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Durante el Pleistoceno Medio, una etapa de la historia de la Tierra conocida como Chibaniano y que ocurrió hace entre 1,2 y 0,78 millones de años atrás, la evolución humana mostró una gran diversidad de formas. En este período surgieron distintos grupos de Homo, algunos de los cuales eran distintos de los neandertales, de Homo sapiens y de otros humanos fósiles ya conocidos. Algunos de los fósiles descubiertos recientemente, como los de la cueva Callao en Filipinas, la cueva Rising Star en Sudáfrica y la ciudad de Harbin en China, son tan distintos que algunos científicos han sugerido que podrían representar nuevas especies de humanos, diferentes de las que ya conocemos, como el Homo sapiens, Homo neanderthalensis, Homo heidelbergensis, Homo erectus y Homo habilis.
Esto ha ido generando un debate: ¿estas diferencias representan varias ramas evolutivas separadas o son simplemente etapas intermedias que condujeron al Homo sapiens?
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Los fósiles chibanianos de China, conocidos a veces como “Homo sapiens arcaico”, son especialmente importantes para responder esta pregunta. Tienen una combinación única de rasgos antiguos, similares a H. erectus, y rasgos más modernos, que se parecen a H. sapiens. Dos cráneos claves, llamados Yunxian 1 y Yunxian 2, encontrados en el río Hanjiang, en la provincia de Hubei, en China, datan de entre 0,94 y hasta 1,10 millones de años atrás y podrían ayudarnos a entender cómo surgieron las diferentes ramas de los humanos modernos y sus parientes, como H. longi y los denisovanos.
El cráneo mejor conservado, Yunxian 2, estaba distorsionado, lo que significa que no estaba en su forma original debido a algunos daños sufridos a lo largo del tiempo. Esto complicaba entender su posición en el árbol evolutivo. Para solucionarlo, un grupo de científicos realizó una reconstrucción digital del cráneo, usando también partes de Yunxian 1. Gracias a imágenes de tomografía computarizada de alta resolución, pudieron ver que la distorsión se debía principalmente a fracturas y desplazamientos de los fragmentos, más que a aplastamiento o deformación del hueso por presión.
Sus resultados se publica en Science, referente de la mejor ciencia del mundo. “Nuestro análisis sugiere que todos los humanos con cerebros grandes de los últimos 800.000 años aproximadamente probablemente puedan clasificarse en uno de cinco grupos”, explica Chris Stringer, antropólogo e investigador principal en evolución humana en el Museo de Historia Natural de Londres. Estos son los grupos del Homo erectus asiático, el Homo heidelbergensis, el Homo neanderthalensis, el grupo del Homo longi, que probablemente incluye a los denisovanos, y el de nuestra propia especie, el Homo sapiens.
La reconstrucción digital del cráneo
Los autores informan que la reconstrucción digital de este cráneo se hizo usando técnicas modernas que permitieron separar cada fragmento de hueso de la roca en la que estaba incrustado, luego reposicionarlos y unirlos virtualmente para restaurar la forma original del cráneo. Esto es importante porque muchos fósiles antiguos están incompletos o dañados, y poder verlos en su forma correcta permite a los científicos estudiar sus características y entender mejor cómo vivían y evolucionaban nuestros antepasados.
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El cráneo de Yunxian 2 es grande y alargado, con la parte superior bastante ancha y algo plana, lo que los científicos llaman “platicefálico”. Comparado con otros fósiles del Pleistoceno Medio, no es de los más grandes, pero sigue siendo imponente. Lo más interesante es que Yunxian 2 muestra una morfología en mosaico, lo que significa que combina rasgos antiguos y más modernos. Por un lado, conserva características muy primitivas, similares a las de homínidos más antiguos: un toro supraorbitario grueso (esa protuberancia ósea sobre los ojos), un paladar y base del cráneo anchos, una bóveda craneal baja y alargada, y un frente retraída, con la parte superior del cráneo bastante plana. Por otro lado, le faltan algunos rasgos que sí tenían otros humanos del Chibaniano, como Homo erectus o algunos fósiles africanos y europeos: por ejemplo, no tiene un occipital muy angulado con un borde óseo transversal prominente, ni la característica protuberancia en la parte de atrás de la cabeza que tenían los neandertales.
Estos detalles del cráneo muestran, según los científicos, una combinación única de rasgos antiguos y más modernos, lo que permite compararlo con otros fósiles y ubicarlo en el árbol evolutivo del género Homo. Yunxian 2 forma parte entonces de un linaje asiático antiguo llamado clado longi, que incluye otros fósiles chinos como Harbin, Dali y Jinniushan, y que podría estar vinculado a los denisovanos, un grupo humano descubierto en Siberia.
“Lo revolucionario de nuestro análisis es que sugiere que estos cinco linajes se remontan a más de un millón de años, lo cual es mucho más antiguo de lo que casi todos han dicho, incluyéndome a mí. Y hay un par de aspectos que sugieren que podría tratarse de una divergencia aún más antigua”, explica Stringer. Esto sugiere que la separación entre nuestro linaje (Homo sapiens) y los de los neandertales y denisovanos ocurrió mucho antes de lo que se pensaba, hace más de un millón de años, en lugar de los 400.000–500.000 años que se estimaban antes. Esto significa que la historia de la evolución humana en Asia es más antigua y compleja de lo que creíamos: diferentes grupos humanos coexistieron y evolucionaron de manera paralela durante largos periodos, y algunos rasgos que considerábamos “modernos” aparecieron gradualmente en distintos linajes.
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