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Astrónomos de varias universidades alrededor del mundo dieron a conocer recientemente que captaron, de manera directa y por primera vez, colisiones entre objetos grandes en un sistema solar diferente al nuestro.
Las colisiones, registradas entre 2004 y 2023, se detectaron en una estrella cercana llamada Fomalhaut, a solo 25 años luz de la Tierra y de unos 440 millones de años, un ejemplo de cómo era “nuestro sistema solar en sus años de formación”, señalaron los investigadores en el artículo que publicaron recientemente en la revista Science.
Los científicos saben que los sistemas estelares jóvenes, como Fomalhaut, son lugares de colisiones violentas. Sin embargo, explican los investigadores, estas suelen ocurrir entre rocas, cometas y asteroides. Colisiones tan grandes, como la detectada por el equipo de astrónomos, son poco frecuentes. “Tal vez, una cada 100.000 años”.
“Acabamos de presenciar la colisión de dos planetesimales (polvo y roca que, tras colisionar, forman planetas u otros cuerpos) y la nube de polvo que se expulsa de ese violento evento, que comienza a reflejar la luz de la estrella anfitriona”, explicó Paul Kalas, profesor de astronomía en la Universidad de California (Estados Unidos) y primer autor del informe.
“No vemos directamente los dos objetos que chocaron entre sí, pero podemos detectar las secuelas de este enorme impacto”, precisó Kalas.
Los objetos que colisionaron entre sí, explican los científicos, tenían al menos 60 kilómetros de diámetro. Para que se haga una idea, esto es al menos cuatro veces más grande que el objeto que colisionó con la Tierra hace 66 millones de años y acabó con los dinosaurios.
Fomalhaut, continuó Kalas, es mucho más joven que el sistema solar, “pero cuando nuestro sistema solar tenía 440 millones de años, estaba plagado de planetesimales que chocaban entre sí”.
Lo emocionante de esta observación, agregó Mark Wyatt, profesor de astronomía en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y autor del estudio, “es que nos permite estimar tanto el tamaño de los cuerpos que colisionan como cuántos hay en el disco, información que es casi imposible de obtener por cualquier otro medio”.
Por eso, concluyó Kalas, “ese es el periodo que estamos viendo, cuando los pequeños mundos se llenaban de cráteres debido a estas violentas colisiones o incluso se destruían y se reensamblaban en objetos diferentes. En cierto sentido, es como mirar atrás en el tiempo, a ese violento periodo de nuestro sistema solar cuando tenía menos de mil millones de años”.
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