Lo peor que podía pasarle al recien inaugurado escenario itinerante, Vive Claro, sucedió: tuvo que cancelar su segundo gran concierto (Kendrick Lamar). Todo comenzó el sábado, justo antes del inicio del evento y con miles de personas que esperaban afuera, cuando se anunció la cancelación del espectáculo. En reuniones de última hora, ese día el Idiger notificó que negaba el permiso, porque los documentos estaban incompletos.
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Lo sucedido abrió serias dudas sobre qué hubo detrás de la decisión del Distrito y de quién fue realmente la falla. Mientras, oficialmente hablan de falta de un estudio, extraoficialmente dicen que a un funcionario, que debía dar un visto bueno final el sábado, nadie lo pudo ubicar. Lo cierto es que, la situación tiene ahora a Ocesa respondiéndoles a 20.000 personas por el dinero de la boletería y corriendo para asegurarles a otras 40.000, de que no sucederá lo mismo con el concierto de Guns N’ Roses, el 7 de octubre.
Pero, ¿cuál fue el motivo? El Espectador tuvo acceso al cruce de comunicaciones entre Ocesa y el Idiger. Aunque casi todos los elementos estaban en orden, hubo un concepto que no se pudo subsanar: la observación del Idiger con la vibración de las gradas. Aunque Ocesa anexó un documento de casi 90 páginas, en las que intentó convencer al organismo de riesgos de que las gradas eran seguras y, de paso, pidió un tiempo prudencial hasta finales de octubre para presentar estudios completos, no logró revertir el concepto.
El viernes 26 de septiembre, a las 11:52 a.m., el Idiger emitió un documento en el que ratificó su reparo, negó el plazo y señaló: “las vibraciones excesivas no solo generan molestias a los usuarios, sino que pueden comprometer la integridad, estabilidad y seguridad de la estructura... por lo cual, hasta tanto no se tengan los resultados de los estudios y las medidas definidas, el IDIGER considera que no hay las condiciones de seguridad para el uso de las graderías del escenario”.
Aunque en Bogotá, al año se realizan entre 80 y 90 conciertos de gran formato, con grupos de talla mundial, muchos se anuncian sin tramitar los permisos. Es una práctica normal que pocas veces sale tan mal, como ocurrió con Lamar y que ahora genera tensión sobre el futuro de los próximos espectáculos anunciados en la capital, empezando por el de Guns N’ Roses, este 7 de octubre, para el cual la promotora del evento radicó el permiso el viernes 26 de septiembre en la plataforma oficial, a 11 días del concierto (6 hábiles). En este punto las preguntas abundan, ¿quién falló en el último concierto? ¿Puede repetirse? ¿El escenario cumple con las normas de seguridad?
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Permisos
La cancelación de Lamar se dio a última hora, a pesar de que un concierto de esta talla en Vive Claro es planeado con meses de antelación y puede generar, según Ocesa, hasta $2,5 billones en “derrama económica”, además de la creación de 1.800 a 2.500 empleos temporales por evento. No obstante, estos criterios están por debajo de la garantía de seguridad exigida por las autoridades locales, según demostró el IDIGER con su decisión del sábado.
A través de la plataforma SUGA (Sistema Único de Gestión para el Registro, Evaluación y Autorización de Actividades de Aglomeración de Público), el IDIGER verifica cada una de las solicitudes de eventos, en dos categorías. La que debe autenticar Ocesa es el permiso para “espectáculos públicos de las artes escénicas”, un trámite que dura nueve días hábiles y que debe ser aprobado antes de cada concierto que se realice, sin importar que sea en el mismo escenario. Hay otra categoría por aprobar “actividades que generan aglomeración al público” y que tiene 15 días hábiles.
Según Guillermo Escobar Castro, director de la entidad, una información que solicitó al organizador no llegó en los tiempos que establece el Decreto 599, bajo el cual se regulan estos permisos. Lo anterior, a pesar de que Ocesa sostiene que el recinto estuvo en óptimas condiciones para recibir al público. “El decreto establece unos tiempos y estando en esos tiempos mínimos para dar respuestas, la entidad le comunicó a la empresa que había faltantes de documentación y de información”, explicó.
