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Quienes viven en Santander, saben que el municipio de Los Santos, muy cerca de Bucaramanga, tiene una particularidad: allí, con frecuencia, se presentan sismos. De hecho, el que hubo este miércoles, 10 de diciembre, a las 3:27 a.m. tuvo como epicentro este lugar, aunque se sintió en Bogotá y en ciudades como Medellín.
No es una casualidad que, la mayoría de este tipo de eventos que registra el Servicio Geológico Colombiano (SGC) ocurran, precisamente, en ese municipio. Para ser precisos, es en ese punto donde se registra el 60% de los sismos de Colombia, aproximadamente.
La pregunta que todos se hacen es, ¿por qué? ¿Qué tiene de particular Los Santos para que, cada tanto, haya sismos? La clave está en el “Nido Sísmico de Bucaramanga”, una zona en la que, de acuerdo con el SGC, “se puede observar una concentración inusual de actividad sísmica de manera más o menos continua”.
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De hecho, en el mundo, únicamente existen tres regiones de ese tipo: el Nido Sísmico de Bucaramanga, el de Vrancea (Romania) y el de Hindu-Kush (Afganistán).
Hay otro elemento que hace que Colombia sea un país sísmicamente activo: su configuración geológica y tectónica. Hay diferentes placas que están en contacto (Nazca, Sudamérica y Caribe), y esto hace que se generen sismos en la mayor parte del territorio.
Como se lee un artículo del Boletín de Geología de 2018, publicado por Francia Jullyette Sepúlveda-Jaimesy Francisco Henry Cabrera-Zambrano, entonces integrantes del Grupo de Investigación en Geofísica y Geología, PANGEA, de Universidad de Pamplona, la alta actividad sísmica se debe, posiblemente, a la colisión de la Placa de Nazca con la Placa Caribe bajo la Placa Suramericana.
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Estas colisiones, había explicado el SGC en alguna oportunidad, han hecho que se formen tres cordilleras con picos muy altos, lo que hace que haya fracturas en la tierra y fallas geológicas que liberan grandes cantidades de energía.
Por esa particularidad, ocurren sismos a profundidades intermedias (70 – 200 km). La mayor sismicidad del Nido Sísmico de Bucaramanga, se suele presentar entre los 120 – 180 km. Es un punto que se encuentra entre las coordenadas 6,5° - 7° N y 73° - 73,5° W.
Hay un factor más que es importante tener en cuenta a la hora de hablar de sismos en Colombia. El país está en el “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una región de 40 mil kilómetros de largo en la que, explica el SGC, varias placas oceánicas están deslizándose por debajo de Asia y América a medida que ambos continentes se aproximan.
“Los sismos de este nido se caracterizan por profundidades cercanas a los 150 km y magnitudes bajas a moderadas, que, por lo general, no generan daños en superficie ni suelen ser ampliamente sentidos, ya que las ondas sísmicas pierden gran parte de su energía antes de llegar a ella”, señaló el SGC este miércoles.
Sin embargo, el evento de este 10 de diciembre, añadió, fue ampliamente sentido porque, “en algunos casos, la energía liberada se proyecta en varias direcciones y no alcanza a disiparse completamente antes de llegar a la superficie”.
¿Es posible predecir un sismo?
No, no es posible predecir un sismo. Aunque la ciencia ha avanzado en la comprensión del movimiento de las placas tectónicas y en la identificación de zonas de alto riesgo sísmico, no existe una herramienta capaz de anticipar con certeza el momento, el lugar exacto y la magnitud de un terremoto.
Aunque a muchas personas le suele llegar una alerta al celular cuando ocurre un sismo, no se trata de una predicción, como algunos suelen creer. Esas herramientas, que parecen avisarle segundos antes de un sismo, funcionan gracias a sistemas de alerta temprana, que no predicen el sismo, pero detectan sus primeras señales en tiempo real.
Lo que hacen esos sistemas identificar las ondas sísmicas iniciales (llamadas ondas P), que viajan más rápido y suelen ser menos destructivas, y envían una alerta antes de que lleguen las ondas más fuertes (ondas S), que son las que realmente sacuden el suelo.