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El 25 de abril se cumplen cien días desde cuando el ELN, asumió la iniciativa de tener mayor control sobre El Catatumbo. Las primeras acciones se dieron el 16 de enero de este año, generando la mayor crisis humanitaria de la última década.
El último boletín del Puesto de Mando Unificado, para el tratamiento de esta crisis, reporta que son 64.397 personas en situación de desplazamiento, la inmensa mayoría ubicadas en Cúcuta, Ocaña y Tibú. Estas familias han debido salir de sus parcelas para salvar sus vidas, algunas han ido regresando poco a poco, con ayudas estatales o por su cuenta. Igualmente, hay miles que no volverán, y otras que están a la expectativa de retornar.
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Los muertos reportados son 104, entre ellos seis firmantes del acuerdo con las FARC, tres lideres sociales y cuatro menores de edad. Se habla de un subregistro, por la imposibilidad de acceder a muchos lugares donde presuntamente hubo personas asesinadas.
¿Qué motivo al ELN a arremeter de esta manera?
La acción del ELN fue milimétricamente planificada, de eso no puede haber ninguna duda. En lo que sí hay controversia es en las motivaciones que han tenido para desplegar tal acción que hoy tiene al Catatumbo en un nuevo ciclo de violencia y una enorme afectación humanitaria.
Entre 2018 y hasta el 16 de enero del 2025, hubo colaboración entre el Frente de Guerra Nororiental del ELN y el denominado Frente 33 de las FARC. Según la versión del ELN, les colaboraron para su reorganización como disidencias de las antiguas FARC y lograron pactos para convivir en un territorio, ampliamente conocido y donde ELN y FARC han tenido una importante presencia desde finales de los años 70 en el caso del ELN y desde mediados de los años 80 en el caso de las FARC: son viejos conocidos.
Ante la pregunta de cuáles fueron las motivaciones del ELN, para desplegar esa violencia tan extendida en los ocho municipios que conforman la región del Catatumbo, se puede afirmar que dos son las causas fundamentales que explican esta decisión.
Una primera esta afincada en el proceso de diálogos y acuerdos entre el gobierno nacional y el Frente 33, acuerdos de inversión social y desarrollo de iniciativas comunitarias.
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Este proceso fue leído por el ELN, como una amenaza a su presencia en el territorio: en el contexto de una crisis del proceso de paz entre el ELN y el gobierno, no era admisible para el ELN que los avances de la mesa gobierno con el denominado Frente 33 cuestionaran su autoridad y presencia. Era el choque de dos lógicas, un proceso andado con el Frente 33 y una mesa inexistente con el ELN.
La otra razón que explica la decisión del ELN de intentar mayor control sobre el Catatumbo es el crecimiento del Frente 33 y su despliegue en hombres y acción. Esto ahora fue visto por el ELN como amenaza.
La acción del ELN sobre el Frente 33 fue contundente: no sabemos cuántos combatientes fueron asesinados por el ELN, pueden ser docenas entre la cifra de los ciento cuatro muertos, donde sin lugar a duda también hay civiles, en una abierta violación al Derecho Internacional Humanitario.
Hay un reporte oficial de 129 integrantes del Frente 33 que se entregaron a las autoridades para salvar sus vidas y se sabe que importantes mandos fueron evacuados por el Ejercito Nacional y hoy están bajo protección del gobierno, en el marco de los diálogos y negociaciones que se adelantan.
El Frente 33, aunque golpeado, no está liquidado y se habla de la llegada de refuerzos desde varios puntos del país. Los combates han seguido y es claro que el Frente 33 no va a salir fácilmente del Catatumbo, territorio que conocen y donde tienen amplias raíces. Al igual que el ELN, no llegaron ayer, como ya fue mencionado.
La reacción de Petro
El presidente Gustavo Petro, ante los hechos cometidos por el ELN, tuvo una fuerte reacción: “Lo sucedido en el Catatumbo no es sino una demostración más, del transito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas”, dijo. Y luego trazó una ruta de acción: “El ELN ha escogido el camino de la guerra y guerra tendrá”.
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El mandatario levantó las disposiciones legales que le daban soporte a la mesa de diálogos y negociaciones con el ELN y pidió a la Fiscalía General volver a colocar las ordenes de captura para toda la delegación negociadora. En términos prácticos y concretos, hoy legalmente no hay ni mesa de dialogo ni delegación del ELN reconocida por el gobierno nacional.
Ante este enorme desafío, el presidente Petro ha insistido en su propósito de avanzar en las transformaciones sociales y económicas que resuelvan las necesidades de la población del Catatumbo, temas históricos de una región con amplias exclusiones de todo tipo que explican la permanencia de organizaciones armadas que han logrado mantenerse en un territorio con enormes conflictos a resolver.
La primera visita que realizó el presidente Petro al Catatumbo, fue al municipio de El Tarra, el 26 de agosto del 2022. Ese día dijo: “En El Tarra, Norte de Santander, sus hijos son para la paz, no para la guerra”. Desafortunadamente, ese anhelo sigue siendo hoy lejano en un territorio con más de cuatro décadas de violencia y una presencia importante del ELN.
El gobierno Petro ha tenido una iniciativa importante en El Catatumbo: desde el 2023 se habla del Pacto Catatumbo como una gran apuesta de desarrollo para la región, se habla de la Universidad del Catatumbo, con sede en El Tarra, de avanzar en la sustitución de la economía de la coca (hay 50.000 hectáreas en este territorio), de contar con una red vial adecuada, avanzar en darle valor agregado a la producción campesina y mejorar en los indicadores de salud y educación que están muy por debajo del promedio nacional, ordenar el territorio y fortalecer los gobiernos locales y la participación social.
Todos esos son propósitos importantes y hay destinados 1.5 billones para invertir en este gobierno y una proyección de recursos por otros cinco billones para los próximos cinco años, sin duda una apuesta importante, que hay que ver como evoluciona en los próximos meses.
El factor Venezuela
En el trasfondo de esta nueva crisis en el Catatumbo está la pregunta por la presencia del ELN en Venezuela y cómo utiliza este territorio, tema delicado y que no se puede obviar en el análisis.
Vimos una respuesta desde Caracas, desplegando efectivos militares y haciendo presencia en el Catatumbo venezolano, pero sin duda la variable Venezuela sigue siendo fundamental a la hora de pensar al ELN y su actuación en Colombia.
¿Qué esperar?
El presidente Petro ha perdido la fe en un proceso de paz con el ELN, ahora solo se habla de la derrota del ELN o se le hacen llamados a tomar otro rumbo de actuación, y el ELN responde diciendo que el presidente Petro no tiene política de paz sino de guerra, una dura realidad que hoy se sufre con intensidad en el Catatumbo.
La historia nos ha mostrado que el ELN tiene ciclos de crecimiento y de achicamiento y ahí sigue. Todo indica que la crisis y la inestabilidad en el Catatumbo van para largo, desafortunadamente.
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Hay que ver si la tesis del entonces senador Gustavo Petro de una “asfixia democrática” al conflicto armado -con políticas de desarrollo y promoción de derechos, como lo contempla el Pacto Catatumbo, que hoy lidera el presidente Petro- dan los resultados proyectados o si tienen razón quienes afirman que la transformación del Catatumbo es mejor hacerla con un ELN en el marco de un proceso de paz.