Los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) continuarán. Esa fue la principal conclusión tras la reunión que se desarrolló este viernes en la Casa de Nariño entre el presidente Gustavo Petro, su equipo negociador y representantes de los países garantes y acompañantes del proceso de paz.
El encuentro de emergencia se dio tras el ataque que perpetró esa guerrilla el pasado miércoles contra una unidad militar en la vereda Villanueva del municipio de El Carmen (Norte de Santander). El atentado dejó nueve uniformados muertos y otros nueve heridos.
La principal instrucción que el jefe de Estado le dio a su equipo negociador fue la de pactar, durante el tercer ciclo que se cumplirá en La Habana, un cese al fuego y de hostilidades y acordar el mecanismo de participación de la sociedad civil en el proceso. Aún no hay fecha para el inicio de esa tercera fase, pero se da por descontado que se desarrollará un preciclo para afinar detalles que permitan avanzar en la concreción de esos acuerdos.
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El presidente Petro también le encomendó otra tarea a su equipo negociador: preguntarle al ELN y determinar si su intención con este proceso de negociación es acumular fuerzas o salir del conflicto armado. Esto tras una exposición de media hora en la que dio un contexto histórico para explicar que en Colombia han existido esos dos tipos de procesos.
Después de escuchar un balance sobre los logros alcanzados en cuatro meses de negociación con el ELN, el primer mandatario dijo que se desarrollarían unas acciones de escucha, a petición de las comunidades azotadas por la violencia de esa guerrilla.
Al término del encuentro se realizó una rueda de prensa en la que estuvieron Otty Patiño, jefe de la delegación de Gobierno en esos diálogos, y por Danilo Rueda, el alto Comisionado para la Paz, donde se dieron más detalles de las tareas.
El primero en hablar fue Rueda, quien dijo que la respuesta de los países garantes, acompañantes y de la Iglesia Católica a esa reunión es una clara muestra de la “disposición de respaldo a la construcción” de la mesa de diálogo “que hoy tiene un traspiés y una situación de crisis”. Así mismo dijo que el ELN debe empezar a actuar “en consecuencia con sus propósitos y sus ideales políticos” y que con o sin cese al fuego “nada justifica este tipo de situaciones”.
Rueda también detalló que las comunidades de los territorios más afectados por las acciones del ELN le pidieron al presidente escenarios donde puedan ser escuchadas. “Las comunidades han convocado al Presidente de la República y a la delegación de paz del Gobierno a desarrollar una serie de escenarios de escucha donde ellos puedan compartir de manera inmediata sus preocupaciones y sus iniciativas de acuerdos humanitarios perentorios y exigentes a todas las partes, pero en particular al Ejército de Liberación Nacional”, dijo el Alto Comisionado de Paz.
Todavía no se sabe dónde serán esas escuchas, pero serán convocadas por las mismas personas en los territorios. Rueda indicó que el Gobierno está listo para responder a esa solicitud lo más pronto posible.
“El Ejército de Liberación Nacional tiene en sus manos una responsabilidad inmediata de generar esperanza en la sociedad colombiana. Esperamos que escuchen al pueblo colombiano que escuchen a las comunidades. Este gobierno del cambio ofrece ese espacio y esas posibilidades y (el ELN) pueden perder la oportunidad en este momento de la historia de ser artífices de la ética de la vida”, afirmó Rueda.
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A su turno, Patiño dijo que en la mesa surgieron dos grandes interrogantes. “El primero sobre si el ELN está usando las conversaciones para fortalecerse en sus territorios y como organización, o si por el contrario su estadía en la mesa significa una real vocación de paz y eso se une con que el ELN se reclama como una organización política, pero ese reconocimiento tiene que ver no solamente con algo que se escribe en el papel, sino fundamentalmente con actitudes y hechos”.
