El axolotl es quizás la salamandra más famosa del planeta. Es un ícono de México, el escritor argentino Julio Cortázar les dedicó un cuento y desde hace unos 150 años la ciencia le sigue la pista. Su asombrosa capacidad para regenerar sus tejidos ha seducido a muchos investigadores. Este animal, bautizado como Ambystoma mexicanum en lenguaje científico, puede desde curar sus heridas sin que le quede cicatriz hasta regenerar sus extremidades amputadas o sus órganos internos.
Aunque son muchas las preguntas sin resolver detrás del mecanismo de esta especie, una noticia tiene felices a quienes la han estudiado. Por primera vez, su genoma logró ser descodificado. Es diez veces más grande que el de los humanos (tiene 32 mil millones de pares de bases de ADN), lo que lo convierte en genoma más grande secuenciado hasta el momento.
“Completar el genoma abrirá la puerta a una cantidad inmensa de oportunidades para estudiar cómo se regeneran los organismos. Estamos tan emocionados como las personas que decodificaron por primera vez el genoma humano”, le dijo al diario New York Times Elly M. Tananka, científica del Instituto de Investigación de Patología Molecular en Viena, Austria. Tananka es una de las autoras principales del estudio, que fue publicado en la prestigiosa revista Nature. Su última portada muestra un Axolotl bajo un fondo negro. “Es un organismo modelo para el desarrollo, la regeneración y los estudios evolutivos”, dice en su página web.
Para lograr esa secuenciación, los investigadores utilizaron sofisticadas técnicas de computación, desarrolladas especialmente para llevar a cabo el análisis. Anteriormente había sido imposible lograrlo.
Una de las cosas que más ha sorprendido a los científicos es que esta salamandra puede, incluso, curar su espina dorsal cuando está destruida. “¿Cómo provoca una herida un cambio tan grande?”, se preguntaba Tananka en el diálogo con el New York Times. “No podemos entender eso sin saber qué partes distintas del genoma son utilizadas para alterar cómo se comportan las células”, se respondía. “La aventura apenas comienza”, decía.
“Este es un momento decisivo para la comunidad de científicos que trabajamos con el axolotl, un verdadero hito en una aventura de investigación”, le reiteraba a la BCC Sergei Nowoshilow, coautor del estudio.
Y aunque este es un análisis prometedor, se enfrenta a un reto: el animal favorito de Cortázar está en riesgo de extinción. Mientras en 1998, se estableció que existían unos 6.000 por kilómetro cuadrado en Xochimilco, hoy ese número llega apenas a 35.