El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votará este jueves la renovación del mandato de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, en uno de los momentos diplomáticos más tensos desde su creación en 2017. La decisión llega marcada por las críticas del gobierno de Estados Unidos al presidente Gustavo Petro y por el relevo reciente en la jefatura de la Misión, ahora en manos del diplomático eslovaco Miroslav Jenča.
La Misión de Verificación —establecida tras la firma del Acuerdo de Paz con las antiguas FARC— ha acompañado durante ocho años la reincorporación de excombatientes y la implementación de los compromisos del Acuerdo de Paz y recientemente la aplicación de sanciones restaurativas impuestas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Su papel se amplió en 2023, cuando el Consejo de Seguridad autorizó a la ONU a tareas en la política de paz total del presidente Gustavo Petro.
Esa ampliación del mandato es precisamente uno de los puntos que hoy dividen a los miembros del Consejo. Mientras Colombia busca consolidar la verificación como una herramienta transversal a todos los procesos de paz, Washington ha manifestado su inconformidad con lo que considera una “politización” del papel de la Misión.
En su más intervención ante el Consejo de Seguridad el pasado 3 de octubre, el representante de Estados Unidos señaló que el Gobierno Petro “ha socavado el progreso hacia una paz duradera” y puso en duda el respaldo de su país a la continuidad del mandato.
La advertencia encendió las alarmas en Bogotá. Un eventual retiro o abstención de Estados Unidos —miembro permanente con poder de veto— podría alterar por completo la arquitectura internacional de verificación de la paz en Colombia. Hasta ahora la renovación del mandato había sido un trámite rutinario y unánime, pero la coyuntura actual abrió la posibilidad de un debate inusual en el Consejo de Seguridad.
El gobierno colombiano ha respondido con cautela. La embajadora de Colombia ante la ONU, Leonor Zalabata, defendió en la sesión del pasado 3 de octubre la vigencia y pertinencia del mandato, recordando que su presencia en los territorios sigue siendo esencial para garantizar la implementación integral del Acuerdo.
Es Zalabata la que se ha puesto al frente de las gestiones diplomáticas y se ha reunido con representantes de los 15 países del Consejo, buscando garantizar el respaldo a la continuidad del mandato.
En paralelo, la llegada de Miroslav Jenča como nuevo jefe de la Misión ha añadido un componente simbólico al debate. Jenča asumió oficialmente el 23 de octubre, tras la salida del mexicano Carlos Ruiz Massieu, y tendrá que enfrentar desde el inicio la tarea de conducir a la Misión en medio de las dudas sobre su continuidad.
Su nombramiento coincidió con el deterioro de las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Washington, tras la inclusión del presidente Petro, su esposa y su hijo en la Lista Clinton y las tensiones por las declaraciones del mandatario colombiano sobre la guerra contra las drogas.
Las tareas de la Misión de la ONU
La Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia tiene hoy bajo su responsabilidad la observación directa de cinco puntos del Acuerdo Final de Paz de 2016, entre ellos:
- El punto 1, sobre la Reforma Rural Integral.
- El punto 3.2, relativo a la reincorporación económica, social y política de los excombatientes de las FARC-EP.
- El punto 3.4, que aborda las garantías de seguridad para quienes están en proceso de reincorporación, así como para las comunidades y organizaciones en los territorios.
- El punto 5.1.2, sobre las sanciones propias de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
- Y el punto 6.2, correspondiente al Capítulo Étnico del Acuerdo Final de Paz.
Ese monitoreo hace parte del informe que cada tres meses le entrega la Misión de Verificación al Consejo de Seguridad.
Además, la Misión también verificó el cumplimiento del Cese al Fuego Bilateral Nacional y Temporal (CFBNT) entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Y, por solicitud de las partes, hizo parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación junto con la Conferencia Episcopal de Colombia, el Gobierno Nacional y el propio ELN, con presencia directa en varios departamentos del país.
Sin embargo, es importante decir que ese proceso de paz está detenido hace casi un año.
Fuentes cercanas a este proceso le han dicho a Colombia+20 que la Misión sí ha contemplado “revisar” algunos de los mandatos que hoy tiene bajo su supervisión.
¿Cómo es la votación?
El Consejo de Seguridad está conformado por 15 miembros, de los cuales cinco son permanentes —Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido— y diez son no permanentes, elegidos por periodos de dos años. Para que la resolución sea aprobada, se requieren al menos nueve votos a favor y que ninguno de los cinco miembros permanentes ejerza su poder de veto.
En la práctica, esto significa que el respaldo de Estados Unidos es decisivo, especialmente en medio de las recientes tensiones diplomáticas entre Washington y Bogotá.
La votación de este jueves será, por tanto, una prueba de fuego no solo para el Gobierno Petro que se eligió con las banderas de implementar el Acuerdo de Paz de 2016, sino también para medir su capacidad para que el Consejo de Seguridad de mantenga la unidad frente a uno de los procesos de paz más emblemáticos respaldados por Naciones Unidas.
En juego no está únicamente la renovación de un mandato técnico, sino la continuidad de un sistema de verificación que ha dado legitimidad internacional a la implementación del Acuerdo de La Habana y que hoy también acompaña los esfuerzos de paz con otros actores armados.
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