En la carta en que comunicó su decisión a la junta directiva, Nohora Elizabeth Hoyos dijo que la impulsaron motivos personales relacionados con su salud y “consciente de la importancia de cumplir ciclos laborales y darles paso a los cambios”.
Las cosas no iban bien en Maloka desde hace varios años. En 2013, la Contraloría de Bogotá cuestionó el manejo que la institución dio a los $9.000 millones que recibió del Distrito con el propósito de construir la segunda etapa, un proyecto que nunca se concretó. El lote donde debería haberse construido permanece vacío. El informe también criticaba, entre otras cosas, que el centro destinara casi el 70% de sus gastos en salarios de personal. Incluyendo altos ingresos para sus directivos. Aunque el contralor de la época, Jairo Hernán Zambrano, cerró el caso, nunca se aclaró satisfactoriamente el destino de $5.500 millones.
Maloka se ha defendido insistentemente de esos señalamientos argumentando que el dinero se invirtió en otros proyectos porque de acuerdo a sus estatutos podían hacerlo. No tenían una destinación específica. Esto a pesar de las cartas que demostraron que el dinero fue solicitado para la construcción de la segunda etapa.
Con la llegada de Enrique Peñalosa a la Alcaldía y de Freddy Castro a la Secretaría de Desarrollo Económico, la tensión política subió entre los miembros de la junta directiva. Las últimas reuniones fueron un tire y afloje entre los miembros que pedían un cambio y los que querían que Hoyos continuara. Luego de revisar las cuentas y el estado administrativo de Maloka, Peñalosa y Castro condicionaron su ayuda a una reingeniería y un cambio de liderazgo en el centro.
Después de varias semanas de negociaciones, Hoyos aceptó hacerse a un lado. La junta directiva la nombró presidenta honoraria y le dará una indemnización de $200 millones. En un comunicado, sus miembros expresaron “su sentimiento de orgullo por haber compartido con ella un proceso que ha inspirado a millones de personas y cientos de entidades que fortalecen un tema vital para el presente y el futuro de todos los colombianos”.
Los próximos meses serán decisivos para el destino de Maloka, que ha arrastrado problemas económicos desde su fundación. Hasta hoy, tan sólo durante un año no reportó pérdidas económicas. Ocurrió el año siguiente de su creación, cuando obtuvo un saldo positivo de $29 millones. El resto han sido saldos en rojo. En el año menos malo perdieron $59 millones. En los peores, hasta $2.000 millones y $3.000 millones. Según la Contraloría de Bogotá, hasta 2012 las pérdidas acumuladas ascendían a $23.000 millones.
En los últimos meses los pagos a los empleados y contratistas de Maloka se habían retrasado. El liderazgo de la institución en la agenda científica y educativa en Bogotá también se venía deteriorando. La Junta Directiva tendrá que decidir el rumbo de un centro interativo que ha marcado la vida de cientos de niños colombianos.