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Durante dos días, 29 y 30 de abril, la Universidad de Córdoba en Montería recibirá a algunos exjefes paramilitares que fueron nombrados gestores de paz para avanzar en trabajos de reparación a las víctimas del conflicto armado.
Esto se da en el marco de la resolución 453 de 2024 en la que el presidente Gustavo Petro hizo dicha designación a 18 excomandantes de las AUC con miras a abrir una mesa de paz.
Precisamente, el documento indica que el objetivo es que “contribuyan con su conocimiento y experiencia al desarrollo de actividades de construcción de paz y garantías de no repetición, estructuración de procesos de paz y estrategias de acercamientos con actores armados ilegales”.
Entre ellos está Rodrigo Tovar, conocido como Jorge 40; Ramón Isaza; Hernán Giraldo; Diego Fernando Murillo, conocido como Don Berna; Carlos Mario Jiménez, conocido como Macaco, y otros.
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Durante los dos días de encuentro, que además estarán abiertos al público, representantes de la Consejería Comisionada de Paz estarán presentes, por petición de las víctimas.
Además, los ‘exparas’ tendrán encuentros con funcionarios y directivos de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) y la Unidad de Víctimas para establecer acciones concretas de sus planes de trabajo.
Esto se da en el marco de que la resolución que los nombra gestores de paz termina su vigencia el próximo 8 de mayo de 2025, por lo que deberán entregar un informe de los resultados en los planes de trabajo a más tardar este viernes 2 de mayo.
Universidad de Córdoba como escenario de reparación
En ese contexto, el objetivo de la jornada será que algunos de esos gestores presenten resultados en la búsqueda de personas dadas por desaparecidas, la identificación y ubicación de bienes relacionados en su proceso de desmovilización y la reconstrucción del tejido social sin revictimización.
De ahí que el escenario no sea un detalle menor, pues las instalaciones de esa institución fueron testigos de la ola de violencia del paramilitarismo en esa región del país. La toma de la Universidad fue uno de los hechos más sombríos del actuar de las AUC, cuando paramilitares se hicieron con la dirección de claustro y cometieron asesinatos contra al menos nueve profesores, siete estudiantes y tres trabajadores.
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La toma, que se vivió entre 1995 y 2008, pero con plena intensidad en 2000, fue documentada por la Comisión de la Verdad.
En su Informe Final, la entidad afirmó que casi todas las instituciones educativas del Caribe fueron cooptadas por los “paras” a la cabeza del ex comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Salvatore Mancuso, como parte de un “proyecto regional”.
“Las decisiones se tomaban en los campamentos de los jefes paramilitares, como en las montañas del Nudo del Paramillo, desde donde Salvatore Mancuso controlaba a las directivas de la Universidad de Córdoba”, detalla el capítulo.
Según la Comisión de la Verdad, además de controlar las arcas de las universidades que empezaban a tener recursos propios tras la Ley 30 de 1992, la guerra fue contra estudiantes, sindicalistas y profesores.
El plan paramilitar se convirtió en el gran exterminador de la guerrilla y de todo lo que “tuviera que ver con la izquierda”, como lo dice el libro de la reconocida periodista Ginna Morelo, La voz de los lápices, que se publicó en 2023 y aborda la toma de la universidad y los duros y vivos efectos de ese hecho.
La pérdida de estos docentes y su legado borrado de la historia de Córdoba -y de la universidad- provocó en la región silencio absoluto y el exterminio de los sindicatos, el movimiento estudiantil y el pensamiento crítico.
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