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¿Vale la pena vender parte de la Empresa de Energía de Bogotá?

Con el anuncio de la venta del 20 % de las acciones que tiene el Distrito en la EEB se revive la polémica sobre la enajenación de lo público. En ocho años Bogotá ha recibido en dividendos lo que hoy podría obtener por la venta de una parte de esta compañía. En el Concejo se definirá si autorizan la venta.

Alexánder Marín Correa / Carlos Hernández Osorio
30 de septiembre de 2016 - 03:00 a. m.
¿Vale la pena vender parte de la Empresa de Energía de Bogotá?

El debate se dio con la venta de la ETB y sigue sin zanjarse: ¿es válido vender parte de las empresas del Distrito (que generan utilidades) para invertirlo en infraestructura? En el caso de la empresa de telecomunicaciones las razones de la administración apuntaron a las malas proyecciones de la compañía. Ahora la polémica se revive con el anuncio de vender el 20 % de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), a la que muchos catalogan como la “joya de la corona”. (Lea: La ETB: lo que está a la venta)

Prueba de que es una empresa rentable y en crecimiento es que en 2014 tuvo ingresos operacionales cercanos a los $2,6 billones; el año pasado fueron de $3,4 billones, y a junio de este año la cifra alcanzaba los $1,8 billones. (Lea: Peñalosa busca vender el 20% de la EEB)

La empresa reveló que sólo en el primer trimestre de este año las ganancias del Grupo de Energía de Bogotá llegaban a $509.000 millones, lo que representó un incremento del 147 % a marzo de 2016, respecto al mismo período del año anterior. El éxito lo atribuyen a los buenos resultados de las empresas en Perú, así como la reciente entrada en operación de proyectos de transmisión de energía en el país.

Los beneficios del negocio para el Distrito también son evidentes. Desde 2008 la administración ha recibido alrededor de $3,6 billones en utilidades, que han servido para financiar proyectos en Bogotá; incluso, parte de esos recursos servirán para financiar la construcción de la primera línea del metro.

Para tener una idea de la dimensión del negocio, el 20 % de las acciones que pretende vender el alcalde Enrique Peñalosa equivalen a las ganancias que le ha reportado la EEB a la administración en los últimos ocho años. La propia empresa de energía hizo la proyección de las ganancias que dejaría de recibir una vez concrete la venta.

Con los promedios actuales, se calcula que el Distrito podría recibir entre 2017 y 2022 casi $3 billones en dividendos (incluyendo la liberación de reservas por $350.000 millones para construir el metro). Si se concreta la venta, la ciudad dejaría de recibir casi $750.000 millones. (Lea: Concejo autoriza venta de acciones de la Empresa de Energía de Bogotá en Isagén)

La figura que usará la Alcaldía para enajenar parte de las acciones que tiene en la EEB es la democratización, que implica que los interesados en adquirir parte de la empresa no puede sobrepasar cierta cantidad de acciones con el fin de evitar que quede en manos de unos pocos.

El negocio

Aunque la Alcaldía justifica el negocio en los beneficios que recibirá la ciudad con las nuevas obras de infraestructura como “mejores vías, incrementos en el PIB de la ciudad y mejor calidad de vida para sus habitantes”, otros consideran que sería perjudicial para la EEB y que se pudieron haber explorado otras alternativas que no comprometieran activos del Distrito que han demostrado ser rentables. (Lea: Peñalosa: “$49 de cada $100 serán para movilidad”)

A Ricardo Roa, quien fue presidente de la compañía hasta enero, cuando llegó Peñalosa, el anuncio lo sorprende por dos razones: primera, porque la EEB había definido un plan estratégico de largo plazo que establecía, por ejemplo, la incursión en México y en países de Centroamérica y Suramérica donde no tiene presencia. “Con la enajenación se reducirá ese plan de inversiones, ya que los proyectos que están en ejecución son cercanos al millón de dólares. Esa estrategia, entonces, queda en el limbo”. (Lea: Demandan millonario negocio de la Empresa de Energía de Bogotá)

El segundo motivo de su sorpresa es que, a su juicio, la pretensión de vender ese 20 % para financiar vías significa renunciar a los beneficios de un flujo constante de dinero producto de las utilidades a cambio de obtener recursos en el corto plazo. “Estamos volviendo esto la caja menor del Distrito para suplir necesidades en movilidad, pero perdiendo parte importante del negocio, que es ese 20 %”, añadió Roa. “Un crédito hubiera sido una alternativa”.

Eso mismo piensa un asesor del sector eléctrico que conoce bien la EEB y pidió la reserva de su nombre. Concluye que la movida seguramente será útil para sortear los retos de financiación que tiene el Distrito como parte de una estrategia cortoplacista, pero teme que en la empresa “quede la olla raspada”, si se tiene en cuenta que la administración también ha comenzado a salir de negocios que tiene en otros países.

Ambas fuentes coinciden en que el éxito de la venta mediante la democratización depende de varios factores, entre ellos, que la EEB tenga clara la estrategia que seguirá una vez despeje el panorama para seguir esa senda. “ISA fue la que arrancó con eso y fue un hit completo; le permitió cambiar su modelo de negocio y hoy es una multilatina metida en concesiones de Chile a Colombia”, recuerda el asesor. (Lea: Ecopetrol comenzó subasta de acciones de la EEB)

“Esa plata la consiguieron con venta de acciones y el retorno de la inversión se ha visto. Además, eso les significó a los pequeños inversionistas el acceso a un mercado muy restringido. Hubo una estrategia comunicativa que le mostraba a la gente que si invertía podía hacer cosas concretas”. Como caso contrario pone de ejemplo la democratización en la ETB: “No había claridad en su planeación estratégica, intentaron con varios negocios y fue un desastre. La gente lo que ha hecho es perder plata”.

Para Camilo Silva, analista de Valora Inversiones, aunque la acción de la Empresa de Energía perdió ayer 4 %, la enajenación a la larga generaría beneficios para la compañía, el Distrito y la gente. Explica que al sacar 20 % de las acciones a circulación, aumentarían las transacciones y de paso valorizaría la acción. “Si se tiene un plan claro, el Distrito podría recuperar el dinero de la venta a través de esa valorización”. Concluye que la decisión de la administración puede resultar muy atractiva para el mercado y los colombianos tendrán la posibilidad de hacerse a una empresa bien manejada y que va a seguir siendo interesante.

A estas consideraciones de corte técnico ahora se sumarán las de corte político, que se darán en el Concejo, convocado desde ayer a sesiones extras. Allí definirán si autoriza al alcalde Peñalosa a vender parte de una de las empresas que mayores dividendos le ha generado en los últimos años para hacer vías en la ciudad. (Lea: Venta de la Empresa de Energía de Bogotá: los argumentos del sí y el no, en el Concejo) 

@alexmarin55 /@chernandezoso

 

Por Alexánder Marín Correa / Carlos Hernández Osorio

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