía Mayor de Bogotá, a través del IDIPRON, presentó el Estudio de Dinámicas Urbanas y Análisis Georreferenciado de los Contextos de Calle de la Niñez y la Adolescencia, una investigación pionera que convierte lo que antes era intuición en información territorial precisa. El estudio se desarrolló entre 2024 y 2025 y cruzó observación urbana, análisis geoespacial y lectura social de trayectorias de vida.
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El resultado es una radiografía cruda y necesaria: 2.655 encuestas aplicadas en 19 localidades, cientos de puntos de aglomeración identificados y un mensaje claro para la política pública: la niñez en calle no es homogénea, ni aleatoria, ni invisible. Tiene patrones, rutas y territorios.
Dónde están y quiénes son
Los mapas hablan y lo que muestran no sorprende, pero sí obliga a actuar. Las mayores concentraciones de niñas, niños y adolescentes en contextos de calle se ubican en Bosa, Ciudad Bolívar, Kennedy, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe, Suba, Los Mártires, Engativá, Chapinero y Usme, con registros que van de 100 a casi 300 casos por localidad.
La mayoría son hombres: 64,63 %, frente a un 35,37 % de mujeres. Por edades, el estudio registra 396 niñas y niños en primera infancia, 1.388 en niñez y 871 adolescentes. No se trata solo de adolescentes “en la calle”, como suele simplificarse, sino de una presencia que comienza mucho antes.
La ciudad como factor de riesgo
El estudio identificó siete factores estructurales de riesgo que explican por qué la calle se vuelve espacio de tránsito o permanencia para la niñez: el transporte, el rebusque, la economía informal, el consumo, la población flotante, los barrios de invasión y las dinámicas de migración.
Uno de los hallazgos más potentes tiene que ver con la movilidad. El transporte aparece como eje de aglomeración: 192 puntos identificados, 207 zonas críticas y 408 niñas, niños y adolescentes concentrados principalmente en la troncal Caracas. La lógica es urbana y brutal: donde hay flujo, hay rebusque; donde hay rebusque, hay riesgo.
El Centro Histórico también emerge como un nodo complejo, no solo por la densidad económica y comercial, sino por la superposición de poblaciones, actividades informales y fragilidades sociales.
Cuidarse entre pares, sobrevivir en red
Más allá de los mapas, el estudio deja una lectura humana. En ausencia de entornos protectores estables, niñas, niños y adolescentes desarrollan estrategias tempranas de cuidado entre pares. Los grupos se convierten en redes de protección, pertenencia y supervivencia.
Estas dinámicas, lejos de romantizar la calle, revelan la urgencia de fortalecer vínculos familiares, comunitarios e institucionales. La calle no cuida: se aprende a sobrevivir en ella.
Del diagnóstico a la acción
Durante 2025, el IDIPRON brindó atención integral a 7.447 niñas, niños y adolescentes. El estudio no se queda en el diagnóstico: se convierte en una herramienta para focalizar acciones, priorizar territorios y ajustar la política pública a la realidad urbana.
Los resultados fueron sistematizados en un documento técnico, una landing page interactiva de acceso público y un libro físico que traduce datos en narrativa territorial.
El lanzamiento oficial del libro y la plataforma digital se realizará el 18 de diciembre de 2025, a las 8:30 a. m., en la sede del IDIPRON, en la calle 61.
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