Y subrayó que ese grupo debe responderle especialmente a las “comunidades que ellos dicen defender o frente a las cuales ellos dicen tener apoyos” y también “frente a una comunidad internacional que ha abierto de par en par sus brazos para acompañar ese proceso”.
Patiño finalizó diciendo que “antes de que comience este tercer ciclo es absolutamente necesaria, una respuesta clara para que sepamos a que atendernos en las intenciones que tiene el ELN con relación a este proceso”.
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El atentado en Catatumbo configuró la segunda crisis por la que atraviesan las negociaciones en los cuatro meses que llevan los diálogos y motivó a una exigencia del Gobierno para pactar un cese al fuego bilateral. De hecho, la primera crisis también fue por ese tema. El 31 de diciembre, el presidente Petro anunció un cese al fuego con cinco grupos armados, entre ellos el ELN. Tres días después esa guerrilla dijo que no se había discutido en la mesa, lo que ocasionó un impase en los diálogos.
El atentado puso dudar al mismo Gobierno sobre las intenciones y voluntad de paz de ese grupo armado. “Un proceso de Paz debe ser serio y responsable con la sociedad colombiana”, dijo el presidente ese día en su cuenta de Twitter.
A la reunión de este viernes fueron convocadas las 17 personas que hacen parte del equipo negociador del Gobierno. Además estuvieron los acompañantes representados por monseñor Héctor Fabio Henao, de la Conferencia Episcopal, y Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia. También participaron los embajadores de Brasil México, Venezuela, Cuba, Chile y Noruega -países garantes del proceso-; y de España, Alemania, Suecia, Suiza -países acompañantes-.
Desde las 4 de la tarde el equipo negociador estuvo reunido, y sobre las 8:30 de la noche empezó el encuentro con los demás convocados, y un delegado por cada país y por cada institución acompañante.
La reunión empezó con una exposición a cargo del alto comisionado para la paz, Danilo Rueda; del jefe del equipo negociador, Otty Patiño; y del senador Iván Cepeda. Los tres presentaron un balance de lo logrado hasta ahora en la negociación con el ELN. Explicaron los impactos que ha tenido el accionar del ELN en territorios como Arauca, Chocó, Catatumbo y Nariño, en el que destacaron la voladura de oleoductos, la obstrucción de la vía alterna en el Cauca.
La conclusión es que han logrado 9 acuerdos, la formulación de la agenda y de un acuerdo nacional. Este atentado es un golpe a la credibilidad del proceso, a la confianza del país y un golpe que se infringe el propio ELN, concluyeron. Es absurdo pretender que pueden ganar algún reconocimiento de la comunidad internacional.
Otra conclusión es que se debe diseñar de manera cuidadosa del tercer ciclo para que se logren acuerdos que se comenzaron a trabajar en México. “La exigencia es llegar a esos dos acuerdos si queremos que el proceso tenga credibilidad en la sociedad colombiana”, dijo un miembro del equipo negociador de Gobierno.
El presidente Petro hizo un contexto y en media hora resumió la historia de los procesos de paz en Colombia desde el año 84 y explicó que hay dos tipos de concepción de los proceso de paz. Una en la que el proceso es para acumular fuerza militar y otra en la que el proceso es para salir del conflicto armado.
Hace unos días, Patiño emitió un pronunciamiento en el que sostuvo que, rechazaba el atentado y se solidarizaba con las víctimas, pero que le propondría al presidente Petro “hacer prioritaria la exigencia del cese al fuego y de hostilidades como condición necesaria para adelantar la participación de la sociedad civil en este proceso”. Esa participación civil ha sido uno de los pedidos históricos del ELN en los intentos de paz con otros gobiernos.
El atentado se perpetró apenas dos semanas después de que las partes cerraran el segundo ciclo de conversaciones en mesa y presentaran oficialmente la agenda de negociación. El documento hablaba explícitamente de un cese al fuego y hostilidades de carácter bilateral para la superación del conflicto armado.