El trámite que debe realizar los organizadores de cada concierto en el Vive Claro, inicia con la radicación de la solicitud o día 0. De ahí, en los primeros tres días hábiles las entidades realizan la evaluación técnica y emiten conceptos. Si el evento no cumple con los requisitos, en el día 4, la Secretaría de Gobierno puede expedir una resolución de negación, como efectivamente sucedió el viernes 19 de septiembre con la primera negación del IDIGER, siete días antes del concierto de Lamar.
En este punto, el organizador cuenta con el día cinco para subsanar lo observado, y posteriormente, entre el día seis y ocho, se hace una nueva evaluación técnica. Finalmente, entre el día ocho y nueve se emite la resolución de aprobación, de forma que el organizador puede realizar su espectáculo el día 10. En este procedimiento se aclara que los tiempos se cuentan únicamente en días hábiles, sin incluir el día de radicación ni el día de la actividad. Esto significa que, en condiciones normales, la autorización puede estar en nueve días hábiles antes del evento.
“El sábado perdimos todos: los fans, Bogotá, el promotor, el Vive Claro, el artista. Sin duda, un impacto negativo en la captación y en la internacionalización de Colombia y de Bogotá como centro importante para la industria”, dijo Ocesa a este diario. Adicional, la empresa a cargo del escenario, confirmó que el Idiger: “el viernes 26 de septiembre nos solicitó documentos extra. La notificación oficial del rechazo del permiso me fue entregada personalmente a las 7 p. m. del sábado. Seguimos gestionando hasta el último minuto con la esperanza de resolver, pero no fue posible”.
Sobre las responsabilidades de este suceso, la empresa de entretenimiento sostiene: “Fue algo derivado de los tiempos y procesos documentales obsoletos en el país. Los procesos de autorización en Colombia están desactualizados; los tiempos de aprobación (en el mismo día del evento) ponen en riesgo a la industria. Se necesita actualizar la norma”, indicó a este medio.
Para Ocesa, fue un asunto “estrictamente documental” lo que impidió al Idiger aprobar en los plazos establecidos. Así mismo, reiteró que las instalaciones cumplen con las especificaciones de seguridad, protocolos y estándares internacionales.
Ante la ola de críticas e incertidumbre, este lunes 29 de septiembre se realizó una reunión entre el Idiger, Secretaría de Gobierno y los promotores del concierto, en compañía de la Personería. Tras el encuentro, el personero Andrés Castro aclaró que “las principales conclusiones a las que se llegó es que ninguna de las personas que asista al establecimiento del Vive Claro tiene riesgos de seguridad de acuerdo con conceptos del Idiger. Hubo un problema de tiempos en la documentación que tocaba allegar. Hoy se generó una ruta entre la administración y Ocesa para efectos de poder mejorar esos tiempos y garantizar que los próximos conciertos se puedan realizar”.
A la ruta que mencionó la personería, se sumó la medida que tomó el alcalde Carlos Fernando Galán sobre el asunto de los permisos: los permisos para eventos programados en la ciudad, se deben radicar con mínimo cinco días de anticipación al evento, siendo que, muchas empresas realizan estos trámites en los límites de los plazos. El director del Idiger cerró: “no solo Vive Claro, sino todos los lugares donde se desarrollan aglomeraciones deben garantizar las condiciones de seguridad, los mantenimientos adecuados de la infraestructura y los procesos que vayan a desarrollar al interior de esos lugares sean los más óptimos, garantizando la protección de los asistentes”.
Ocesa concluyó: “estamos trabajando de la mano del Distrito para garantizar la tranquilidad de los fans y el buen desarrollo de los próximos conciertos. Al día de hoy la cartelera programada se mantiene vigente. Nuestro compromiso es que cada evento se viva con seguridad, tranquilidad y en un recinto de talla mundial”.
Bajo este panorama, los organizadores de los próximos conciertos, tienen tiempos apretados y deben alistar cada detalle, pues tienen plazos mínimos para cumplir los tiempos. Por ejemplo, después de Lamar, a 10 días llegará Guns N’ Roses; diez días después, el 17 de octubre, subirá al escenario Imagine Dragons; ocho días después, el 25 de octubre, estará Linkin Park; siete días después, el 1 de noviembre; Sharika; para terminar el año con Blessed, el 22 de ese mismo mes.
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