Este jueves, familiares de personas desaparecidas, organizaciones de derechos humanos, funcionarios y colectivos de memoria subieron nuevamente a La Escombrera. “Nos encontramos para reafirmar que la verdad sigue emergiendo”, dijeron al llegar a esa simbólica zona de la Comuna 13 de Medellín, para conmemorar el primer aniversario del hallazgo de los primeros restos humanos de víctimas de desaparición forzada en este lugar, señalado durante décadas como una fosa clandestina.
Una a una, a pie, como lo han venido haciendo por años, las buscadoras del colectivo Mujeres Caminando por la Verdad volvieron a subir a ese punto para no dejar morir la memoria de lo que allí ocurrió. Con camisetas blancas, las fotos de sus familiares al cuello y portando gorras y pañoletas moradas con la ya emblemática frase “Las cuchas tienen razón”, el colectivo también conmemoró el aniversario de la muerte de Luz Ángela Velásquez, integrante del grupo y una de las mujeres que sostuvo por años la denuncia sobre lo ocurrido en este sitio.
Su nombre fue incluido, junto al de otras buscadoras fallecidas, en una mandala elaborada con los nombres de 27 mujeres que murieron sin conocer la verdad sobre sus seres queridos. Además de Velásquez, fueron nombradas Bertha Goez y Arnobia Gutiérrez.
Para las organizaciones convocantes, el reconocimiento de estas mujeres es inseparable del proceso de búsqueda en La Escombrera.
“Han sido más de dos décadas escarbando la verdad y desenterrando la justicia”, señalaron, insistiendo en que sin la persistencia de las familias buscadoras este proceso nunca habría comenzado.
Durante el acto hubo una misa, intervenciones artísticas y la presencia de Fuerza Grafiti, el colectivo que impulsó los murales con la frase de las cuchas, convertida en símbolo de la lucha de las familias buscadoras y de la reivindicación de su palabra frente a años de negación y estigmatización.
El acto coincidió con el anuncio de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de un avance significativo: la identificación de una víctima recuperada en La Escombrera.
Se trata de una menor de 17 años, desaparecida el 24 de agosto de 2002, en hechos atribuidos a integrantes del bloque Cacique Nutibara de las antiguas estructuras paramilitares. El cuerpo fue hallado el 15 de julio de este año y, tras estudios forenses de Medicina Legal, se estableció plenamente su identidad, lo que permitirá avanzar en la entrega digna de sus restos a la familia.
Durante la conmemoración se leyó un comunicado conjunto de las organizaciones de víctimas -Mujeres Caminando por la Verdad, el Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice)- y la Corporación Jurídica Libertad, donde se subraya la exigencia histórica como los avances forenses.
“Por años, La Escombrera fue señalada por las familias buscadoras como un sitio de desaparición forzada y sepultura clandestina. Durante años, esas denuncias fueron desoídas, minimizadas o negadas. Hoy la evidencia forense confirma lo que las víctimas siempre supieron y lo que el Estado se negó a reconocer. Aquí se enterró la verdad junto con los cuerpos”.
La Escombrera no es un sitio de muerte, sino un espacio de memoria viva
En este año se han encontrado restos de siete víctimas, aunque paradójicamente ninguno ha sido de las madres que integran a las Mujeres Caminando por la Verdad. De ese total, seis ya han sido plenamente identificadas.
“Cuatro ya fueron entregadas a sus familias, permitiendo actos de despedida digna que durante años fueron negados. Cada identificación es un acto de dignidad y justicia frente a décadas de incertidumbre, dolor y abandono institucional”, se precisó en el documento.
Las familias hicieron énfasis en que la lucha no concluye con un acto o la identificación de un cuerpo. La conmemoración de este 18 de diciembre fue, en sus palabras, “un recordatorio de que la memoria sigue siendo una herramienta de resistencia, un espacio donde la verdad y la dignidad no pueden ser enterradas de nuevo”.
Las organizaciones también enfatizaron que en la Comuna 13 aún se reportan cientos de personas desaparecidas, muchas de ellas durante 2001 y 2003, cuando se dieron las operaciones militares, entre ellas Orión, considerada una de las más grandes a nivel urbano, y que, según varias sentencias, prueban la connivencia entre el Estado y los paramilitares para desaparecer a personas.
En el comunicado se dijo que era importante que La Escombrera no sea recordada solo como un sitio de muerte, sino como un espacio de memoria viva y de exigencia de justicia. La frase “Las cuchas tienen razón” ha trascendido la memoria local y se ha convertido en un reclamo nacional de reconocimiento a las víctimas que fueron sistemáticamente ignoradas.
Al mismo tiempo, las organizaciones advirtieron en el comunicado sobre los retos que persisten en el marco de la justicia transicional, especialmente en cuanto a la articulación entre la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), cuya coordinación en el último año en esa zona ha sido compleja y ha generado tensiones que repercuten en las familias.
En contexto: Cara a cara: JEP y UBPD dan versiones tras aumento de tensión por búsqueda en La Escombrera
“Esta falta de coordinación ha generado retrasos, incertidumbre y afectaciones emocionales a las familias, que no pueden seguir pagando los costos de las falencias del Estado. La búsqueda de las personas desaparecidas exige voluntad política, articulación real y centralidad de las víctimas. Esperamos que haya voluntad política de ambas entidades para superar los obstáculos y reconocer los aportes colectivos”, afirmaron en el comunicado.
También se hizo un llamado al Estado colombiano para garantizar financiación sostenida, apoyo técnico permanente y un compromiso real para que las medidas cautelares que permiten la búsqueda e identificación continúen sin interrupciones.
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