La importancia de que Venezuela sea garante en diálogos con el Eln y Petro

La fuerte presencia del Eln en territorio venezolano y el papel central que tuvo el país vecino en los diálogos de esta guerrilla con el gobierno de Juan Manuel Santos son elementos claves para tener en cuenta en esta nueva fase.

Redacción Colombia +20
15 de septiembre de 2022 - 01:39 p. m.
La guerra entre el Eln y las disidencias ya deja más de 2.000 desplazados en Arauca en 2022. /Jose Vargas.
La guerra entre el Eln y las disidencias ya deja más de 2.000 desplazados en Arauca en 2022. /Jose Vargas.
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA; El... - JOSE VARGAS ESGUERRA

La confirmación de que Venezuela será garante de las negociaciones que adelanta el gobierno de Gustavo Petro con la guerrilla del Eln pone de presente la importancia de que el vecino país tenga un papel protagónico en este proceso. El anuncio del presidente venezolano Nicolás Maduro estuvo precedido por la solicitud formal que hiciera su homólogo de manera pública apenas unas horas antes. Los mensajes se cruzaron por twitter y se produjeron tras el anuncio de la reapertura de la frontera que tendrá lugar el próximo 26 de septiembre.

La formalización de la entrada de Venezuela nuevamente como garante era esperada incluso antes de la posesión de Petro como presidente, ya que en campaña electoral había afirmado que reestablecería las relaciones con el vecino país y que retomaría las negociaciones con el Eln.

La solicitud se la habría hecho Gustavo Petro a Nicolás Maduro en una llamada telefónica, según confirmaron fuentes de la Casa de Nariño. En el diálogo, el mandatario colombiano le habría comentado a su homólogo las intenciones de que retomara su papel de garante en las conversaciones con el Eln.

Tal como lo han afirmado varios analistas, la paz con esta guerrilla depende en buena parte de los buenos oficios del gobierno venezolano. Así lo había advertido ya la directora de la Fundación Ideas para la Paz, María Victoria Llorente, en entrevista con Colombia+20. “No hay ninguna posibilidad de avanzar en una negociación si no hay cooperación con el Gobierno de Maduro. Es absolutamente indispensable”, explicó en aquella oportunidad. Y lo es, no solo por el diálogo en sí mismo, sino porque hay temas binacionales y de la frontera que requieren urgentemente de esa relación.

Uno de los principales aspectos que sale a relucir en esta ecuación, es la presencia de tropas del Eln en territorio venezolano y la supuesta relación de cooperación que tienen con las fuerzas de seguridad del gobierno de Maduro. Esa cercanía o afinidad hizo que, por ejemplo, en las negociaciones que sostuvo el gobierno de Juan Manuel Santos con esta guerrilla, Maduro hubiera prestado apoyo en el traslado de los delegados guerrilleros a Cuba para hacer parte de la mesa de negociación.

Por eso, el famoso protocolo firmado por las partes en aquella ocasión y que fue desconocido por el gobierno de Iván Duque, estaba detallado el procedimiento a seguir: “en caso de ser necesario el tránsito por territorio venezolano, se contará con el acompañamiento de los representantes de los gobiernos de Venezuela, y al menos dos países garantes hasta el aeropuerto definido en Venezuela. Dentro del territorio venezolano, la delegación del Eln se trasladará bajo la responsabilidad del gobierno de dicho país”.

El protocolo de 11 puntos fue firmado, además de Venezuela, por los representantes de Cuba, Noruega, Chile y Ecuador, los otros países garantes.

Era muy importante que se dieran los anuncios oficiales de los dos presidentes para que se pudieran dar los traslados de los 11 integrantes de la delegación de paz del Eln hacia Venezuela para hacer su tránsito a Colombia. Así lo acordaron en La Habana, el pasado 12 de agosto, durante el primer encuentro que sostuvieron con representantes del gobierno Petro.

En contexto: ¿En qué punto retomaría el gobierno Petro los diálogos con la guerrilla del Eln?

Esos traslados permitirán que los miembros de la delegación de paz del Eln se encuentren con sus tropas en Colombia y en Venezuela para adelantar consultas en dos sentidos: nombrar formalmente una nueva delegación de paz y acordar los términos en los que retomarán la negociación con el gobierno Petro.

Socorro Ramírez, integrante de la delegación de paz del gobierno de Juan Manuel Santos para los diálogos con el Eln, habló con Colombia+20 y explicó que este rol que asume nuevamente Venezuela no es como el de cualquier otro país garante e implica compromisos adicionales.

“El gobierno de Maduro debe aceptar y entender que no es simplemente un papel de garante como lo puede jugar Suiza o cualquier otro país, sino de compromisos reales para que esa guerrilla esté dispuesta a acabar su acción armada aquí y allá porque hay que entender que si el Eln tiene ventajas allá, dificulta la posibilidad de negociar aquí”, resaltó Ramírez.

La cercanía de este país con una de las partes negociadoras cumple con el objetivo de un país garante: brindar confianza durante el proceso. No es la primera vez que Venezuela tiene este rol en relación con Colombia, pues primero estuvo como país garante en el proceso de paz con las Farc y en diálogos previos del Eln con Colombia.

El avance y control territorial que ha asumido el Eln en territorio venezolano y cómo ha logrado tener el monopolio en zonas claves para la obtención de recursos para Venezuela como es el ‘Arco Minero del Orinoco’, son puntos diferenciadores de las dinámicas territoriales actuales de esta guerrilla en territorio vecino. Según el portal especializado Insight Crime, esta guerrilla tenía incidencia en 12 de los 24 estados de Venezuela.

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Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, señaló que esta decisión de Maduro es clave para las dinámicas territoriales y de seguridad que se viven en territorio venezolano, por la fuerte presencia de esta guerrilla, e incluso, resalta la importancia de entender a Venezuela más como un país parte que garante.

“Venezuela se ha convertido en un país parte de la dinámica, es decir, hoy dentro de la negociación no debería estar Venezuela como un facilitador, un país que busque dar garantías al Eln sino por el contrario, como un país parte. De nada sirve desarticular al Eln en Colombia si esta guerrilla continúa con presencia en territorio venezolano. Porque no solamente tiene un componente armado que se refugia en este territorio sino que ahora también tiene el control territorial de zonas que el Estado venezolano ha desamparado, donde perdió el monopolio de la fuerza y es el Eln quien domina allá”, explicó Rodríguez.

Vea: ¿Qué tan viable es retomar la negociación de paz con el Eln?

Para Socorro Ramírez, el rol de Venezuela no solo como país garante sino también como parte de la negociación, es una de las decisiones cruciales que debe tomar el gobierno Petro para tener claridad sobre el proceso de diálogo. “El gobierno colombiano debe examinar si convendría o no que Venezuela también sea parte de la negociación, que el mismo gobierno venezolano también asuma una disposición de afectar, apoyar y estimular a que esa guerrilla definitivamente acabe su accionar armado aquí y allá”.

Estas decisiones también se enmarcan en un contexto en el que Venezuela no cuenta con la legitimidad de antes en América Latina ni con los gobiernos de izquierda del continente, y que pueden funcionar para mejorar el relacionamiento con los países vecinos. “Venezuela ha sido aislada por ser reconocida como un régimen dictatorial pero ser facilitador en un proceso de paz con el Eln siempre va a traer un beneficio geopolítico para Maduro. Lo va a poner del lado de los que quieren la paz y si el proceso termina o tiene un final exitoso, traería una dinámica bastante interesante para él”, resaltó el vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

¿Cuáles son los retos que asumen Venezuela, Colombia y el Eln con este nuevo panorama?

“Del lado venezolano, hay retos fundamentales y uno de ellos es la necesidad de definir que la paz en Colombia es decisiva también para Venezuela y que en ese sentido, está dispuesto también a que cualquier negociación implica finalizar esa acción armada en ambos lados. Del lado colombiano, hay implicaciones muy grandes porque hay un reconocimiento de Maduro como actor legítimo, por parte del gobierno colombiano, y también le exige al país tener muy claro qué es lo que quiere, qué espera y qué entiende de la realidad actual de una guerrilla que ha ido tomando cada vez más su condición binacional”, explicó Socorro Ramírez, integrante de la delegación de paz del gobierno de Juan Manuel Santos para los diálogos con el Eln.

Los compromisos que debe asumir la guerrilla del Eln en este nuevo panorama, según el analista Víctor de Currea-Lugo, son evaluar lo que ha pasado en los últimos cuatro años en el país y qué postura tomarán frente al proyecto de la Paz Total del presidente Gustavo Petro.

“Hay una propuesta multilateral de diálogos al que el Eln tiene que llegar con una postura e internamente tener debates que les permitan ratificar, rectificar y reorientar su política. Supongo que una de las cosas que se darán serán reuniones de la dirección nacional del Eln para que revisen cuál es este nuevo panorama con Venezuela y definan qué dejarán del anterior proceso de diálogo, con qué continuarán y cuál será una contrapropuesta para el gobierno y las partes”, señaló Currea-Lugo.

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El analista también señaló que la decisión de Venezuela debe ser vista de forma integral y permitir la creación de una agenda mucho más amplia que involucre las conflictividades que se viven en la zona de frontera, donde no solo opera el Eln, pero sin perder el foco en el proceso de paz.

“La relación con Venezuela es muy fuerte porque es la frontera más grande, tenemos más de 2.200 kilómetros y por allí, el flujo de grupos armados ilegales, contrabando, personas que vienen y van, de economía compartida, es una muy buena noticia. Sin embargo, hay que ser capaces de diferenciar que aunque hace parte de un mismo paquete tienen elementos distintivos, porque una cosa es la paz y otra la frontera”, afirmó.

Este panorama abre una nueva puerta de análisis, discusiones, acuerdos y compromisos entre las partes para continuar con las negociaciones, llevar a buen puerto el proceso de paz con esta guerrilla binacional y firmar un acuerdo con la última guerrilla activa que nació en los años sesenta y que lleva casi 60 años buscando alcanzar la paz.

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